Erik Lehnsherr

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Erik llevaba impartiendo clases en la escuela de Charles algunos meses. Pero sólo le bastó ese poco tiempo para enamorarse de una de sus estudiantes. Algo que no pudo evitar, y que hasta él mismo quiere reprimir.

En este momento se encuentra en la oficina de Charles, necesitaba el consejo de alguien. Y quien mejor que su viejo amigo.

—Erik debes relajarte. Estas moviendo las cosas.

—Lo lamento, Charles. Pero es que no puede estar pasando esto.

—Es algo normal, después de todo lo que ha pasado deberías darte la oportunidad de sentir algo por alguien.

—¡Pero es mi alumna! ¿Que parte de ALUMNA no entiendes?

—Yo se que te toma por sorpresa, incluso yo estoy muy sorprendido. Pero no hay por que resistirse.

—¿Qué debería hacer?

—Sería bueno empezar por saber si ella también siente lo mismo.

—¿Y cómo lo voy a saber?

—¿Cómo se llama?

—Morgan.

—Debes estar bromeando.

—¿Por qué la sorpresa?

—Es la hermana menor de Alex

—Es verdad. Nunca relacione sus apellidos.

—Tal vez... podríamos pedirle a Peter que le pregunté si hay alguien que le guste.

—¿El niño Maximoff?

—Sí, él.

—Bien.

Erik se quedó sentado intentando reflexionar lo que estaba pasando. Simplemente aún no le cabía en la cabeza que estuviera enamorado de su alumna.

Al día siguiente no había clases, así que Erik salió a caminar un poco por el jardín. A lo lejos vio a Peter con Morgan, pero no le agradó el hecho de que el brazo de Peter estaba en los hombros de ella.

Eso lo hizo enfurecer bastante y más aún por que Morgab estaba riendo y a los ojos de Erik era lo más hermoso que había visto.

Él quería ser el que la hiciera reír a cada momento, él quería rodearla con su brazo mientras caminaban. Él la quería de una manera que no lograba entender.

Peter y Morgan llegaron hasta donde estaba Erik.

Morga  tocó su brazo y Erik reaccionó, su enojo se había esfumado.

—¿Se encuentra bien profesor Lehnsherr?— preguntó la chica.

Este sonrió, miró a Peter quien levantó los pulgares y se esfumó.

—Llámame Erik (lo digo enserio llámame :'v)

—¿Te encuntras bien Erik?— la chica se ruborizó y una sonrisa inocente se asomó en sus labios.

—Perfectamente— le sonrió— ¿Te gustaría ir a dar la vuelta?

—Sí, me gustaría

Erik le tendió su brazo y la chica lo tomó con gusto. Dieron un largo y ameno paseo por los jardines.

—Erik, me gustas— dijo de la nada la chica.

Erik la miró con una amplia sonrisa y acarició su mejilla.

—También me gustas.

Erik la besó con suavidad y mucha ternura.

—Será mejor que aún no se entere mi hermano— Morgan sonrió.

—Sólo esperemos un poco.

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