9

2.3K 366 73
                                    

Katsuki se sentía sumamente confundido cuando de un momento a otro, varias de las chicas se habían acercado a él con distintas cosas en las manos. Cuencos con pintura, con bebidas, joyas de distintas índoles que relucían con la cantidad de luz que había en el interior, además de que comenzaron a tocar instrumentos de viento que lo distrajeron en el momento en que la chamana de puso de pie y se arrodilló directamente al frente suyo, tomando uno de los cuencos que sostenían una de las muchachas. 

- tranquilo, guerrero -le dijo la mujer con voz dulce mientras tomaba el cuenco. Katsuki conocía ese trago, era una bebida fermentada a base de papa que hacían para ceremonia- relájate, porque tu madre y tus antepasados te hablaran desde las estrellas hoy -dijo ella con voz tranquila antes de llevar el cuenco a sus labios de forma corta, dándole un trago. Katsuki sintió su corazón acelerarse cuando la chamana dijo eso y sin quererlo se hizo un nudo en su garganta. 

- ¿de verdad hará eso, mi madre? -dijo en un hilo de voz mientras la mujer asentía, clavando sus grandes y brillantes ojos en los rubíes y ponía el cuenco contra sus labios nuevamente, dando un largo trago que mantuvo en su boca antes de entregar el cuenco y tomar por las mejillas a Bakugou, pegando sus labios a los de él, dejando ir el líquido directo a su boca. 

El líquido era fuerte, quemaba un poco en su boca y bastante en su garganta, incluso le costó un poco tragarlo, pero una vez pasó su garganta la mujer se separó de él y tomó el cuenco de pintura, empapando su dedo índice derecho para comenzar a deslizarlo por sobre la suave piel del muchacho, dibujando patrones mientras algunas chicas comenzaban a colocarle collares de plata y oro, además de unos pulseras y otras joyas en su rostro. El brebaje le había hecho sonrojar fuertemente y apenas le molestaba el dolor de los piquetes que dejaban las joyas al ser ajustadas sobre su nariz y labios. 

- reúnanse -dijo la mujer de forma autoritaria, haciendo temblar un poco el cuerpo del niño cuando las mujeres más adultas y ciertas jóvenes se sentaron a su alrededor, tomándose entre todas por el hombro y colocando su mano izquierda sobre Katsuki. Por detrás de la chamana, una de las chicas le entregó una enorme pipa ya encendida, donde la mujer dio una gran calada antes de entregarlo la mujer a su izquierda, por donde todas la mujeres inhalaron, hasta que llegó a Katsuki, quien le dio una gran calada, sintiendo como ardía sus pulmones un poco. De fondo una chica comenzaba a tocar unos tambores, cada vez más rápido y de forma más intensa mientras todas las mujeres comenzaban con unos cánticos, que contrayendo y relajando el cuerpo de Katsuki de forma involuntaria hasta que por primera vez en su vida comenzó un trance. 

Sus cuerpo completo hormigueaba mientras sentía que su cuerpo flotaba, sentía que si no fuera por las manos de las mujeres que estaban sobre su cuerpo hubiese volado lejos. Fue lo mucho que vio frente a sus ojos, además de ver por primera vez a su madre, quien a diferencia de su madrastra, las arrugas que tenía no era solo en las comisuras de sus labios por las sonrisas, sino en su entrecejo por la cantidad de malas caras que hacía por su fuerte carácter. Por alguna razón, la chamana caminó a su lado todo el tiempo que estuvo en trance, relatándole con un susurro en su oído que su misión era ser un guerrero y salvar vidas. 

- ¿estaré solo? -murmuró él mientras se veía a si mismo parado en medio de una montaña congelada, cargando una bolsa con lo que supuestamente salvaría a la persona que sus antepasados y su madre le habían encargado. 

- no -le dijo la mujer con una sonrisa dulce, señalando con su pequeña y regordeta mano la figura que estaba junto a él- te acompañará tu Alfa -le susurró, haciendo así que Bakugou tomara una enorme bocanada de aire y abriera sus ojos. 

No supo cuanto tiempo permaneció allí ni en ese estado, solo sabe que cuando terminó todo el trance y finalmente abrió sus ojos a conciencia, al frente suyo no estaba la chamana, sino la mujer que fue a buscarlo a su tienda y se llamaba Nemuri. Inspiró hondo aire mientras la mujer lo tomaba y dejaba que el chico descansara su pintado rostro sobre sus senos, casi desnudos.

- eres un chico asombroso, y se que serás increiblemente fuerte -le dijo ella con cuidado, viendo como por los ojos del chico corrían lágrimas sin parar desde que había comenzado el trance. Con mucho cuidado las chicas lo despojaron de las joyas, luego de eso Midnight se paró junto a él y caminaron fuera de la tienda, yendo a donde dormía él- descansa mucho, mañana volverás a tener una revelación, tienes una misión muy importante -le dijo ella mientras le peinaba el rubio cabello con cuidado, viendo la pintura corrida por las lágrimas y el sudor. 

- ¿a quién salvaré? -le dijo él en un hilo de voz mientras veía como a lo lejos su padre y Aizawa estaban sentados con antorchas clavadas en el piso, esperándole mientras que más lejos en el horizonte estaban Alfa y sus lobos, distinguibles por la tenue luz del sol que comenzaba apenas a asomarse, anunciando que debían faltar varias horas para el amanecer. 

- yo vi a la chamana, ¿sabes? pero lo sabremos mañana, descansa mucho -le dijo ella mientras se detenía y dejaba un suave beso en los labios del chicos, antes de darse vuelta y volver con los hombres de las antorchas hacia su propia tienda. Se quedó de pie unos minutos hasta que su padre se levantó y caminó hacia él. 

- Katsuki, ¿estás bien? -le dijo el hombre con preocupación antes de que el rubio asintiera con su cabeza. 

- conocí a mamá -murmuró bajito, antes de sonreír- y ella me eligió como guerrero, papá -susurró bajito, antes de tomarle por los hombros y girarlo. En silencio apagaron las antorchas y se recostaron a dormir.

Había pasado un rato en vela hasta que con timidez entraron tres almas por la entrada de la tienda, mientras que los lobos se acurrucaron en la entrada y durmieron ahí, Alfa se recostó junto a Katsuki, colocando su espalda contra la suya. 

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora