Víctor Creed

9.9K 347 10
                                    


Narra Ania

Me levanté a las 6 de la mañana, me di un baño y me vestí con mi uniforme: una blusa blanca de botones y un pantalón negro, con mis botines grises. Me hice una coleta alta y me maquille.

Trabajo en un restauranre-bar por la mañana, desde las 8 hasta las 5 de la tarde.

Había pedido el turno de la noche ta que es cuando más gente hay, pero según mi jefe dice que soy muy bonita y no quiere que los borrachos de la noche me hagan algo. Y por las mañanas era muy tranquilo.

Vivo en un pequeño pueblo, así que no hay mucho que decir. Aquí todos conocen a todos y se enteran de todos lo que sucede, principalmente es en el bar dónde comienzan los rumores y extrañas historias.

Son las 7:48, salgo de mi casa tomando mi bolsa y camino por las calles hasta llegar.

Aún estaba el cartel de cerrado, así que entro por atrás donde ya está mi jefe, el chico que prepara las bebidas, otro chico y una chica que también son meseros en el turno de la mañana.

Los saludé a todos y dejé mi bolsa en los casilleros, me puse mi delantal, que va de la cintura para abajo, guardé una libreta y una pluma en la bolsa y ya estaba todo listo para abrir.

Hasta las 10 llegaron dos sujetos, siempre iban a esa hora Carl y Ben, unos tipos que se sienten mucho y son buscapleitos.

Nathael, el otro mesero fue quien los atendió. Estuvieron en la barra bebiendo.

Más tarde llegó un hombre. Bastante lindo a mi parecer, era alto, musculoso, la cara muy redonda, cabello negro y muy corto.

Se sentó en una mesa y yo me acerqué para atender su orden.

—Buen día— dije feliz— ¿Qué gusta que le traiga?

—Dame un Whisky, la soda más fría que tengas y un vaso— dijo sin mirarme y como si estuviera cansado.

—Enseguida— di media vuelta y le pedí las cosas a Syed quien en 6 minutos tenía todo.

Lo puse en la charola y lo llevé a su mesa. Puse las cosas sobre la mesa y él no dejaba de ver a la nada.

—¿Se le ofrece algo más?

—No. Gracias.

—Si necesita algo sólo llámeme— aunque no me viera, sonreí y di media vuelta.

Llegaron otros chicos y fue Sam quien los atendió.

Yo me quedé mirando al chico de antes. No era de por aquí, se notaba al instante. Me dio más curiosidad pero dejé de tomarle importancia.

No solemos recibir muchos turistas.

Pasé detrás de Carl y Ben, uno de ellos me tomó de la muñeca. Los dos olían mucho a alcohol, creo que ya llevaban una botella entera.

—Hey muñeca, vamos a mi casa— rió— nos podemos divertir los tres

—Sueltame Carl, no estoy interesada.

—Vámos Ania, no te hagas la difícil.

—A mi me gustan las difíciles— dijo Ben burlón.

—¡Sueltame!— grité.

Todos voltearon a ver, pero el primero en reaccionar fue el chico que atendi.

—La señorita pidió que la soltaras— dijo frente a ellos.

—¿Qué harás? ¿Golpearnos?— soltaron una carcajada.

—No me molestaría— sonrió mostrando los dientes.

Entre los tres comenzó una pelea, al final estaba ganando el chico misterioso, aunque los otros dos si le habían dado unos buenos golpes. Nathael, Syed y mi jefe los separaron.

Mi jefe corrió a Ben y Carl.

—Gracias— Le dije al chico, quien sólo me sonrió de lado.

—Ania, te puedes ir, nos vemos mañan— dijo mi jefe.

—Claro, gracias.

—Te puedo ayudar a curar tus heridas, vivo muy cerca de aquí— le sonreí, el asintió.

Fui por mi bolsa y dejé el delantal, salí y allí estaba él esperándome.

Comenzamos a caminar.

—Me llamo Ania— dije sonriendo.

—Víctor, mucho gusto Ania.

Caminomos hasta mi casa y lo dejé entrar.

—¿No era mas grande tu cortada?— pregunté.

—No...— sonrió.

—Bueno, siéntate en el sofá.

Fui por un poco de alcohol y una toalla. Cuando le puse el alcohol se retorcio un poco y yo reí.

Cuando terminé, comenzamos a platicar de algunas cosas. Es extraño pero me agradaba este chico, era bastante simpático.

/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/

Pasaron unas semanas y yo era más apegada a Víctor. A muchos les causaba miedo su simple presencia, decían que era un delincuente o algo así, pero a mi me parecía un tipo muy lindo.

Estaba en mi casa haciendo limpieza, era sábado y no tenía que ir a trabajar. Tocaron el timbre y fui a abrir. Era Nathael traía un ramo de flores.

—Hola— dijo tímido.

—Hola— le sonreí.

—Son para ti— me extendió el ramo.

—¿Gracias?— reí— ¿A que se debe esto?

—Bueno es que quisiera invitarte a salir.

—Bueno... yo...—

—No irá contigo—dijo Víctor quien estaba furioso.

—No sabía que ustedes salían— dijo Nathael.

—La verdad es que...—

—Sí— dijo Víctor cortante.

—Bueno, lo lamento... nos vemos luego An— Dio media vuelta y se fue caminando con la cabeza baja.

Cuando Nathael se fue, miré mal a Víctor.

—Víctor... ¿qué fue eso?

—No sé de qué me hablas— sonrió sinicamente.

Reí, y me quedé mirando sus ojos, escondía muchas cosas.

—¿Podemos hablar?— dijo serio y me preocupé.

—Acabas de correr a mi pretendiente, así que bueno. No creo estar muy ocupada— los dos reímos.

Nos sentamos en el sofá y Víctor parecía estar muy nervioso.

—Ania, me gustas— sonreí. A mi también me gustaba él y mucho— pero... necesito que sepas algo.

—¿Qué pasa?— pregunté preocupada.

¿Está casado? ¿Tiene hijos? Ya me preocupé

—Yo... no soy normal... Lo que quiero decir es que...— tomó mis manos— soy un mutante.

Sentí que dejaba de respirar. Me sentía rara, estaba impactada. No sabía como reaccionar, todo mi cuerpo se tenso.

—Y entiendo si no quieres estar conmigo y si me lo pides, voy a desaparecer de tu vida para siempre— no dije nada, no podía formular palabra alguna.

Víctor soltó un gran suspiro y se puso de pie, estaba por salir, no podía ponerme de pie, no podía hacer nada, seguía en shock.

Escuché como se cerraba la puerta. Reaccione y corrí tras él.

Cuando lo alcancé, lo mire a los ojos y lo besé, fue mucho mejor de lo que imaginé. Cuando nos separamos me sonrió.

Me tomó de la mano y caminamos de regreso a mi casa, donde hablamos de muchas cosas, tenía muchas preguntas que hacerle.

One Shots ⇝ Marvel ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora