01: Especial

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Caramelo

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Caramelo

Katsuki soltó un suspiro cansado al entrar a su hogar, cerró la puerta tras él con el pie sin dejar de acariciar distraídamente al animal que seguía en sus brazos, caminando con él hasta detenerse a mitad de su sala. Entonces se dio cuenta de ese pequeño detalle.

- ¿Y yo por qué mierda te traje a casa? - Le dijo dicho ceñudo, levantándolo hasta ponerlo frente a su rostro.

El pequeño minino maulló tímidamente, como si estuviese respondiéndole, lamiendo rápidamente la punta de su nariz. Katsuki arrugó la nariz frunciendo los labios, negó lentamente e infló sus mejillas.

- No vas a comprarme con lamiditas. - Le dijo casi con recelo. - Soy alguien duro ¿sabes?

El animal volvió a lamer la punta de su nariz y volviendo a fruncir el ceño rodó los ojos.

- Está bien, puedes quedarte. Pero si te haces popó te lanzaré a la calle.

El gatito soltó un pequeño maullido agudo al tiempo en que Katsuki se agachaba para dejarlo en las losetas blancas. Las cuatros patitas blancas que contrastaban con todo su castaño pelaje se posaron con cuidado en el suelo, pareció meditarlo un poco y entonces salió corriendo rápidamente hasta perderse en el pasillo que daba a la cocina. Katsuki formó una mueca con sus labios y volvió a reincorporarse, descolgando la mochila de sus hombros y lanzándose junto a ella sobre el sofá.

- ¡No puede ser, un gatito! - Escuchó el chillido de su madre venir de alguna parte y cerró los ojos fingiendo haberse dormido cuando escuchó los pasos acercarse.

- ¡Katsuki! ¿Por qué trajiste un gato a la casa?

- No sé.

Escuchó silencio y entonces abrió los ojos, observando a su madre con el animal en abrazos acariciándole cuidadosamente. El gato se dejaba hacer mimos y casi podía oírle ronronear.

- ¿Nos lo podemos quedar? - La señora Bakugo preguntó con un brillo en sus ojos y con el tono de voz de una niña emocionada. Bakugo puso los ojos en blanco.

- No sé mamá, tú eres el adulto aquí.

- Ah sí, sí, sí - Rió levemente

- Entonces, ¿Cómo le pondremos?

- No sé.

- ¡Katsuki, al menos finge interés! - Le miró ceñuda con la mano libre sobre su cadera. Bakugo rodó los ojos soltando un suspiro y miró al animal que seguía acurrucado en el pecho de su madre.

- Caramelo, porque se ve extremadamente dulce. - La señora Bakugo miró al animal unos segundos y asintió con una sonrisa satisfecha.

- ¿Dónde lo encontraste? - Preguntó curiosa al tiempo en que se agachaba a dejarlo en el suelo, observándole rodear sus piernas y restregarse contra ella.

- Un mocoso mal educado me lo dio. - Su madre le miró ceñuda. - No preguntes.

Su madre asintió y se levantó mientras tanto sacudía sus ropas. - Bueno, me iré a trabajar. La comida está en la cocina, saqué a Deku al jardín para que hiciera sus cosas y para Caramelo... Creo que hay una lata de atún en la nevera.

Pareció pensarlo unos segundos y luego asintió casi convencida, tomando la bolsa que descansaba en el sillón frente a él y colgándola en su hombro derecho, se acercó a su hijo y dejó un suave beso en su frente revolviendo un poco sus oscuros cabellos ganándose quejidos de su parte. Katsuki se despidió de su madre y regresó su vista al animal sentado frente a él cuando escuchó la puerta cerrarse.

Caramelo le miraba con la cabeza ligeramente ladeada, moviendo la cola blanca con una pequeña mancha marrón al final casi perezosamente.

Frunció con una mueca en sus labios. - ¿Y tú qué me ves?

 - ¿Y tú qué me ves?

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@KCXMOON

𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁𝗶𝗲 ♡︎♡︎ ᵏᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora