13 | El día olvidado de Rowena

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El olvido es un mecanismo de defensa, a veces el cerebro actúa de esa forma para protegernos e, inconscientemente (en la mayoría de los casos) crea fobias

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El olvido es un mecanismo de defensa, a veces el cerebro actúa de esa forma para protegernos e, inconscientemente (en la mayoría de los casos) crea fobias.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo, Rowena?

Las manos de Rowena sudaban, tuvo que tomar la tela de su falda sucia y con ella jugueteó, no pudo apartar la mirada de Darion, penetraba su alma y hacía que sus piernas flaquearan.

Tomó aire y sintió que caería al suelo.

—Yo —murmuró, observando a los lados, por fin desvió la mirada de la amenazante de Darion y vagó hacia los demás, vio a su padre, totalmente alegre, preocupado y parecía estar demacrado; Terry, con su pequeña sonrisa y sus cejas demostrando toda su preocupación, como cuando Rowena salía lastimada cuando era una niña.

Entonces cerró los ojos, tomó todo el aire que pudo y, sin saber realmente qué decir, expresó:

—Yo... creo que gané una batalla.

Entonces todos los ojos recayeron en ella. La observaron, intercambiaron miradas y guardaron silencio. Todos observaban a Rowena sin excepción alguna.

El Sabio también la observó y se acercó unos pasos para quedar junto a ella.

—¿A qué te refieres?

Rowena dio una vez más con los ojos de Darion, ¿qué se supone que debía decir? ¿Acaso debía decirles a todos en el pueblo que se escondió en el bosque?

¿Eso la salvaría o empeoraría las cosas? Suspiró una vez más.

Intento descifrar la mirada de Darion, ¿qué estaba haciendo con su cara? ¿Le dolía algo? Se concentró y lo observó detenidamente. ¿Acaso le estaba tratando de decir algo? ¿Era un sermón?

Sus piernas volvieron a flaquear y, esa vez, Rowena no pudo mantenerse en pie, se cayó de rodillas sobre las maderas y observó al sabio.

—Bien —murmuró— no metamos más presión, debe estar agotada y hambrienta, cuando se recupere conseguiremos respuestas —dijo hacia los demás.

Muchos no estaban conformes, por lo que algunos gritaron:

—¡Está poseída!

Alucio ignoró a los habitantes y se concentró en Rowena.

—La chica procedente de la muerte —murmuró Gretel Helmik en su asiento.

Tomas y Cedric la observaron. Cedric estaba maravillado por la llegada de Rowena, creyó que u entrada había sido triunfal... apareció el mismo día de su funeral, mientras honraban a su alma.

—¿Qué dijiste? —preguntó Tomas a su esposa, tomando su mano.

Ella observaba fijamente a Rowena, parpadeó varias veces y, como si estuviese en un trance, murmuró:

En las fauces del lobo | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora