42. Te escuché.

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Capítulo 42
Te escuché.


Corro por los pasillos del hospital sin detenerme. Tropiezo con un par de enfermeras y casi me llevo por delante a una chica en una silla de ruedas, pero me aparté a tiempo. No puedo dejar de correr hasta que llegue a la habitación de Ángel, necesito ver con mis ojos que está despierto. En el ascensor casi muero de un ataque de ansiedad por culpa del armatoste que se mueve con suficiente rapidez. Cuando por fin se abre en el piso 6, corro hacia la habitación, pero detengo abruptamente en la sala de espera al ver que todos están reunidos allí.

-¡Muchacha, por Dios! -La Sra. King camina hacia mí y me toma de los hombros, llevándome a un sillón-. Tienes la cara roja y está hiperventilando.

-Y está sudada -agrega Ximena, poniendo cara de asco.

-Cállate, Ximena -la riñe su madre antes de sonreírme-. No hacía falta que vinieras, tienes que descansar.

-Está despierto -jadeo, obvia.

-Sí, pero lo están revisando y haciendo algunos estudios, viendo hasta dónde llegaron las secuelas. -Posa una mano en mi hombro y le da un apretón amistoso-. Cuando terminen de hacer todos los estudios, ya la hora de visita habrá terminado.

-No me importa quedarme en esta sala otra noche más.

Su expresión maternal es reemplazada por una de molestia.

-No voy a permitir que duermas aquí esta noche de nuevo.

Me enderezo, adoptando un gesto determinado.

-No se atreva a correrme de nuevo.

-¡¿La corriste?!

La exclamación viene de parte de Jared y Ximena, pero con diferente entonación. Ximena lo dice con diversión y Jared simplemente asombrado.

-Sí, tenía que ir a dormir -dice la Sra. King, hablando con ellos como si yo no estuviera presente-, y por las ojeras que tiene puedo decir que no fueron suficientes horas de sueño.

-Dormí lo suficiente, no va ser necesario que me saques de aquí de nuevo.

-La verdad es que agradezco que la Sra. King te haya enviado a dormir -comenta Aarón, con una sonrisa de oreja a oreja-. Ángel nos mataría si alguien no hubiese logrado hacerlo.

Ruedo los ojos. Son unos exagerados.

-Pues, esta vez no podrá sacarme ni seguridad, así que no se tomen la molestia de intentarlo.

-Quisiera verte peleando contra los de seguridad -murmura Ximena con diversión.

He llegado a mi límite con ella.

-Sigue lanzando tu veneno como te dé la gana que igual no vas a lograr separarme de Ángel.

La sala se queda en silencio, creo que ninguno esperaba que le respondiera, nunca lo hago. Me da un poco de vergüenza que los señores King me hayan escuchado hablarle mal a su hija, pero lo cierto es que me tiene hasta la coronilla y no voy a permitir que continúe con sus constantes ataques hacia mi persona.

-Si vuelves a hablarle de una forma tan poco educada a Yeraldine, te envío de regreso a Nueva York.

De todos los presentes, nunca creí que sería el Sr. King quien se pusiera de mi lado, pero es precisamente él quien lo hace, dejando a Ximena con la boca abierta.

-Papá, yo...

-Tú a callar -zanja, provocando que Ximena cierre la boca de golpe y me mire con ira. La ignoro, no vale la pena seguir discutiendo con ella.

Cuando todo esté dicho © | Bilogía King, Libro I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora