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- ¡ah, mira, ya llegamos! -dijo Jirou esa mañana a Katsuki, cuando los tres se encontraba de pie en una pradera y ella señalaba a lo lejos varias estructuras juntas, plantaciones y animales encerrados en medio de palos de madera.

- ¿aquí nos darán comida? -murmuró Bakugou un poco molesto de ver como los animales estaban encerrados. Se giró a ver como Alfa caminaba con un evidente aburrimiento junto a ellos, haciendo un pequeño puchero. 

- seguro que sí, los Todoroki son amigos de mi madre, nos atenderán bien -le dijo la chica de forma entusiasmada, mientras suspiraba con evidente alivio. 

Desde hace dos días que llevaban caminando sin parar, deteniéndose apenas para poder comer, dormir o hacer sus necesidades. Llevaban comiendo lo que Alfa cazaba de forma ocasional para ellos, pero al notar que el pecoso estaba aburrido y exhausto, decidieron que usarían los artefactos que conocía Kyouka para poder cazar animales pequeños como las redes a presión, mientras que Katsuki se dedicaba a pescar peces en los arroyos con ayuda de una lanza. 

- esperen aquí, iré a buscarlo -aseguró ella antes de tomar bien su bolso y trotó hacia ellos, adentrándose entre las estructuras de madera. Bakugou se detuvo y notó como a su lado Alfa se dejó caer al piso, suspirando largamente mientras relajaba su cuerpo, arrancando una sonrisa a Katsuki. 

- un camino difícil, ¿no? -le dijo el ojirubí mientras se arrodillaba a su lado y luego se sentaba de forma tranquila a su lado, estirando las pies y dejando su cabeza sobre el césped, justo al lado de la de Alfa. 

Se dedicó a mirar el cielo, por el cual corrían una que otra nube gris, cargada de lluvia. Se giró suavemente y vio como Alfa tenía su verde mirada clavada sobre él, analizando antes su piel porcelana y ahora los rubíes ojos que le miraban también. 

- ya falta menos, Alfa -dijo antes de subir muy suavemente su mano hacia el rostro del contrario, acariciando la estrellada mejilla con el dorso de sus dedos, estirándose suavemente hacia él. Sentía que quería besarlo, y aunque Alfa no le dijera directamente que no, siempre que encontraba esa ocasión a solas con él se dejaba querer por Katsuki, y era una actitud que el chico adoraba. Se giró suavemente y se apoyó sobre su costado, tomando la quijada del chico con dulzura- si no quieres, puedes apartarte -le susurró suavemente, mientras se estiraba hacia él. Sentía sus alientos fuertes y acelerados chocar entre sí, haciendo que para Bakugou fuese inevitable tragar saliva mientras acercaba centímetro a centímetro su boca a la del salvaje. 

- ¿ustedes son Bakugou y Alfa? -escuchó una invasiva voz de fondo, haciendo así que Katsuki saltara en su lugar y se girara a ver que a sus pies se encontraba un hombre de cabello blanco y rojo con una predominante cicatriz vieja en su rostro. Llevaba sus brazos cruzados por sobre su pecho y una mirada seria que hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Alfa mientras se sentaba y se ponía de pie con las pocas fuerzas que les quedaban. Bakugou se puso rápidamente de pie y notó como a un par de metros y por un camino de gravilla había una estructura unida a caballos- Jirou me ha mandado por ustedes, asumo que ustedes son los salvajes a la mitad del camino -murmuró con un tono molesto, observando de pies a cabeza al rubio, quien frunció firmemente su entrecejo al notar la mirada despectiva que tenía puesta sobre él. 

- sí, nosotros venimos con Kyouka -murmuró desconfiado, tomando con fuerza el brazo de Alfa mientras lo colocaba detrás de sí. Notó como el hombre de la cicatriz rodó sus ojos antes de señalar los animales a su espalda, alzando sus hombros. 

- no los obligaré a venir, sinceramente, pero espero se suban al carruaje -murmuró antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia el lugar. Alfa se zafó suavemente del agarre del rubio, antes de señalar con su cabeza al hombre. Y aunque Bakugou quiso oponerse, se vio obligado a seguir a Alfa, quien siguió sin rechistar al desconocido. 

Con desconfianza se subieron a lo que el desconocido denominó carruaje, y aunque se asombró de forma impresionante cuando el vehículo comenzó a avanzar, solo fue capaz de observar como Alfa miraba de forma asombrada por la ventana. Bakugou y Todoroki se miraban de forma neutral y un poco desafiante. 

- ¿y tú qué, cuál es tu señor de tierras? -le dijo el bicolor, mientras le miraba de forma fija y juiciosa. Bakugou frunció su entrecejo- ¿acaso no tienes uno, eres muy salvaje? -le dijo en un murmuro, sonriendo de forma ladina. 

- quien manda es mi padre -murmuró Katsuki con un tono molesto, haciendo así que el bicolor alzara su ceja- mi padres Bakugou Ma- 

- no lo conozco, deben ser salvajes como dijo mi padre -dijo de forma tajante antes de volver a cruzar sus brazos por sobre su pecho, observando como Alfa seguía asombrado mirando las estructuras desconocidas para ambos, Katsuki- ¿acaso tu amigo no habla? veo que le gustan las casas -murmuró más suave. Bakugou giró su vista por la ventana, viendo como había gente caminando libremente por la calle. Vestían distinto a como vestía Jirou, con muchas más capas y colores, y por sobre todo mucho más capas. Se giró a ver como el chico ahí llevaba una camisa blanca que le cubría desde el cuello hasta las muñecas, y encima un chaleco de azul rey con adornos de oro, que combinaban con sus botas y pantalones de montar. 

- ¿qué son casas? -murmuró el rubio de forma confundida, haciendo así que el hombre de la cicatriz se girara a él y lo mirara con cara de incomodidad, antes de negar con su cabeza de forma rendida.

- ¿sabes? olvídalo, descuida -dijo antes de alzar ambas cejas y mirar por la ventana del carruaje, notando que ya no faltaba mucho para llegar así al palacio- me llamo Todoroki Shouto, por cierto -dijo antes de tragar saliva, lamentándose por primera vez de haber ayudado a su amiga Jirou. 

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora