SOSH (4).

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— ¿Entonces ya todo pasa a ser legalmente de Zayn, después de firmar? — cuestionó el rubio observando aquellos documentos frente a sus ojos.

— así es, señor Vettel, pero si me permite darle mí opinión, ambos tienen derechos de sus bienes raíces, si usted quiere puede comenzar a ejercer sus derechos legales y-

— No. — cortó inmediatamente. — esto le pertenece a Zayn. — fijo sus iris en los del abogado. — quiero estar seguro de que no habrá ningún problema legal, todo le corresponde a mí ex pareja. Quiero arreglar todo esto antes de marcharme.

— solo era una sugerencia, señor Vettel. — acomodó su saco. — firme tranquilo que yo me haré cargo de todo lo que resta, todos sus bienes compartidos pasarán directamente a nombre del señor Zayn Malik.

— muchas gracias.

Formando los últimos documentos importantes, Sebastián acomodó todo y después de despedirse de su abogado, partió hacia la casa de Devine.

Las cosas entre ambos, estaban, según él, perfectamente bien. Pero bien sabía que existía una tensión entre ambos, una tensión que era tan delicada y delgada, que podría ser cortada por un simple y frágil hilo.

No era tonto, él entendía que lo que estaba sintiendo por el castaño iba más allá del agradecimiento, afecto y cariño que tenía por el ojicafé, pero también sabía que no debía ilusionarse, mucho menos ilusionar al chico, ya que todo este tema, de su ruptura con quién fue su compañero por casi cuatro años, lo tenía sensiblemente delicado, él no quería usar a un tercero para olvidarse de Zayn. Él no quería ser esa clase de personas que usa el famoso "un clavo saca otro clavo" porque según él, todo eso era pura bazofia. No sería tan jodidamente maldito para usar a alguien más para reemplazar al moreno. Por esa razón, cuando sentía que sus sentimientos por Josh se incrementaban, él daba un paso atrás.

No podía entender porque estás cosas le pasaban a él, nunca había imaginado estar en esa insoportable y para nada cómoda situación. Pues él se consideraba alguien maduro, alguien quién sabía lo que quería, que cada uno de sus pasos eran en el momento justo y en el correcto, pero cuando se trataba de Josh Devine, todo se iba... Malditamente a la mierda.

No podía controlar sus impulsos cuando el castaño se acercaba más allá de su zona de confort, no podía controlar sus pensamientos mal intencionados, cuando lo veía salir de la ducha, cuando se quedaba viendo aquellos labios rosados y súper llamativos, atractivos, deseosos.

No podía evitar el imaginar lo que pasaría si mandaba su moralidad por la tubería y, como lo había pensado en más de una vez, arremetía en la habitación del chico, para acostarse a su lado y dormir en compañía de alguien.

Sebastián sabía que se comportaba absolutamente como un adolescente inmaduro cuando en su mente reinaba aquel castaño, lo cual esto sucedía la mayoría del tiempo.

Intentando despejar todos y cada uno de aquellos pensamientos de su cabeza, aparcó su auto en el garaje, a un lado del auto del contrario, no sabía porque razón Josh se encontraba antes de tiempo en su hogar, pero malditamente agradecía aquello, pues necesitaba hablar con alguien sobre lo sucedido.

Introduciendo las llaves en el cerrojo, giró las mismas abriendo la puerta de entrada y adentrándose en el cálido refugio luego. Se quitó su cárdigan para luego colgarla en el perchero a un costado de la entrada. Dió los pasos necesarios hasta llegar a la sala y se encontró con el ojicafé el cual lo recibió con una grata sonrisa mientras estaba con unos papeles en sus manos.

— hey, tu. — saludó el chico antes de pararse de su lugar y caminar en su dirección.

— hola, Joshie. — devolvió el saludo, para después recibir gustoso el beso en su mejilla. — no te esperaba tan temprano.

can't stop falling in love. (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora