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(Este gif me inspiró para este os 🥺)
Ariel estaba muy concentrada en su celular jugando un juego de guerra que recientemente había descargado. Desde hacía casi una semana que lo tenía y estaba completamente obsesionada.
Sin embargo, toda aquella concentración se esfumó cuando escuchó a Happy mencionar el nombre de Peter Parker.
Despegó la mirada del celular y vio al hombre a mitad de una llamada, tenía el ceño fruncido y se notaba preocupado.
—¿Dónde estas?— preguntó al teléfono— entiendo, ya voy para allá. Tranquilo, ya voy en camino.
Terminó la llama.
—¿Qué pasa con Peter?— preguntó rápidamente Ariel.
—Parece que está en muy graves problemas. Está en un pueblo con un nombre muy extraño.
—¿Vas a ir por él?
—Si, de hecho debería salir de inmediato, sonaba muy mal el chico.
—Iré contigo.
Peter era su mejor amigo, probablemente el único y le tenía mucho cariño. Imaginar que estaba malherido la ponía muy nerviosa.
Caminó detrás de Happy a paso rápido hasta la nave. El estómago se le revolvió y tenía los nervios de punta.
Tomó asiento como copiloto, sabía cómo volar las naves pero nunca le habían permitido pilotar.
Suspiró nerviosa y trató de pensar en cualquier otra cosa. Sabía que debía acompañar a Peter pero este le había dicho que todo estaría bien, que sólo sería un viaje escolar.
El GPS indicó que estaban a punto de llegar, la chica se quitó el cinturón de seguridad y se puso de pie para bajar de la nave en cuanto esta aterrizara.
La puerta se abrió excesivamente lento y sus ojos dieron con Parker. Lucía terrible, tenía sangre por todos lados y estaba lleno de moretones. Además, esa camisa no parecía ser de él.
Por un momento le costó trabajo respirar pero corrió hasta él y éste se aferró a su amiga con todas las fuerzas que le quedaban.
—¿Eres real?— dijo nervioso— dime que eres real— habló sin separarse y con la voz temblorosa.
Ariel lo abrazó sin mucha fuerza para no lastimarlo, pero estaba muy preocupada. La cordura del chico era muy inestable.
Lo miró a los ojos y lo tomó de las mejillas.
—Soy real— murmuró.
Le dolía verlo de esa manera, por lo que sus ojos se llenaron de lágrimas que evitaba derramar.
Sin pensarlo mucho más, unió sus labios con los de su amigo.
Peter cerró los ojos y se dejó llevar por el momento. Había extrañado mucho a Ariel y tenerla allí le hacía sentir más seguro.
Se separaron. Peter soltó en llanto y apegó a Ariel más a su pecho.
No quería soltarla, no quería separse de ella nunca más.
