Tu recuerdo.

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Capítulo 12: Tu recuerdo.


"Ya he probado las prisas,

El sexo exprés y los amores precipitados.

La abolición de las preliminares, los ombligos pasajeros,

Los 'te quiero' a primera vista,

Los cuerpos fugaces, las bodas en las vegas,

Las cremalleras atropelladas.

Me enamoré de desconocidas y las desquise a contrarreloj.

Ya no quiero eso.

Necesito encontrar un amor a fuego lento."



Pov Seung.

Me removí bajo las sábanas y abrí despacio mis ojos. El sol llegaba en pleno a la habitación y le daba ese toque como si fuera una habitación en el caribe, ya que la habitación y la cama era grande y fresca. Me sentí completamente libre, quizás porque estaba desnudo. Eran las nueve de la mañana, me sorprendía despertarme tan temprano. Había irrumpido en la casa de Ji Yong a las 2:20 am y ahora estaba despierto temprano, generalmente dormía un poco más. Miré a mi lado, Ji seguía durmiendo, estaba boca abajo con su cabello en su cara. No podría explicarlo bien, pero me sentía tan bien. En mi vida había hecho de todo. Después de la partida extraña y sin aviso ni razón de una de las personas más importantes para mí, había tenido un cambio de 360°. Yo, hasta los 16 por lo menos, había sido tranquilo, algo tímido e incluso contraído. Luego de todo, me dio por salir de fiestas, no llegar a casa en días y comportarme como idiota, incluso sucedió lo de Seo Young, una mujer mayor que yo, con la que finalmente terminé perdiendo más que mi camisa, ese era otro recuerdo que no me gustaba para nada. Fue la forma más estúpida de perder la virginidad, con alguien de mayor experiencia y además por despecho, como un buen hombre abandonado.


Me reí, en ese entonces era un idiota. Y es que lo había probado todo. Había hecho cientos de cosas durante cinco años seguidos solo para sacarme de la mente todo el suceso pasado y para olvidar, que era lo esencial. Algunos, dicen que superan las cosas llorando o encerrándose en sus casas, bueno, yo me dediqué a andar por ahí. Si me preguntaban, había tenido varias novias. Había intentado buscar en cada una de ellas algo que fuera parecido a él, pero no lo encontraba, quizás por eso no duraban más de dos meses conmigo. Les había dado amor a la chica que me lo pidiera, la que necesitara de cariño, se lo había dado, solo por compromiso. Pero nunca a un hombre. Había conocido solo Dios sabe cuántos lugares dentro del mundo, había salido de casa sin dinero y había llegado a muchos más lugares que mis padres. Estuve cinco años perdido por ahí conociendo gente, había bebido hasta no poder más y quedar tirado con gente que no conocía. Había fumado cigarros y lo que me dieran a probar, pero nunca me gustaron del todo, prefería el cigarro normal, sin ningún tipo de beneficio salvo tranquilizar mi ansiedad. Había tenido sexo con la novia que tuviera, intentando buscar algo que me hiciera sentir en el cielo, pero había sido un fracaso, solo había logrado soltar mi esencia en el lugar, nunca dentro de ninguna. Siempre pensé, que en el momento en que sueltas tu esencia dentro de alguien es para marcar que esa persona es tuya, y eso era demasiado comprometedor para mí. Recién a los 21 años me calmé, volví a Corea y me dediqué a cambiar, completamente seguro de que él no volvería nunca más y que tampoco lo encontraría en alguna otra parte o en alguien. Decidí que era momento de dejar los amores pasajeros que nunca me sirvieron y conocí a Hye Mi. Fue como las demás, la quise un tiempo, luego solo fue parte de la vida, pero decidí comprometerme luego de unos años, por el negocio, porque pensé que casándome me calmaría, pero sí que estaba equivocado. Luego apareció Ji Yong para matar mi promesa. Nunca tendría algún tipo de relación con un hombre. Y ahí estaba, teniendo una relación carnal con él. Lo cierto es, que Ji era mi amante, nada más que eso. Él no podía controlar mi vida, no me hacía escenas estúpidas, ni me obligaba a hacer cosas, pero aun así, había logrado lo que las más de 15 mujeres que había tenido no habían podido lograr, tenerme a su maldita disposición más de dos meses. Yo necesitaba algo diferente, algo que me relajara, y Ji parecía hacerlo bien. Además de hacer un buen sexo, tenía esa personalidad inigualable que hacía que me sintiera tan putamente relajado como ahora. Quizás porque se parecía a él. Por eso pensaba que Ji se merecía todo lo que tenía, tenía una buena vida y una novia estupenda con él, y lo merecía, porque tenía una personalidad de esas que sólo yo he visto en la vida, que todavía recuerdo muy bien. Esa personalidad tan armoniosa, sincera, alegre y juguetona, de esas personas que te hacen reír sin importar como estén ellas.

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