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Demian

Los días pasan con demasiada rapidez cuando estás planeando una boda.

Para cuando quiero darme cuenta, estamos a finales de septiembre y queda poco más de una semana para el siete de octubre.

Lo cierto es que gracias a Dios, el destino o La Virgen de las Sumisas — como diría la barbie — todo está yendo demasiado bien y encaminado. Ya tenemos las habilitaciones necesarias para casarnos, el lugar, la ropa y hemos mandado todas las invitaciones.

La madre de Lianna falleció hace dos semanas y, aunque creí que sería algo más doloroso y traumático para ella, no le afectó demasiado. Lo cierto es que, desde que regresó no hicieron mucho por restaurar su relación y su muerte no fue algo que le hiciera más daño que su abandono. Es como si ella nunca hubiera aparecido, excepto por el hecho de que su llegada hizo que la relación de Alcort con Celia terminara.

Lauren, después de aquel día en la casa del padre de Lianna, apareció solo dos veces para tomar café con mi novia, pero la muñeca realmente no se interesó mucho por arrelgar las cosas. La perdonó, sí, porque Lianna es demasiado buena, pero nada más. No fomentó un vinculo o algo, así que, cuando dos semanas atrás su padre la llamó para decirle que Lauren había muerto, simplemente fue como recibir algo esperado.

Honestamente, esperaba algo más que el asentimiento y la mueca que hizo Lianna en ese momento, pero también comprendí que, para ella, su madre había muerto a sus trece años cuando la dejó sola.

—¿En qué estás pensando, primo? — la voz de Andrei me saca de mis pensamientos sobre la muerte de mi suegra y sacudo la cabeza— no puedo creer que te hayas esperado hasta ahora para conseguirte un traje.

—¿Tú qué me dices, si tampoco lo tenías?

—sí, pero yo no soy el novio— me recuerda— ahora, ¿Qué opinas de este? — me dice, señalando un traje negro, que es igual a todos los demás, con un pequeño bolsillo en una de las solapas— tiene bolsillos internos para que puedas esconder las bragas de tu muñeca cuando se las robes— señala— eso es mucho, muy importante.

Me río y miro algunos más, con la camisa negra que planeo usar y luego, llevo todo al mostrador.

Nik también está con nosotros, aunque mucho más callado que Andrei y me da una mirada divertida cuando saco la tarjeta de crédito para pagar la ropa.

—entonces, Demian, ¿Le dices que sí al vestido?

—idiota— resoplo.

El policía se carcajea.

—lo siento, es que Gemma nos hizo ver esa mierda de show antes de ir con Liana a conseguir su vestido— me dice.

—¿Crees que haya sido una señal para que ustedes le pidan casamiento?

Ambos se miran por unos segundos antes de negar.

—no lo creo, Gemma no es mucho de matrimonios y esas cosas— me dice el ruso de ojos grises.

—creo que estará lista para casarse y lo que sigue cuando esté completamente convencida de que lo nuestro es para siempre.

—la han llevado a acampar, así que sí— señalo.

—¿Ella y Liana saben siquiera que firmaron un pacto eterno por dejarse follar en una carpa? — me recrimina Nik.

—no, creo que no— me encojo de hombros— jamás se lo dije a la muñeca.

—nosotros tampoco a la conejita— se encoge de hombros mi primo— mejor, o ella se asustaría.

—Lianna posiblemente también.

Anestesia | SEKS #1.5 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora