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Después de esas palabras, Katsuki se movió del lado de la chica camino al enorme patio del palacio, en dirección a la montaña quemada y dormida.

Desde hace un tiempo, el primogénito sentía un fuerte interés por lo que era el santuario que había visitado hace varios meses atrás y donde había encontrado al hombre de las cicatrices en su rostro, quien le había pedido que se alejara de Alfa para poder asesinarlo finalmente y volver con su gente a vivir en paz. Solía pasearse por el lugar una o dos veces por semanas, sentándose en silencio frente a la figura de piedra que parecía una mujer encinta luchando del dolor. Pasaba algunas veces desde el medio día hasta el anochecer, u otras veces se retiraba en la madrugada, disfrutando como la naturaleza seguía su camino dejándolo de lado; sintiendo que a veces sus antepasados se comunicaban con él por el rocío que se impregnaba en su ropa y el viento que le producía cosquillas en su espalda.

Cuando llegó esa mañana se sentó como de costumbre frente a la fémina figura, observando claramente como la mueca del supuesto rostro se contraía con fuerza. Ladeó un poco la cabeza, apoyándose en una mano para incorporarse lo suficiente como para terminar en cuclillas frente a la enorme roca.

— ¿realmente eres humana? —susurró el rubio ceniza, al momento que su mano se estiraba suavemente hacia la inerte piedra, acariciando la punta que parecía la nariz— ¿y este acaso es tu bebé? —murmuró al momento que estiraba la mano suavemente sobre el frío y duro bulto, posando su mano en la roca. Cuando la palma entera descansó sobre esta, Bakugou Katsuki sintió como esta se estremeció bajo su tacto, transmitiendo el fuerte temblor hacia la tierra; haciéndola temblar los pocos segundos que Katsuki se tardó en asustarse y retirar su mano. Miró con impacto la piedra por varios segundos justo antes de levantarse, sintiendo como los pájaros alzaban vuelo conmocionados por el temblor que acababa de ocurrer— Joder —susurró antes de volver a sentarse, tomando un poco más de distancia.

Pensó muchas cosas de forma frenética en lo que él sintió que eran minutos, pero que realmente fueron muchas horas que le tomaron hasta el anochecer. Cuando finalmente llegó a la conclusión de que algo se comunicaba a través de la roca con él, se levantó y en medio de la oscuridad siguió el camino que sabía de memoria hacia la casa de Todoroki, entrando como siempre por el patio. Sonrió de lado desde los pies de la quemada montaña al ver como Kaminari seguía ayudando a Midoriya a caminar por el césped, viendo como este cojeaba y su cuerpo temblaba del dolor y el esfuerzo.

Bajó hasta el patio de forma tranquila, recogiendo un palo a medio carbonizar para el momento en que pasó a menos de diez metros de semana del pecoso, lanzar su clásico y fuerte silbido con el que solía llamarlo. Alfa alzó la mirada de forma rápida e inconsciente al momento que el rubio ceniza le lanzaba el palo mientras le vociferaba un "atrápalo Alfa". Logró subir la mano para repeler el objeto al momento que fruncía fuertemente su entrecejo, soltándose del rubio para dar dos pasos hacia él de forma furiosa antes de que su pierna con la prótesis se torciera y fuera de bruces al piso, con un golpe seco. Bakugou se rió un poco y siguió caminando mientras le escuchaba gruñir con rabia y comenzar a gritarle improperios.

— Maldito idiota! —le gritó mientras se apoyaba en sus brazos, alzando su mirada mientras veía a su compañero caminar a la casa— maldito... idiota —dijo en un murmuro que salió quebrado al momento que sus ojos humedecidos se desbodaran, provocando que de forma automática el rubio se girase a él preocupado de escucharlo llorar por primera vez, caminando rápidamente a él para ayudarlo a levantarse— no —susurró de forma seca cuando estuvo a solo centímetros de tomarlo. El rizado se incorporó en sus dos temblorosas manos y pierna antes de levantarse y agarrarse rápidamente de Kaminari para evitar caerse. Cuando estuvo estabilizado y de pie, tragó saliva con fuerza antes de mirar a Bakugou, quien le miraba preocupado y en silencio al notar que no paraba de llorar— sigue tu camino —susurró, volviendo a acomodarse en posición con Denki y así seguir caminando por el lugar a pesar de sentir su cuerpo fatigado.

Aunque Katsuki quedó aturdido al ver como caminó en dirección opuesta a él, fue rápidamente hacia la casa, buscando a Jirou para ayudarla a lo que tenían pendiente. Luego de que ayudaran a cocinar, fueron al poso y prepararon la tina para poder darse un baño, donde fue primero Jirou al ser quien disfrutaba el agua a altas temperaturas.

En ese momento Bakugou estaba recostado en su lugar, mirando el techo mientras pensaba en lo ocurrido con la piedra del santuario cuando sintió los fuertes y débiles pasos de Alfa. Miró a su lado, justo al momento en que el pecoso venía apoyándose de la pared para poder llegar a la entrada, jadeando del cansancio. Katsuki se sentó en posición india mientras lo vio despegarse de la pared y caminar de forma lenta, temblorosa e insegura; como si fuese un niño dando sus primeros pasos.

— tranquilo, yo te recibo —murmuró mientras se levantaba, estirando sus brazos hacia el chico quien gruñía del esfuerzo. Dio los últimos pasos antes de volver a perder el equilibrio, estirando sus brazos hacia el rubio ceniza quien lo recibió entre sus brazos y le dio estabilidad, abrazándolo contra sí.

El cuerpo entero de Alfa temblaba por el esfuerzo físico del día, además de estar cubierto de una capa de sudor y tener la ropa adherida al cuerpo y fría. Con cuidado peinó los húmedos rizos con una mano, viendo como el oji esmeralda estaba apegado al pecho de este mientras jadeaba. Con cuidado los sentó a ambos en el piso, comenzando a despojarlo de la ropa húmeda.

— ¿te duele algo específico? —le dijo Bakugou mientras le sacaba la camisa, desabrochando con cuidando los nudos antes de sacarla por su cabeza.

— la espalda, mucho —dijo en un simple murmuro mientras él desabrochaba su pantalón, sacándolo con ayuda del contrario. Se quedó mirando a medio camino su muslo cicatrizado y lo rojo que estaba debido a la venda que sostenía la prótesis. Con cuidado ambos la sacaron, tratando de ahogar los quejidos que le arrancó repetidas veces gasta que finalmente se liberó de ella, dejándola con cuidado a un costado. Se quedaron en silencio unos segundos que sintieron eternos antes de que ambos se miraran a los ojos al mismo tiempo.

— perdón por haberte hecho llorar, no fue mi intención —susurró antes de acunar suavemente en rostro entre sus manos, acariciando la piel con las yemas de sus dedos— te prometo que falta poco para que nos vayamos, antes de eso quiero llevarte a conocer algo, justo después de eso nos marcharemos —aseguró, viendo como los ojos del pecoso volvían a aguarse, pero esta vez con los ojos cargados de alivio.

— pero, la flor —susurró mientras tragaba saliva, viendo como el otro negaba con su cabeza de forma segura.

— tal vez estoy interpretando mal las cosas, creo que ya la he encontrado, pero me faltan cosas por comprobar —aseguró, sonriendo levemente— en cuanto puedas caminar solo te llevaré a que me acompañes a comprobarlo, y luego solo faltará volver a casa —aseguró con una sonrisa dulce. Alfa sonrió de forma amplia antes de asentir con su cabeza, dejando su cabeza justo en el cuello del hombre de la capa roja, suspirando pesado.

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⏰ Última actualización: May 19, 2021 ⏰

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