El día pasó bastante rápido y cuando me di cuenta ya era la hora de comer y las clases habían terminado. Teníamos que entregar muchas cosas la semana que viene y estaba bastante estresada. Ere muy exigente conmigo misma y eso a la larga me había causado problemas de ansiedad desde pequeña con los cuales aún lidiaba.
Estaba comiendo tranquilamente en el despacho de Ethan pensando en todas las cosas que tenía que hacer cuando el demonio delante de mí habló sacándome del trance.
—¿En qué está pensando tanto esa cabecita tuya? No has hablado en toda la comida y tu pollo se va a enfriar. —habló él un poco preocupado.
—Nada, tonterías mías, no importa.
—Claro que importa cariño. ¿Qué pasa?
—Es solo que tengo que hacer muchos trabajos para la semana que viene y me estreso con facilidad. —miré mi comida y la boca del estómago se me cerró. —No tengo hambre.
—No has comido casi nada.
—He dicho que no tengo hambre, no me entra, entiéndelo joder. —solté irritada por su insistencia.
—Ven aquí Katherine. —dijo mientras se palmeaba los muslos.
Rendida le hice caso y me senté en sus piernas de modo que quedaba cara a cara con él. Me cogió de la cintura y me empezó a acariciar por encima de la ropa.
—Se que sufres de ansiedad por estrés desde que eras pequeña. —confesó él.
—Vaya, sí que me has estado observando bien, no se te ha pasado nada. —en ese momento me di cuenta en la mala manera en la que le estaba hablando cuando el solo se preocupaba por mí. —Siento haberte hablando mal.
Me acurruqué dejando mi cabeza apoyada en su pecho mientras él me acariciaba el pelo lentamente relajándome por completo.
—No pasa nada cariño, te entiendo. Y sobre lo de observarte es verdad, no se me ha pasado nada, ni siquiera lo que tu tío el hijo de puta te hizo con nueve años.
Yo levanté la cabeza alarmada encontrándome con su mirada furiosa, empecé a temblar al recordar los sucesos de aquel día.
—No, no... ¿Cómo lo sabes? No deberías saberlo, nadie debería...
—Tranquila, tranquila, ya pasó todo, no te asustes, no dejaré que algo así te vuelva a suceder, antes mataría al malnacido.
Me abrazó muy fuerte mientras yo sollozaba en su pecho manchando su impecable camisa de lágrimas.
—Cariño, creo que te ayudaría mucho hablar con alguien sobre esto. No sé a la perfección lo que pasó ya que aún no te había conocido pero creo que después de tantos años ocultándolo, hablarlo con alguien como un psicólogo o con alguien de confianza te ayudaría mucho. —él me cogió de la cara haciendo que lo mirase a los ojos. —Cuando estés preparada pequeña, solo cuando estés preparada, no quiero presionarte.
Yo asentí levemente y volví a recostar mi cabeza en su pecho.
—Vamos, tenemos que acabar de alimentarnos. —dijo él con un tono divertido.
Me colocó sentada hacia un lado de sus piernas, acercó un poco mi plato, pinchó con el tenedor un poco de pollo y lo acercó a mi boca.
—No me apetece. —respondí yo apartando un poco mi caray haciendo una mueca de desagrado.
—No me hagas berrinche. Necesitas comer, has almorzado poco y no voy a permitir que te mueras de hambre.
—No me voy a morir de hambre por no comer mucho ahora. —tenía un nudo en el estómago y cero ganas de comer.
Ethan volvió a insistir y al final accedí al no tener otra opción. Me dejé alimentar por él y en cierto modo cada vez me gustaba más que me cuidase, me causaba una sensación de tranquilidad.
Después de comer recogimos todo y nos subimos al coche para ir directamente a por nuestra futura mascota.
Por el camino recosté mi cabeza en el cristal mientras descansaba un poco cerrando los ojos ya que estaba muy cansada, hasta que sentí una mano en mi muslo cerca de mi entrepierna.
Abrí los ojos y lo miré, no quedaba mucho para llegar. Él me observó rápidamente para poner su mirada de nuevo en la carretera.
—¿Te pasa algo, pequeña? —preguntó un poco confundido.
—No, es solo que me tiene que bajar la regla y me encuentro cansada y con un poco de dolor de barriga.
—Pobrecita. —acarició mi muslo y a los pocos minutos llegamos al lugar y aparcó el coche.
Bajé del coche emocionada bajo su atenta mirada divertida.
—Vamos, corre, date prisa. —Llegué a su lado del coche y le abrí la puerta para que bajara más rápido.
El solo hecho de pensar en la criatura que íbamos a adoptar en unos minutos me emocionaba de tal manera que no podía esperar, parecía una niña pequeña cuando sus padres le dicen que pueden tener una mascota. Era la cosa que siempre había deseado, por lo menos Ethan no había traído solo cosas malas a mi vida.
—Cariño, no tenemos prisa, el gatito no se va a ir a ningún lado. —soltó bajando tranquilamente del coche y cerrando tras él.
Se acercó a mí, cogió mi mano, me dio un beso en la cabeza y fuimos caminando por la calle hasta entrar en la protectora.
Acordaos de votar si os gusta por favor, me ayudáis mucho para seguir escribiendo.
Se que desde el último capítulo ha pasado bastante tiempo pero quiero que sepáis que esta historia no está abandonada ni mucho menos, es solo que estoy con mucho estrés entere el instituto, vida privada y la verdad es que me cuesta bastante tener inspiración como antes, espero que podáis entenderlo y aunque este capítulo ha sido un poco corto para mi gusto esta historia continua y el siguiente ya está en marcha. También estaré corrigiendo algunas cosas.
También tengo otro libro llamado Amor en las notas que lo podéis encontrar en mi perfil también. Estaré escribiendo los dos a la vez, me haría mucha ilusión que os pasarais a leer, también tendrá escenas +18 y su temática es la música, la universidad y trata temas delicados como los TCA, tiene muy poquitos capítulos y la verdad es que no está teniendo casi leídas y me animaríais mucho que os pasarais a leerlo, creo que puede ser muy interesante.
Por cierto muchísimas gracias por los 13.7k leídos y los casi 1k votos. Me animáis un montón a seguir.
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Dama del demonio.
RomanceKatherine Brown es una chica de 20 años que estudia Bellas Artes en Nueva York. Tras sufrir la muerte de sus padres en un accidente de tráfico ella está dispuesta comenzar una nueva vida sola y centrarse en los estudios, Pero todo se quedará en un i...