Capítulo 16: Claro que saldré de aquí.

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Anónimo.

Estoy cansada.

Cansada de esta vida miserable.

Cansada de despertar todos los días en estas 4 paredes.

Hasta he perdido la noción del tiempo, ni siquiera se qué día es hoy.

— Come, por favor. — oí esa dulce voz que me despertaba todas las mañanas para que tomara mi desayuno.

— Gracias, señora Clara. — respondí mientras tomaba un bocado de ese delicioso pan que solo la señora Clara preparaba con tanto amor para mí.

Clara... Ese nombre me traía tantos recuerdos...

— Hoy es tu último día aquí nena. — La señora Clara se sentó sobre esta pequeña cama, algo desgastada por los años y con los resortes del colchón un poco fuertes.

— Si, por fin saldré de este cochinero, odio que me envíen a aislamiento.

— Tienes que ser más pacífica — dijo mi nombre — no puedes pelearte con todos e irte a los puños cada vez que te provoquen.

Ignoré lo que me dijo y le cambié el tema.

— Se que viniste por otra cosa, por favor dime que tienes algo para mi.

La señora Clara, de unos 58 años más o menos, se sacó de su bolsillo de enfermera un ponquesito de mercado,  venía empaquetado pero ya estaba abierto, le colocó una pequeña velita.

— Feliz Cumpleaños, preciosa. — dijo mientras acercaba el ponque a mí.

No pude evitar reírme — Gracias, señora Clara, pero vamos, puede hacerlo mejor que eso, se que trajo algo más para mí.

La señora Clara rió conmigo, era muy bromista y ese ponque era solo un pote de humo.

Aplastó el ponque y sólo se veían las migajas caer en el plato.

— Ten, quiero que lo tomes por ti misma. — acercó el plato a mí.

Tomé el plato y escarbé entre las migajas del ponque, y si, ahí estaban.

Bingo.

— Aaaaaaaah, no sabe cuánto la amo señora Clara, esto si es un feliz cumpleaños. — le dije mientras le daba un beso a la bolsita con pastillas.

Ella tomó la bandeja con mi desayuno y la colocó en la mesa que estaba al lado de la cama.

— Te voy a extrañar mucho, mi niña.

—Afs, señora Clara no se ponga sentimental, sabe que si yo me voy usted se viene conmigo, ya no sufra.

— Espero todo te salga como lo tienes planeado, no soportaría que algo te pasara. — dijo mientras quitaba un mechón de cabello de mi cara.

— Gracias por ser esa mamá que no he tenido en largo tiempo, usted es como un ángel para mi.

Me levanté de la cama y me asomé por esa pequeña rejilla que llamaban ventana, con dificultad entraba la claridad por ese pequeño orificio, además, las mallas que lo cubrían hacían que la vista hacia afuera se tornara difícil.

Su tamaño reducido se debía a que era una zona libre de <peligro> y de <suicidios> jajajaja...

Si, claro.

A penas podía ver el patio de abajo, con sus arbustos y algunos árboles, sin faltar las rejas.

Rejas, sistema de cámaras, circuitos eléctricos, vigilancia.

Sueño profundo🌹 (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora