26. Recuperación.

386 33 0
                                    


Recuperación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Recuperación.


Harry deja de dar vueltas y se estaciona frente a mi casa, sé que Ángel quiere entrar porque ha de tener la idea errada de que, luego de que acabemos de hablar, terminaremos en mi cama. Entonces, para dejar un punto claro, en vez de bajarme, me acomodo en el asiento y miro al Sr. King imperturbable.

—Creo que es mejor que sigamos hablando aquí.

Él suelta aire de forma sonora al tiempo que asiente.

—Te escucho.

Ordeno las ideas en mi mente para no terminar diciendo una idiotez o que él crea que lo que voy a decir no es en serio. Puede llegar a desestimar mis palabras si no les doy el uso debido y la contundencia necesaria.

—En estos días que no has estado, me he tomado la libertad de pensar un poco en esto que tenemos... —empiezo a decir.

—Estás iniciando y ya no me gusta el rumbo de esto —me interrumpe.

—...y he llegado a una conclusión —continúo, ignorándolo.

—¿Cuál sería esa conclusión? —pregunta, con aire agotado, sin ganas de pelear conmigo.

Respiro profundo.

—Hemos ido muy rápido —suelto. Ángel abre la boca, con intención de refutar, pero no se lo permito—. Tal vez tú no lo veas de esa forma, pero yo sí que lo veo así. Iniciamos esto que tenemos, aunque era una relación son compromisos, tan solo dos días después de haber encontrado a mi ex engañándome, y unas semanas después, ya estábamos empezando una relación seria. ¿Crees que es sano?

—Si esto es por lo que pasó con Susana...

—No tiene nada que ver con eso —aseguro, luego me lo pienso mejor y aclaro—: Bueno, sí tuvo algo que ver, pero más que todo fue porque me ayudó a pensar sin que estuvieras alrededor.

Ángel gruñe.

—Qué bueno saber que en mi ausencia solo pensaste en dejarme. —Mira hacia el frente, evitando mi mirada—. Porque eso es lo que estás haciendo, ¿no? —Espera a que responda, pero cuando no lo hago, sonríe amargo—. No hace falta que respondas, ya lo sé.

Está molesto, puedo verlo, pero me encantaría que se ponga en mi lugar. No es justo que tenga que sacrificar mi estabilidad emocional para mantenerlo feliz, a la larga eso solo nos terminará lastimando a ambos. Más a mí que a él.

—Mira, Ángel, ambos tenemos visiones diferentes en este momento de nuestras vidas —alego—; tú quieres expiar una culpa que ni siquiera te pertenece y yo quiero sanar las heridas que me dejó Klein. —Me mira por el rabillo del ojo, con reproche—. Tengo razón y lo sabes, no hay cómo negarlo.

Su expresión me dice que no me cree que quiera sanar, debe estar pensando que lo hago para castigarlo. Sigo enojada con él, no lo voy a negar, pero lo que he dicho, lo dije en serio. Sus explicaciones, aunque no sirvieron para menguar mi enfado, las entiendo, pero solo sirvieron para confirmar mis teorías; él necesita su espacio y yo el mío. No hace falta ser un psicólogo o un psiquiatra experimentado para saber que no vamos a terminar bien si continuamos por este camino y me niego a acabar mal por no saber cuándo parar.

Cuando todo esté dicho © | Bilogía King, Libro I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora