En las nubes - Parte 2.

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Capítulo 39: En las nubes. –Parte 2.


"Usted es el único medio que necesito para tocar las nubes,

Nada más"

Victor de la Hoz.-


Pov Ji.

Deslicé las llaves de casa tranquilamente, Seung debía venir bajando del auto, aunque no tenía ojos en la espalda podía saber lo que hacía. Yo abrí la puerta despacio y entonces sentí unos grandes y musculosos brazos abrazarme por la cintura desde atrás. Yo sonreí como idiota, la verdad ya estaba acostumbrado a sonreír como idiota y esta no era la excepción. Sentí sus labios besar mi mejilla y yo tomé sus manos que se mantenían en mi estómago. Yo sonreí mientras él repartía una docena de besos en mi rostro y parte de mi cuello. Me di la vuelta para mirarlo y tomé su cabeza entre mis manos, acariciándolo tranquilamente, inhalando su olor.


Me acerqué lentamente a él y pasé mis manos delicadamente por su cuello, acariciando con delicadeza cada parte de su piel. Seung sonrió de una manera tan brillante que, aunque el sol se estuviera escondiendo, sus perfectos dientes blancos podían iluminar todo. Sus manos no se hicieron esperar y pronto las sentí apretar mi cintura, respiré su perfume llenándome de su aroma por completo y sonreí. Él sonrió despacio, mostrando sus hoyuelos en sus mejillas, tocó su nariz con la mía y yo cerré mis ojos sintiendo sus labios rozar de a poco los míos, con una sensación de electricidad recorriendo mi cuerpo. Yo busqué más contacto con él y pronto unimos nuestros labios en un beso, sin profundizar, sólo para sentir lo cálido y tranquilo del roce.


-¡Es bueno ver a dos jóvenes tan enamorados como ustedes!


Nos separamos de inmediato, nerviosos a más no poder. La señora Su, nuestra vecina de la casa de al lado era una señora muy amable, de unos sesenta años aproximadamente y siempre nos hablaba de forma cariñosa y atenta. A pesar de que la señora era un amor de persona y nos encantaba verla, yo estaba rojo como tomate y Seung quiso soltar a reír. A pesar de que estábamos muy avergonzados, Seung Hyun se giró y le sonrió saludándola.


-Es bueno verla, señora Su, espero que haya sido un buen día para usted también.


Yo entré casi corriendo a casa y Seung rápidamente detrás de mí, yo tiré mi cartera sobre el sofá y caminé por la sala intentando que el calor de mis mejillas rojas se fuera.


-¿No pudiste hacerlo dentro de la casa? –Me reí mirándolo y de forma divertida y él soltó a reír abrazándome desprevenidamente, con su cabeza aplastada en mi hombro y con fuerza, sin dar tregua a que me soltara de su agarre.


-No fui yo, tú me besaste primero. –Yo me reí de nuevo.


-Lo bueno es que ella es muy buena señora, adora a todo el mundo, parecía contenta de vernos. –Seung me apretó un poco más fuerte entre sus brazos y yo pensé que terminaría por estrangularme.


-Mmm... ¿debería tener cuidado de que te adore mucho a ti?


-Tonto. –Reí y me abracé nuevamente a su cuello, él sonrió y me acercó un poco más a él si es posible.


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