20.3 | El tormento

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¡Última parte! | maratón 3/3

En el interior del Bosque, los pájaros que dormían entre las ramas tranquilamente se escandalizaron por los fuertes sonidos que comenzaron a producirse, algunos tuvieron que elevarse en el cielo a causa del espanto

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En el interior del Bosque, los pájaros que dormían entre las ramas tranquilamente se escandalizaron por los fuertes sonidos que comenzaron a producirse, algunos tuvieron que elevarse en el cielo a causa del espanto.

Un horrible aullido desgarrador sacudió la tierra, pues se estaba formando una nueva pelea entre los árboles, muy al fondo del Bosque Maldito, lejos del pueblo lleno de supersticiosos.

—Cada día me decepciono más de ti —gruñó Esus con los dientes hacia afuera, mostrando cada uno de sus caninos.

—¿Ahora qué hice que a tus ojos está mal? —inquirió Darion, cruzándose de brazos.

Esus estaba hirviendo de cólera, su rostro estaba tan rojo que en ese momento sería capaz de atacar sin piedad.

—Tu misión —gritó Esus, señalándole con el dedo— es cuidar a Rowena.

No había que culpar al alfa de la manada, él también debía hacer su trabajo y así como Darion, tenía órdenes de algún superior.

—Qué curioso —dijo Darion con total tranquilidad, hasta que apretó la mandíbula para después gritar—: ¡es justo lo que estoy haciendo!

Esus intentó llenar sus pulmones de aire, pero la furia que sentía y calentaba todo lo que entraba a su sistema no lo permitía, mientras más aire dejaba entrar, sentía que se ahogaba.

—No quiero retirarte de tu cargo, ¡pero quiero que hagas las cosas bien! Parece que necesitas una de mis viejas lecciones.

Darion, cegado por la misma furia que Esus, se preparó. Se posicionó sobre la tierra, indicando que estaba preparado para cualquiera que fuese el ataque y, una parte de él, tenía la fe de que le ganaría, de que lo destrozaría. Él se convertiría en el alfa y lo mataría, aún cuando se sacrificara la misión. Sí, era su hermano, su familia... pero se trataba de más.

Finn estaba en un extremo, recargado en el tronco de un árbol, con lo que parecía ser una manzana de color dorado.

—¿Pueden dejar esta tontería? Hay cosas más importantes —señaló el camino hacia el pueblo.

Esus solamente gruñó de enojo e ignoró a Finn, Darion lo observó de reojo y negó con la cabeza.

No, eso era importante en ese momento. Lo más importante.

Derrotaría a Esus de una buena vez, él era mejor que él. Él podría destruirlo y tomar su lugar para que los dejase en paz. De tan solo pensar en su comportamiento egoísta y demandante, los dedos de Darion lanzaron chispas.

—Lo haremos como se debe —escupió Esus—, toma tu cuerpo de Beta y yo tomaré el de Alfa, el que me corresponde.

Darion se crispó y formó su mano en puño.

En las fauces del lobo | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora