One Shots ⇝ Marvel ✔

Scott Lang

N/A: transcurre durante endgame.

Emily miraba el computador frente a ella con mucha concentración.

—Te vas a quedar ciega si no despegas la vista de esa computadora— le dijo Natasha a su amiga.

Emily sonrió y miró a la mujer.

—Lo lamento, es sólo que ya no puedo dormir.

—Te comprendo. Estaba a punto de ir a prepararme un sándwich, ¿quieres?

—Me encantaría.

Cerró las pestañas abiertas y fue con su amiga.

Más tarde y luego de una llamada, Steve Rogers había llegado.

Conversó un momento con ambas chicas y una voz los hizo parar su plática.

Miraron a la pantalla detrás de ellos, había un hombre.

—¿Es una grabación?— preguntó Steve.

—No, es la cámara de seguridad de enfrente— dijo Emily, quien se encargaba de los aspectos técnicos en la base.

—¿No es el hombre hormiga?— preguntó Natasha.

Al final, lo dejaron entrar. Dijo que había estado en el mundo cuántico.

Después de una larga y un tanto compleja explicación de todo lo que había ocurrido le dijeron a Scott que podría quedarse.

—Ven, te llevare a una habitación— le dijo Emily al nuevo invitado.

—No te recuerdo— dijo el hombre intentado identificar quien era ella.

Emily rió. Juntos comenzaron a caminar.

—Era investigadora y científica junto a Tony y Bruce. Trabajaba con ellos pero ambos se retiraron y yo me quedé con Natasha en las instalaciones. Nadie conoce la tecnología de este lugar tan bien como yo.

—Suena genial.

—Lo es— le sonrió mostrando los dientes.

Caminaron por un extenso pasillo. Cuando llegaron, Emily abrió una puerta dejando ver una habitación bastante sencilla. Una cama, una mesa de noche, un escritorio y una cajonera.

—No es mucho, pero cumple su función.

—Es perfecta. Gracias.

—Si necesitas algo, mi habitación está dos puertas adelante sobre este pasillo.

—Entendido.

A Scott le había parecido demasiado linda aquella chica, pero no debía hacerse ilusiones. Era muy linda y no se fijaría en un sujeto como él.

Su relación con Hope había finalizado, en buenos términos, a decir verdad. Ella había conocido a alguien más y su relación era meramente profesional.

—Descansa— le dijo— y gracias.

Scott la miró sin comprender.

—¿Por qué?

—Por darnos una esperanza.

Scott le sonrió.

—Descansa.

La chica se fue, Scott la miró caminar por el pasillo.

Todo el equipo se había reunido de nuevo, incluso Tony quien al principio se había notado muy distanciado.

Emily estaba junto a Stark trabajando en la máquina. Ambos trabajaban muy bien juntos.

—Noté que Lang y tu han estado hablando mucho— dijo Tony sin dejar de hacer su trabajo.

—Nos hicimos buenos amigos— dijo como si nada.

—Parece que le gustas— dijo mirando de re ojo a su compañera.

Emily dejó de hacer lo que hacía para ver a Stark.

—Obvio no. Sólo somos amigos.

Tony miró a su amiga con una ceja enarcada.
 
—Apuesto el chip 237A45 a que si le gustas.

—Trato— dijo de inmediato.

Ese chip contenía información muy buena de un programa en el que Tony había estado trabajando.

—Si gano, quiero tu caja de herramientas.

Emily rodó los ojos. Stark siempre había querido la caja de herramienta de la chica.

—Esta bien— dijo.

Esa misma noche, cuando ya todos se habían ido a dormir. Scott estaba afuera mirando el cielo.

Emily lo vio y fue a hacerle compañía.

—Hola— le dijo la chica sentándose junto a él.

—¿Qué hay?

Se quedaron allí un momento mirando a la nada.

—Hay algo que me gustaría preguntarte— habló Emily luego de varios minutos.

Evitó hacer contacto visual por algunos minutos.

—Claro, ¿qué pasa?

A la chica le entró bastante vergüenza, sentía calor en sus mejillas.

—¿Te gusto?

Scott quedó impactado ante aquellas palabras, no estaba seguro de qué decir.

Miró los ojos de su compañera y luego sus labios.

Estaban muy cerca el uno del otro. Y entonces se besaron.

—Sí, si me gustas.

Emily sonrió.

—También me gustas.

Esta vez Scott sonrió.

Al día siguiente, Emily dejó caer la pesada caja sobre la mesa. Tony dio un pequeño brinco por el susto y la miró bastante ofendido.

—A veces te odio, Stark.

Dio media vuelta y siguió con su trabajo.

—Es un placer hacer negocios contigo.