Capítulo 14: Bájale el volumen a la voz en tu cabeza.

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°Clara°.

Despierta hija, por favor.

Vuelve, te extrañamos.

Luces, llanto, gritos, silencio.

¿Nos puedes oír?

Vamos, mi amor. Tú puedes.

Desperté.

Tenía aproximadamente tres meses viviendo con mi abuela, las pesadillas y las voces en mi cabeza cada día se volvían más recurrentes.

Había estado escribiendo las frases que más se repetían para ver si lograba conseguirles algún sentido lógico.

<despierta hija, por favor>. Había asociado esta frase con papá, ya que era su voz la que repetía esta frase una y otra vez, a veces lo veía observarme y siempre que trataba de hablarle, desaparecía.

¿Por qué me pedía que despertara? Quizá se refería al trance en el que me encontraba, aún no procesaba su muerte como una realidad, debía pisar tierra y dejar de soñar despierta con su presencia a mi lado.

<Vuelve, te extrañamos>. Mamá y Luz, ambas me habían pedido que volviera a casa, no dejaba de soñar con ellas dos rogándome que regresara, y aunque las extraño con mi vida no quiero volver aún, no me siento segura.

<Luces, llanto, gritos, silencio>. El funeral de papá había marcado profundamente mi vida, aún cuando estaba despierta podía oír el llanto de Luz y sus gritos, a veces soñaba con el accidente de papá y veía luces blancas venir hacia mí y luego despertaba.

<¿Nos puedes oír?> Por supuesto que si podía oír a todas esas voces en mi cabeza, al principio creí que estaba loca, luego se estaba volviendo costumbre oír cómo me llamaban y no había nadie al rededor.

<Vamos, mi amor. Tú puedes.>  ¿Yo puedo? ¿Seguro? Porque estoy a nada de tirar la toalla. Era muy triste estar pasando por un duelo y además estar lejos de las personas que más amas, me sentía sola, incomprendida, deprimida, cada día se intencificaban más las ganas de morir.

Bien, tomé la decisión de asistir al psicólogo, ya que si estaba loca quería que un profesional lo hiciera oficial.

La abuela Yeni había sido bastante buena conmigo, atenta, cordial y comprensiva, ella también se encontraba viviendo su propio luto y ninguna era capaz de tocar el tema frente a la otra, lo vivíamos por separado.

Me dirigí a la cocina donde ella se encontraba preparando la mesa para desayunar, así que la ayudé.

— Buen día, abuela.

Ella me miró y se sonrió — buen día, mi amor. ¿Qué tal dormiste?

Bajé la cabeza y pasé mi mano sobre la misma como rascándola, no sabía qué responder.

Ya estaba al tanto de las pesadillas y las voces, era la única que lo sabía.

—¿De nuevo las voces? — me preguntó mientras se dirigía a la mesa a colocar los manteles y platos.

La seguí.

— Si, me están dejando sorda de lo fuerte que se oyen.

— Pues hoy iremos a la primera cita con la psicólogo, ella seguro hará que bajen el volumen y te dejen en paz.

Me senté con ella en la mesa y desayunamos unas deliciosas arepas con jugo de naranja, mi abuela cocinaba de maravilla.

Ambas nos vestimos para salir. El hecho de tener tantos meses viviendo con mi abuela hizo que ella me ambientara una habitación para mi sola, y aunque había estado durmiendo en el cuarto de ella debido a las pesadillas y voces, toda mi ropa y pertenencias las tenia en mi habitación.

Sueño profundo🌹 (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora