Bucky Barnes

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Eran casi las dos de la mañana, (T/N) se encontraba plácidamente durmiendo en su cama. Ella se caracterizaba por tener un sueño pesado, que ni siquiera uno de los truenos de Thor podrían despertarla.

Sin embargo, durante esas últimas semanas, su sueño se volvió más sensible. Y todo, por una sola razón: Bucky Barnes.

La habitación del hombre estaba justo junto a la suya y sin querer lo había escuchado despertarse a altas horas de la noche a causa de un ataque de pánico. Aún estaba despierta cuando esto pasó.

La chica descubrió que aquello le pasaba muy seguido al hombre y ahora estaba más atenta, dispuesta a levantarse a cualquier hora para ir en su ayuda.

La primera vez que esto sucedió, ella llamó a la puerta del hombre pero él no contesto. Fue casi hasta la cuarta vez cuando él abrió y se disculpó por haberla despertado -él no tenía ni idea de que ella tenía el sueño tan pesado-.

Fue bastante tiempo después hasta que Bucky la dejó entrar a su habitación y ambos se quedaban toda la madrugada hablando, aunque técnicamente era ella quien se la pasaba hablando todo el tiempo.

Barnes no tenía muy buena relación con nadie del equipo y sólo confiaba en Steve, sin embargo, esta chica comenzaba a agradarle y recurría a ella en esas noches malas.

(T/N) escuchó que tocaban suavemente su puerta y adormilada se levantó a mirar. Apenas lograba abrir los ojos pero pudo ver a Bucky del otro lado.

Sus ojos estaban cristalizados y con sus comisuras labiales hacia abajo.

—¿Puedo dormir contigo?— preguntó suavemente el hombre.

La chica tomó con suavidad su mano y lo llevó al interior de la habitación. Rápidamente, ambos se acomodaron en la cama de ella.

(T/N) no tardó más de dos minutos en conciliar el sueño, mientras que Bucky se dedicó a mirar el techo mientras escuchaba las suaves respiraciones junto a unos ronquidos de su contraria.

Logró sonreír cuando ella lo abrazó del abdomen y se pegaba más a él. Su calor corporal resultaba tranquilizador y lo hacía sentirse menos solo.

Se permitió poner su mano sobre la cabeza de la chica y lentamente sus ojos comenzaron a pesar.

Por la mañana, fue Bucky el primero en despertar. La mañana era bastante fría y estaba casi seguro de que afuera estaba lloviendo fuertemente.

Tardó un momento en darse cuenta de que aquella no era su habitación y una gran sonrisa apareció en su rostro al ver a (T/N).

La chica era un completo desastre y por eso le encantaba aún más. Tomó la cobija que estaba abultada a sus pies y la cubrió por completo, luego dejó un beso en su mejilla y se puso de pie.

Fueron poco más de cuatro horas después cuando (T/N) despertó. Al mirar el espacio vacío sonrió cuando se encontró con una pequeñita flor blanca.

Siempre que Barnes se quedaba a dormir con ella, hacía aquello. (T/N) entendía que dormía mucho más que el hombre y por ello nunca despertaban igual, claro que no le molestaba.

Una hora más tarde, a eso de las diez de la mañana, (T/N) ya estaba bañada y arreglada y tomando su desayuno.

Sonrió ampliamente cuando vio a Steve y Bucky saliendo del ascensor. Parecía que regresaban de entrenar.

—¿Steve ya te destrozó, Bucky?— preguntó juguetona— la última vez que entrené con él terminé en la enfermería.

Ambos hombres rieron y se acercaron.

—(T/N), literalmente sólo corrimos, veinte minutos.

Ella rió.

—Si... bueno, el ejercicio y yo no nos llevamos bien. Prefiero mi laboratorio.

—Tranquila —Steve le dio un sorbo a su botella de agua antes de seguir hablando— no le hice nada a tu novio.

—Más te vale —lo señaló con su tenedor.

(T/N) rió y llevó un pedazo de hotcake a su boca.

Ambos hombres mantuvieron una corta conversación que la chica no escuchó y sólo se percató cuando Rogers le dio una amistosa palmada en el hombro a su amigo y se marchaba.

Bucky se acercó a la chica y tomo asiento a su lado.

—¿Qué tal dormiste? —preguntó él.

(T/N) se encogió de hombros.

—Bastante bien, no me quejo —le dio otro bocado a su desayuno— ¿qué tal tu entrenamiento?

—Steve es bastante blando, así que no tuve muchos problemas.

Ambos rieron un poco. Se formó un cómodo silencio.

—Yo... —volvió a hablar Bucky, aunque se notaba nervioso— quería preguntarte algo.

—Seguro, sabes que puedes decirme lo que quieras.

El hombre respiró hondo y se quedó viendo fijamente a la chica, lo que resultaba un tanto aterrador. ¿Por qué le era tan difícil decir lo que pensaba?

—Uh... (T/N), sé que llevamos poco tiempo saliendo oficialmente y creo que todo ha ido bastante bien entre ambos.

Se quedó pasmado, ahogando sus propias palabras. La chica puso su mano sobre la de él.

—Buck... sabes que te quiero, ¿cierto? —él asintió— puedes decirme lo que sea.

—Es que... —frunció el ceño— no importa si dices que no, no quiero que te sientas incómoda y tampoco te quiero obligar a nada.

—James, me estás asustando.

¿Por qué era tan difícil? Sólo debía hacer la pregunta y ya.

Cerró los ojos un momento para aclara a sus ideas.

—Quería saber si... ¿podemos dormir juntos más seguido? Me gusta dormir a tu lado y no serían todas las noches, sólo cuando quieras.

La chica se sonrojó y miró a su contrario con la boca ligeramente abierta.

—Lo siento —se disculpó rápidamente él— olvida que lo dije.

—Si quiero —su voz salió más fuerte de lo que planeaba— quiero decir, si quiero que durmamos juntos.

De pronto, esa frase tomó un doble sentido para ambos pero prefirieron ignorar ese detalle. Se daría lo que se tuviera que dar en su debido tiempo.

Ambos se miraron fijamente a los ojos por un largo momento y fue (T/N) quien sonrió ampliamente antes de lanzarse a besar los labios de su contario.

—Sabes a mermelada de moras —comentó el hombre en voz baja cuando se separaron.

—Lo siento.

Él negó.

—Me gusta.

Volvieron a unir sus labios en un suave y lento beso. 


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