C A P I T U L O XXV
Después de aquel raro encuentro con su tío, parecía que el enojo de Izuku había desaparecido, pues sonreía hacia los chicos e incluso reía junto con ellos. Sin embargo, Katsuki sabía que sólo estaba ocultando algo. Ahora comprendía por qué siempre estaba sonriendo, porque las personas le creían a una sonrisa, sin darse cuenta que hay mucho más escondido detrás de ella.
Normalmente, obviaría el asunto y seguiría con su vida como si nada hubiese sucedido, le valdría tres hectáreas de mierda si Midoriya se estuviera sintiendo de lo peor y no se acercaría, porque no era de su incumbencia, porque no era su asunto. Pero era él pecoso y por algún motivo sintió la necesidad de consolarle. Porque cuando alguien le importaba lo suficiente siempre veía por su bien. Aunque él lo negara, era muy protector con sus amistades y bastante bueno escuchando, era alguien que disimuladamente se preocupaba por ti e intentaba hacerte sentir un poco mejor. Hanta lo sabía, Kirishima lo sabía. Él lo sabía.
Por eso, sin pensarlo le había sujetado de la mano tentado a entrelazar sus dedos y lo había llevado casi arrastrándolo, alejándose del bullicio que hacían los chicos. Llegando hasta una parte más alejada del lago de Ueno, donde habían menos personas. Izuku miraba sus manos, esperando que Katsuki dijera algo.
- ¿Quieres hablar de eso? - Murmuró, sentándose en una banca. Izuku lo imitó.
Negó.
- Está bien, no te presionaré.
Silencio.
Katsuki miró las palomas caminar por ahí, las cuales salieron volando cuando un pequeño niño corrió entre ellas, riéndose de su acto de maldad. Su madre llegó hasta él y lo cargó en brazos, enviándole una dulce sonrisa para luego caminar hasta un puesto de globos de colores.
- Mi historia, si es que se le puede llamar así... - Murmuró. Bakugo le miró, sus ojos filosos observaban al niño señalando un globo azul y a su madre comprándolo. - No es la más triste de todas, pero es mía después de todo.
Un joven señor se acercó a ellos, sonriéndole a ambos.
- En resumen. Mi padre murió cuando era un niño, fue un accidente en su trabajo. Ese señor, el de la heladería, fue nuestro soporte en aquellos tiempos, durante años, cuando mamá no podía sola con los gastos.
Katsuki se acercó, todavía con su mano entre la suya, entrelazando sus dedos lentamente y acariciándole con suavidad sin decir nada. Cuando Izuku sintió sus manos unidas casi de inmediato había dado un pequeño apretón, fortaleciendo la unión de sus dedos.
- Mamá estuvo tan deprimida, tanto que dejó de comer y sonreír... Dejó de darnos cariño y comenzó a descuidarse. Se había enfermado tanto que un día, simplemente nos dejó... M-me asusté tanto Sempai, tanto que sin pensar le hablé a ese señor... Nos culpó por no haberla cuidado como debíamos y nos corrió de la casa que ni siquiera era suya...
Katsuki pegó la cabeza a su hombro, sin detener las caricias en el dorso de su mano, escuchando la respiración del peliverde hacerse pesada. Sonriendo sutilmente al notar lo pequeña que se veía a comparación de la suya.
- Ella siempre fue tan dulce y amable con todos, siempre te sonreía y trataba de hacerte sentir bien aún cuando ella se sentía peor... - Murmuró con voz queda, pegando su cabeza con la de Bakugo y cerrando los ojos, disfrutando de las caricias que el mayor le propinaba. - Cuando mi hermano y yo nos mudamos aquí, no teníamos mucho dinero y apenas nos sosteníamos entre los dos. Pero entonces conocí a Todoroki, gracias a él tengo un techo donde vivir y comida para los dos... La familia de Shouto es como la nuestra, siempre nos hicieron sentir en casa y nunca nos dieron la espalda, aún con nuestras preferencias... No como ese señor.
Silencio.
Uno en el cual Bakugo le giró, para envolverlo mejor entre sus brazos, importándole poco que algunas personas los mirasen. En ese momento, justo ahí, lo único que importaba era Izuku. Sólo Izuku.
- No puedo devolverte a tu madre y regresarte la felicidad. - Murmuró mientras tanto acariciaba su cabello con suavidad. - Pero puedo intentar hacerte feliz todos los días para que aquella hermosa sonrisa nunca se borre.
- ¿En serio lo harías Sempai? - Murmuró contra su pecho, haciéndole cosquillas cuando le sintió aspirar su aroma.
- En serio lo haré.
- Eres el mejor hyung, tengo suerte de tener un amigo como tú.
La cagas Midoriya.
¿Por qué eres así?
¿Le pegas tú o le pego yo?
Me dueles.
...
¿Y si lo tiro al agua y me hago el pendejo frente a los chicos?
- Sí, para eso estamos.
@KCXMOON
ESTÁS LEYENDO
𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁𝗶𝗲 ♡︎♡︎ ᵏᵃᵗˢᵘᵈᵉᵏᵘ
Fanfiction«Mírenlo siendo tan lindo y adorable... debe ser un truco, quizás trama algo. Ese niño no es normal es demasiado amable para ser real. Debe ocultar algo realmente oscuro. ¡Es perverso! ¡El mal personificado! Si buscas en el diccionario la palabra "p...