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Lianna

Pasan algunos días antes de que realmente nos pongamos a organizar las cosas de la boda. No es algo que estoy viviendo con estrés, ahora que realmente sé que el conflicto con mi padre está resuelto de algún modo u otro y, honestamente, siento que buena parte del peso sobre mis hombros desapareció.

Isla está justo a mi lado mientras ambas miramos detenidamente la página web de la tienda de vestidos a la que ella fue a conseguir su vestido de boda. La idea me tiene tan nerviosa y emocionada, que podría jurar que mis manos tiemblan mientras muevo el cursor sobre los diferentes modelos.

Conocí a Isla Simone cuando ella ya se había casado, así que no estoy muy segura del tipo de ropa que ella usó ese día.

—¿Cómo era tu vestido?— le pregunto.

—por encima de las rodillas, un poco acampanado— me sonríe— Kendra y Sandra, la chica rubia que conociste la vez pasada, me acompañaron a buscarlo— dice— tenía mangas de encaje. Era un vestido precioso— el tono soñador de su voz me hace sonreír aún más.

—me parece una tontería aclararlo, pero es obvio que tú, Kendra, Gemma y Brass vendrán a verlo conmigo— murmuro, mientras sigo mirando modelos. Ninguno me convence realmente y espero encontrar el vestido indicado en la tienda o tendré que seguir buscando.

Demian y yo hemos estado hablando sobre el lugar y definitivamente, vamos a casarnos en la laguna en donde tuvimos aquella primera cita fallida, cerca de un año atrás. La cita en sí, en realidad, fue preciosa, pero se jodió cuando Demian y yo llegamos a mi edificio y mi padre estaba allí dispuesto a discutir.

—deberías tener en cuenta que si van a casarse al aire libre y el vestido es muy largo, se ensuciará— me dice Isla mientras seguimos mirando vestidos.

Deberíamos estar trabajando, pero la oficina está completamente vacía y no tenemos nada más que hacer, así que no es como si estuvieramos rompiendo alguna regla o haciéndonos las idiotas.

—tienes razón— acuerdo con ella, mientras seguimos observando.

—¿Andrei realmente va a conseguir el permiso para que puedan casarse allí?

—ajá.

Y todo eso es lo que más me sorprende. La única persona que realmente hizo cosas desinteresadas por mí hasta antes de conocer a todo este grupo de gente, fue Brass. Me crié en un ambiente donde hacer favores era un completo sinónimo de deber algo a alguien. Por eso, cada vez que Isla, Kendra o Gemma insisten en ayudar, o mismo Andrei y Nik se ofrecen para hacer algo, sigo sorprendiendome.

No me malentiendan, es algo que me encanta, pero como jamás lo había tenido, me choca. De todos modos, estoy pudiendo disfrutar de estos momentos con ellos.

—este me gusta— Isla señala un vestido que bien podría usar una princesa y yo niego.

—definitivamente no es mi estilo— suspiro— creo que me gusta más algo... algo así— señalo uno que tiene las mangas de encaje hasta los codos, una espalda que también tiene un diseño del mismo material, que es precioso y una falda que no parece que toque el suelo— de todos modos, quiero verlos en persona y decidirlo allí.

—obviamente— acuerda Isla, justo antes de que alguien abra la puerta y debamos fingir que no estábamos mirando los vestidos.

El resto del día, estamos trabajando y finalmente tomo coraje para pedir una cita en el local de los vestidos, luego de asegurarme de que todas las personas que quiero allí van a poder ir.

En una semana, podría tener mi vestido. La idea me hace demasiadas ilusiones y honestamente, me emociona un poco. Es como un paso gigante en todo esto, a pesar de que no tenemos absolutamente nada más planeado.

Anestesia | SEKS #1.5 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora