¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miré a Rogers con ternura desde el marco de la puerta. El hombre dormía plácidamente en mi pequeño sofá y no podía verse más adorable. Su ancho y fornido cuerpo hacía que mi sofá pareciera de juguete, pero él se notaba bastante cómodo.
El día anterior habíamos salido a una misión pero estábamos tan agotados que decidimos ir a mi pequeño departamento, que era el que quedaba más cerca.
En cuanto Steve tocó el sofá, no tardó más de diez segundos en caer profundamente dormido aún con su traje de combate y tuve que encargarme de cubrirlo con una manta para que no pasara frío.
Recién eran las seis de la mañana y aún no había rastro del sol. Traté de ser lo más silenciosa y usar el mínimo de luz posible para preparar mi café matutino.
Afortunadamente tuve éxito y logré hacer todo sin producir ruidos fuertes.
Rogers permanecía profundamente dormido y me daba un poco de pena despertarlo pues sabía que padecía de insomnio y no era capaz de quitarle tan profundo sueño que tenía en ese momento.
Me acerqué a mirarlo, realmente se veía muy adorable durmiendo. Quité el cabello que tenía sobre su frente y me quedé congelada cuando se movió.
Aguanté el aire por un momento y lo liberé cuando me di cuenta que él seguía profundamente dormido.
Salí de la sala para poder tomar un baño y cambiarme de ropa. Fue casi una hora después cuando regresé a la sala y para mi sorpresa vi a Rogers sentado y mirando el techo.
—Buenos días, Capitán —hablé con un ligero tono de burla.
Él me miró con apenas una sonrisa.
—Lo siento —dijo.
Lo miré sin comprender y me acerqué un poco más.
—¿Por qué?
—Por quedarme dormido en tu sofá y además dormir más de lo debido.
Esta vez reí con ganas.
—¿En serio te estás disculpando por dormir?
Él se encogió de hombros.
—¿Sí?
Le arroje un cojín a la cara que logró esquivar con facilidad.
—Anda, ve a bañarte. Prepararé algo de desayunar mientras tanto.
Él se puso de pie aún con una sonrisa y se dirigió al baño. Yo me dirigí a la cocina para preparar algo rápido.
No pasaron más de veinte minutos cuando Rogers regresó, pero sólo vestido con sus pantalones.
—Mi playera se rompió —habló apenado, mostrándome la prenda rasgada por todo un costado.
