C A P I T U L O III
Izuku acomodó su mochila sobre sus hombros mientras pasaba una mano por su verdoso cabello, saludando con educación a las personas que pasaban por el mismo camino. Ese día habían salido temprano y se había dirigido directo a su casa, pese que sus amigos pidieron una salida por el centro comercial, él se sentía cansado, sólo quería llegar a tirarse a la cama y dormir.
Soltó un suspiro y agachó la mirada a sus tenis, notando que uno de sus cordones estaba suelto. Se detuvo y agachó, sin verificar primero si venía alguien detrás. Empezó a amarrar sus cordones cuando una voz rasposa se aclaró detrás.
- ¿Me das permiso?
- Ah sí, claro... - giró para ver a esa persona.
Bakugo Katsuki lo miraba aburrido. Izuku tragó saliva, se levantó y se hizo a un lado, dejándolo pasar con una sonrisa tímida. El pelicenizo hizo un pequeño gesto con la cabeza, retomando sus pasos. Izuku lo miró hacerse pequeño hasta que se convirtió en una mancha oscura.
Todos los días lo veía caminar a casa por esas mismas calles, todos los días compartían una que otra palabra, o incluso se iban juntos en el mismo autobús. Pero como siempre, era difícil para Izuku mantener una conversación con ese chico, pues parecía odiarlo. Su rostro siempre era inexpresivo, era cortante, incluso podría decir que lo ignoraba en ocasiones. ¿Habrá hecho algo que le molestase? No lo recordaba.
Salió de casa por el mandado a la tiendita de la esquina que le había encargado su hermano. Sacudió su playera sin mangas y empezó a caminar hasta dicho lugar, que, literalmente se encontraba en la esquina. La señora Takatori era una mujer mayor con una sonrisa amable que siempre atendía a sus clientes de buena forma, incluso llegó a tener una pequeña amistad con ella.
- Izuku-kun, que bueno verte por aquí. - saludó la señora llevando una caja de cartón grande fuera de la tienda.
- Buen día señora Takatori. - saludó amable -. ¿Necesita ayuda con eso? Se ve pesado.
- Oh no, no, no quiero importunar.
- No es ningún importuno señora Takatori, me gusta ayudar - le sonrió.
- Bueno, está bien. Allá atrás hay otras tres cajas. - señaló la puerta.
Izuku rió, entrando a la pequeña casa de la señora Takatori y cargando una caja verdaderamente pesada entre sus brazos. Hizo una mueca, tomando una respiración para luego empezar a caminar hacia la salida. La dejó sobre la otra, sacudiendo sus manos, volviendo entrar para buscar la otra caja. La cual era más pesada. Quiso preguntar, pero lo veía irrespetuoso.
- ¿Midoriya Izuku?
Esa voz lo detuvo, mirando al chico pálido frente a él con semblante confundido. Izuku parpadeó varias veces, recordando que seguía cargando la caja, entonces la dejó en el suelo junto a las otras dos y miró al chico.
- Oh, hola Bakugo-san. - saludó con una sonrisa amable.
- ¿Qué haces?
- Ayudo a la señora Takatori con unas cosas - se encogió de hombros -. Listo señora, ¿hay algo más en lo que pudiera ayudar?
- No cariño, está bien - respondió ella saliendo para atender a los dos jóvenes -. ¿Qué necesitan?
- Tú primero. - Izuku se hizo a un lado.
- Tú llegaste primero.
- Pero quiero que tú vayas primero - insistió con sus manos.
Katsuki no le dio más vueltas al asunto, por lo que dio dos pasos al frente y miró los productos de la tienda.
- ¿Me da el paquete de frituras de siempre, extra grande?
- Claro cariño. - la señora Takatori se giró para alcanzar el pedido.
Izuku se paró junto a Bakugo, apoyando sus brazos medio sudados en la ventanilla de piedra, mirando a la señora Takatori.
- Apestas.
Miró a Katsuki con desconcierto.
- ¿Eh?
- Que hueles mal - lo miró de reojo.
- Ah... ¿En serio? - se olió con disimulo - Ah sí... Lo siento... Señora Takatori, ¿puedo tomar unas servilletas?
- Claro Izuku-kun.
El peliverde agarró un par de servilletas, pasándolas por su frente y brazos descubiertos para intentar secar el ligero sudor que el haber cargado cajas había provocado. Sintió la mirada fija de Katsuki en él, sintiéndose nervioso.
- Aquí tienes cielo. - la señora Takatori le entregó el paquete de frituras al cenizo.
- Gracias - entregó el dinero, se inclinó y entonces se dio media vuelta para irse.
- ¡Ten un buen día Bakugo-san! - se despidió Izuku, que como siempre, fue ignorado.
@KCXMOON
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𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁𝗶𝗲 ♡︎♡︎ ᵏᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ
Fanfiction«Mírenlo siendo tan lindo y adorable... debe ser un truco, quizás trama algo. Ese niño no es normal es demasiado amable para ser real. Debe ocultar algo realmente oscuro. ¡Es perverso! ¡El mal personificado! Si buscas en el diccionario la palabra "p...