Capítulo 40: Daños

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Capítulo 40: Daños.


"Porque te amo más de lo que puedo expresar.

Si pudiera decírtelo, te lo haría saber."

W. H. Auden.


Pov Seung.

Llené los formularios una vez más. La verdad últimamente no hacía mucho en la empresa, más bien todos los empleados hacían todo por mí, yo estaba para supervisar simplemente. Me eché hacia atrás en mi silla y me di la vuelta para mirar hacia la ventana. Había recibido hace unos diez minutos más o menos un mensaje de Ji Yong diciendo que llegara temprano a casa porque debía darme una noticia importantísima y ahora ya no podía dejar de hacer hipótesis de lo que sería eso. ¿Qué noticia quería darme? Quizás ahora sí quería casarse conmigo, ok, no creo, y tampoco pienso volver a preguntarle para quedar como idiota. Si Ji quería quedar así, así quedaríamos y seguiríamos todo bien. Sentí la puerta de la oficina abrirse y me di la vuelta para encontrarme con Daesung quien sonrió al verme y yo hice lo mismo, aunque dejando de lado la historia de que Mi hermana quería saber el número de Dae porque lo encontraba guapo, claro que no se lo daría.


-Presidente Choi, un hombre le busca. Dice que quiere hablar con usted.


-¿Quién es?


-Dice que se llama Min Hyun. -¿Min Hyun? No conocía a nadie con ese nombre. Fruncí el ceño pensando un poco... Ah, el cuñado de Ji Yong, ese idiota. ¿Conmigo quería hablar? No me daba muy buena espina esto, podría haber dicho que no quería hablar ahora o que estaba ocupado, pero la curiosidad era más grande que yo.


-Dile que pase.


-Ok.


Yo me quedé pensando, ¿para qué me quería él? Es decir, apenas nos conocíamos y yo no tenía la mejor impresión de él que digamos, es más el tipo era un desagradable, pero le escucharía, algo tenía que decir y yo no podía hacer el loco, algo tenía que ver conmigo si quería hablarlo. El hombre entró en la oficina y sonrió con superioridad, yo no le hice caso, simplemente le miré nada más.


-Hola, Seung Hyun.


-Hola.


No dije más, la verdad tampoco teníamos mucho de qué hablar. El tipo sonrió y a mí me pareció raro, algo traía en su mente y me daba mala espina saber lo que era. Me acomodé en mi asiento, después de todo aquí yo era la autoridad máxima, cualquier cosa que él dijera, si a mí no me parecía bien, lo podía echar. El hombre se acercó y tocó el cuadro de cristal que tenía mi nombre en el escritorio, yo le resté importancia.


-Sí que eres inteligente, Seung Hyun. –Sonrió maliciosamente y yo le miré, serio.


-¿Qué sucede?


-También eres de pocas palabras. –Volvió a sonreír, este tipo me molestaba mucho. –Seré sincero, quiero ser inversionista de esta empresa.

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