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Todoroki miraba como en la mesa de comida del palacio, su amiga Jirou junto con los dos salvajes comían de forma desesperada.

El bicolor solo los miraba en silencio mientras los tres engullían las carnes y las verduras que Shouto le había pedido a la cocinera que les preparara.

— ¿y qué es lo que les trae por aquí, Kyouka? —dijo el príncipe mientras que con cuidado tomaba la tetera de té verde que tenía reposando, para así comenzar a servir en las pequeñas tazas que había tenido temperando. Jirou masticó con fuerza para así tragar, limpiando sus manos en las telas que les habían entregado la sirvienta.

— Él es Bakugou, y viene desde el sur buscando una flor —dijo la chica, señalando al rubio— y él es Alfa, su acompañante —dijo mientras señalaba al pecoso, quien estaba relajado recostado sobre la alfombrilla, masticando el hueso que tenía entre sus manos— caminaron once días y noches antes de encontrarnos, y están buscando una flor

— Una flor —murmuró mientras terminaba de servir el té con cuidado, dejando la tetera tranquila para así entregar a cada uno una de las tazas— ¿y buscan una flor sólo por placer?

— No —gruñó Katsuki con rapidez, mirándolo de forma tajante— los dioses me han elegido para buscar esa flor y salvar a alguien -aseguró molesto, antes de dejar de lado la comida y mirar a Alfa, quien había dejado su hueso de lado y observaba con atención a Todoroki. 

- Puedes llevarlo a ver el jardín si quieres, Jirou -aseguró el bicolor mientras miraba a la chica, antes de girarse a clavar su vista en el pecoso y sonreírle de forma amable, como si le sonriera a un niño pequeño. Solo un segundo después estiró su mano muy suave hacia él, dejando con sumo cuidado en la punta de la nariz de Alfa y siguió su camino por el tabique y luego por la frente, a pesar de que el rizado había alzado sus dientes para enseñarle los dientes. 

- Creo que sería bueno, vamos Bakugou -dijo Kyouka mientras se ponía de pie, tocando el hombro del rubio, quien estaba paralizado por la molestia de ver como Alfa se dejaba mimar por el hombre de la quemadura a muy leves toques. Se levantó con molestia y siguió a la mujer con un paso pesado, haciendo retumbar los pisos de madera. 

Pensó que sería algo rápido, de tal vez un par de minutos. Creyó que sería mirar un mar de metros con plantas, para poder decir rápidamente que era inservible, que les diera un poco de comida y que siguieran su camino. Pero cuando bajaron de la enorme casa de madera por unas escaleras del mismo material y vio al frente suyo un enorme jardín y detrás de ese hectáreas de plantaciones, Bakugou Katsuki suspiró de forma pesada, seguro le llevaría días. 

- Empecemos por esta parte, así vemos este frente y ya mañana podemos seguir por los campos -aseguró la chica mientras señalaba a su izquierda, dejando ver cerca de 20 metros de pared de distintas flores y arbustos. 

Llevaban horas, tiempo que se le hizo eterno a ambos, no solo por el hecho de que Jirou no era capaz de entender porqué el hombre debía tocar con ambas manos todas y cada una de las flores, olerla y sentir la textura de esta en sus muñecas y costado; pero para Bakugou era aún más complejo, ya que es lo único que recordaba de como se sentía, junto a su forma y color, pero Katsuki era incapaz de explicarla con palabras. Recordaba firmemente su olor, la sensación que esta transmitía, pero lo que siempre le provocaba estremecerse que al final de la visión siempre veía a Alfa. Ahí, erguido de pie mientras podía sentir todas esas plantas alrededor suyo, invadiendo su nariz y su alma, Alfa le miraba de forma normal, como si no le mirase el animal, sino el humano que sabía tenía en algún lugar. 

En un momento, cuando ya habían pasado varias horas y estaba oscureciendo, escuchó como otros pasos venían del lado de la casa, por lo que dejó su tarea de acariciar las flores y girarse, paralizándose al ver como Alfa venía acompañado del príncipe, llevando sobre sí una chaqueta de hilos finos. 

- Pasen la noche aquí, Jirou, así podrán comer y reponen energías -dijo el hombre en voz alta lo suficiente como para que ellos le escucharan mientras se sentaba en los escalones, dejando que el rizado se sentara a su lado. No hubiese sido la gran cosa si no hubiera sido por el hecho de que Todoroki puso su mano en la cabeza del pecoso, acariciando suavemente los rizos con las yemas de sus dedos, sonriente de la forma en que el moreno se dejaba acariciar. 

- ¿confías en él? -le dijo Bakugou mientras dejaba de lado la flor que tenía en ese momento en sus manos, mirando de forma a Jirou, quien le asintió con la cabeza de forma rápida. Katsuki suspiró antes de ponerse de pie, haciendo ese pequeño silbido que había aprendido y que provocó que Alfa se irguiera para mirarle de forma fija, atento- Ven, Alfa -dijo con voz seria y ronca, haciendo que el chico se levantara sin dudarlo y fuera hacia él. Cuando llegó hacia él, Bakugou abrió sus brazos y lo recibió en su pecho, abrazándolo de forma estrecha mientras dejaba un beso en su hombro, de forma muy suave. 

Mientras Todoroki lo miraba serio, sentía como Alfa se le apegaba al cuerpo, suspirando de forma tranquila. 

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora