Capítulo 11

1.3K 82 0
                                    

Ninguno de los dos apartaba sus ojos de la chica.

—¿Qué pasa? —Les pregunté yo.

—Esa chica es virgen, las vírgenes desprenden un olor peculiar, bastante fuerte y muy adictivo. Es difícil para un demonio resistirse a ese olor. De momento no había nadie virgen en este restaurante. —Me contestó Satanás mirándome con atención.

—¿Por eso lo supiste tan rápido cuando me conociste?

—Bien deducido Kate, así es.

Continuamos cenando tranquilamente, la chica se encontraba un poco más lejos de nosotros. De vez en cuando la miraban pero Ethan se estaba concentrando mucho en mí. Ya que estaban despistados decidí comenzar mi plan de huida.

—Si me disculpáis, tengo que ir al baño. —Les dije levantándome de la mesa.

Satanás se me quedó mirando fijamente, pero yo rápidamente aparté la mirada y me dirigí hacia el baño. Una vez allí busqué alguna venta, pero como no había ninguna salí y fui con disimulo hasta la puerta principal.

Conseguí salir del restaurante y pude aspirar el aire fresco de la noche, a pesar de estar muy nerviosa me pude sentir libre, después de más de un mes me sentía libre. Aunque esta reciente libertad acababa de empezar, ahora tenía que huir.

Empecé a andar por la calle rápidamente, cuando al girar la esquina de la calle choqué con algo, más bien con alguien.

—Lo siento, iba despistada y no te vi. —Al levanta la cabeza me encontré de lleno con los ojos de la persona de la que huía. —Ethan...

Sus ojos estaban rojos y brillaban en la oscuridad de la noche. Se notaba que estaba muy enfadado.

—Enserio humana, eres tan tonta que no te acordaste de que mi padre puede leerte la mente.

Mierda y mil veces mierda, había estado tan concentrada en el plan, que no me había acordado de una cosa tan importante como que Satanás podía entrar en mi mente y sabía el plan a la perfección y que iba a hacer en cada momento.

—Que conste que esto se merece un buen castigo, me has hecho enfadar como nunca Katherine. Enserio te había creído cuando me besabas y me hablabas de forma tierna y cariñosa, estoy muy decepcionado.

—La verdadera pregunta es cómo te has podido creer que en serio sentía algo por ti. Porque me folles no vas a cambiar nada, te creía más inteligente. —Le solté muy enfadada, esta situación me cabreaba, después de todo lo que me había hecho, encima se enfadaba por la cosa más obvia que iba a hacer.

—Volvamos al restaurante, mi padre nos está esperando para acabar de cenar y volver a casa.

—No pienso volver.

—No había sido una pregunta. —Me cogió de la cintura y me puso encima de su hombro.

Me llevó así por toda la calle y una vez dentro del restaurante caminó hasta nuestra mesa.

—Bájame ahora mismo Ethan Harks, estamos haciendo el ridículo.

—Me la demasiado igual, y yo que tú no me quejaría tanto, a no ser que quieras que tu castigo empeore.

Yo me callé y él me bajó al suelo, para después hacerme sentar en mi silla. Satanás miraba divertido la escena, sus ojos estaban bastante abiertos y sus cejas ligeramente alzadas. Una vez los dos sentados él habló.

—No sé quién de los dos en más estúpido. Tú, Katherine, por no darte cuenta de que iba a leer tu mente, o tú, Ethan, que a pesar de ser mi hijo pensaste que con solo acostarte con ella te serviría para enamorarla.

—Pero no lo entiendo, le he dado todo lo que ha querido y más y sigue igual, lo único que ha cambiado es que ahora no me tiene miedo. —Contestó Ethan frustrado.

—Poco a poco hijo, parece que no, pero hay humanos más testarudos que algunos demonios, debes darle tiempo.

—Ya lo veo. —Respondió Ethan esta vez mirándome a mí.

—Ahora si me disculpáis, voy a por mí postre. —Dijo Satanás para luego levantarse e irse detrás de la joven chica acompañada de sus padres que se había ido al baño.

—Va a...

—Va a follársela, y a posiblemente beberse un chupito de su sangre.

—¿Los demonios también bebéis sangre? —Le pregunté alarmada.

—Así es, la mayoría de criaturas sobrenaturales lo hacemos, pero no es algo esencial en nuestra vida como para los vampiros. Pero de vez en cuando es agradable ya que está deliciosa y nos ayuda a aumentar nuestro poder.

—Comprendo. ¿Entonces la chica dejará de oler cuando tu padre le quite la virginidad?

—Dejará de oler a virgen, pero ahora olerá a mi padre durante una semana, verás, cuando un demonio deja su semen dentro de una persona, esa persona huele al demonio durante una semana, es como marcar territorio. De hecho, los demonios tenemos prohibido acostarnos con una persona que ya está marcada, solo te puedes acostar con ella una vez que han pasado los siete días.

—Entonces...

—Sí, tú estás marcada por mí, y no voy a permitir que dejes de oler a mí. Así que ya sabes que vamos a hacer mucho a partir de ahora.

Yo me quedé impresionada por ese tema y caí en cuenta de una cosa muy importante que nos habíamos pasado por alto.

—Si te has corrido dentro de mí, me puedo quedar embarazada.

—No te preocupes por eso, con los demonios las cosas no van así, es más complicado.

—Pues explícame.

—Primero te inyectaría un suero y luego ya sí que con solo corriéndome dentro de ti te quedarías embarazada. Pero no te preocupes, hasta que no nos casemos no vamos a hablar de tener hijos.

Solté un suspiro de alivio, no quería quedarme embarazada tan joven y menos de él.

Su padre no tardó en volver a la mesa. Se notaba un poco despeinado y tenía una pequeña mancha de sangre en labio inferior. Él se sentó enfrente de nosotros y nos miró sonriente.

—Veo que lo has disfrutado, tienes sangre en el labio. —Le soltó su hijo. —Ahora la chica apesta a ti y está aturdida, le has absorbido bastante sangre.

—Tenía sed. -Le respondió mientras se limpiaba la sangre con una servilleta. —Y he de decir que estaba deliciosa, ha sido una gozada follármela mientras la bebía. Pero tranquilos, no le ha pasado nada grave. Los demonios no matamos al beber. —Dijo esto último mirándome fijamente.


Acordaos de votar si os a gustado, por favor me ayudáis mucho para seguir escribiendo.

Dama del demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora