Un juego sucio.

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Capítulo 2: Un juego sucio.


"Seguimos acercándonos, tú y yo, sin que nadie nos vea...

Disfrutándonos."


Pov Seung.

Me puse la chaqueta luego de estar casi cinco minutos abrochándome la puta camisa que ni siquiera es de mi gusto, pero a Hye Mi le gustaba, no podía hacer nada contra eso. Ella no me habla, está furiosa, camina de un lado a otro poniéndose los aretes, peinándose y colocándose sus anillos. Seguramente si le habló me gritará, quizás está enojada porque llegue casi a las 5 am a casa, o porque llegué con olor a alcohol y cigarrillos, o quizás estaba furiosa porque ahora mismo estábamos retrasados para el almuerzo del que venía hablando hace dos semanas atrás. Ese almuerzo tan importante con su prima, la que llegaba después de dos años de estar en New York. ¿Sino por qué más estaría molesta? No creo que fuese por lo pasado con aquel rubio esa misma noche, no, no había manera de que ella lo supiera, o por lo menos, él no se lo diría, sería un secreto llevado a la tumba. Una cosa era engañarla con una mujer (aunque nunca lo había hecho, mi lema era ser un hombre hecho y derecho y no engañarla... o al menos ese era mi lema antes), pero peor era engañarla con un hombre, eso sí que heriría su orgullo... y también a mí cuando me lanzara los platos por la cabeza.


-Te dije que hoy era el día y te quedas dormido. ¿No podías ir de fiesta otro día? –Ella me miró, desafiante, con esos ojos fuertes que intimidaban a cualquiera que le llevase la contraria.


-No quiero pelear ahora... -fue todo lo que le dije, y ella se enfureció. Tomó su cartera y me lanzó las llaves del auto al pecho en señal para salir dela casa lo antes posible.


Simplemente tomé las llaves y salí desganado. Ella tenía razón, yo me había quedado dormido y por eso íbamos algo retrasados, pero ya estaba hecho, así que con regañarme no arreglaría nada. Me subí al auto y entonces ella se sentó de copiloto mientras se abrochaba el cinturón de seguridad. Ni siquiera me miró, solo fijó su viste en la ventana. Algo de pena me dio, después de todo, aparte de haber estado con alguien que no era ella, me había quedado dormido, y sabía que para ella era importante el ver a su prima que no veía hace dos años. Suspiré, debía entenderla aunque sea un poco, ¿no?


-Hye Mi, No te enojes, ¿sí? Lo siento. –Ella me miró y soltó un suspiro y sonrío con pocas ganas.


-Vale, pero sé bueno y no la mires fijamente, es tímida, muy dulce. Ah, por cierto, seguramente estará con su novio, así que tampoco le mires feo a él, es un chico... ¿simpático? Bueno, es lindo y simpático.


-¿Lindo?


-¿Celoso?


-Tú quisieras. –Ella se rió y entonces yo me sentí más tranquilo, por lo menos no habría tensión entre nosotros.


Seguí las indicaciones de Hye Mi, ella sabía la dirección, su prima se la había enviado la noche anterior por celular. Mantenía mi mirada adelante sin desconcentrarme. Entramos por una calle y entonces me hizo parar de repente. Me estacioné, ella se sacó el cinturón de seguridad rápidamente con una sonrisa. Yo miré por la ventana la casa, era una casa... ¡Conocida! El estómago se me revolvió y recé a Dios porque no fuera la misma casa, porque estuviera equivocado. Era la hermosa casa en la que había estado la noche anterior. ¿Cómo es que Hye Mi me había traído hasta aquí? Acaso... no, no, ¡no! Si fuera como lo pensaba hubiera conocido a Ji Yong mucho antes, no podían ser parientes, por ningún motivo. Si fuese pariente de Hye Mi todo sería completamente catastrófico, no podría vivir con eso en la mente.

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