Capitulo 18.

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— ¿Te sientes mejor? —Pregunto dudosa extendiéndole un vaso con jugo de piña a Christian.

El solo asintió, su rostro estaba hinchado por llorar y sus mejillas junto a sus ojos rojos. Estaba echado en el sillón mirando un punto del suelo mientras sus dedos golpeaban el vaso de manera arrítmica.

Suspiro haciendo una mueca, me acerco a el para correr el cabello que entorpecia su rostro y lo hago mirarme con cuidado.

— ¿Quieres compartir lo que piensas? —Le digo viendo sus ojos que seguían lagrimosos.

— No se si es lo correcto, o si estarás de acuerdo pero... No estoy molesto con Justin.

Mi cuerpo se tensa y me incorporo en mi lugar para verlo fijamente con intención de escuchar sus argumentos. Era muy fuerte lo que decía.

— ¿Como? —Pregunto como si no lo hubiera escuchado.

— Sé que el... Mierda, se que el era tu novio pero por alguna razón no estoy molesto con él.

— Te escucho. —Lo invito a hablar cruzandome de brazos.

— Beverly, yo a Justin lo conozco desde la cuna... Mi pareja fue quien me falló y aunque el sabía perfectamente lo que hacía no puedo dejar que rompa nuestro vínculo.

Chasqueo mi lengua y muerdo mi labio intentando entender.

— ¿Estas dimensionando lo que me estas contando? —Digo intentando mantenerme firme.

— Si. —El suspira y se inclina para dejar el vaso en la mesa frente a nosotros.— Justin es mi única familia, Beverly... He manchado mis manos de sangre por el, hemos pasado por tanta mierda juntos que no puedo permitir que la persona que creí el amor de mi vida... —Se detiene, puedo ver como las venas de su cuello palpitan y su mandíbula tiembla.

— Christian me tienes a mi. —Digo con seguridad y el aparta sus ojos de los míos.

El silencio se apodera del lugar, trago en seco y boto el aire lentamente. Esto estaba colapsandome.

— No importa que pase, yo no me voy a ir de tu lado Christian.

— ¿Que estoy haciendo? ¿Que se supone que debo hacer? —Pregunta afligido.

— Haz lo que te deje dormir tranquilo por las noches... —Digo con voz temblorosa.

El se pone de pie, vaga por la sala de estar. Verlo me rompía el corazón, estaba deshecho y parecía muerto en vida, nisiquiera el sabe lo que hace.

— Voy a irme un tiempo... —Dice luego de unos minutos en silencio.

— No lo hagas... —Una risa realmente llena de ironía salió de mis labios. Mi vida parecía una comedia de bajo presupuesto muy mala.

— ¿Puedes ponerte en mi lugar? Estoy digiriendo la traición de mi ex novia y mi hermano... ¡Justin es la única persona que me queda! ¿Que quieres que haga? ¿Que actúe como si nada ocurrió y siga mi vida con el letrero de idiota en la frente?

Me quedo en silencio ante su arrebato y me pongo de pie para irme. Tomo mis cosas aguantando el llanto, literalmente ya no me quedaban ganas de llorar.

— ¿A donde vas ahora? —Pregunta desconcertado, bufando como si fuera yo la que estuviera errando.

— ¡A la mierda, Christian! —Le grito sin poder retener más mis emociones.— ¿Que se supone que yo haga? ¡Vine a ti porque eres la única persona que tengo! ¡Eres mi única familia aquí! —Mi voz se quiebra y comienzo a llorar.— ¿Solo tienes a Justin? ¿Y qué hay de mi?

— Beverly no...

— Cállate. —Le interrumpo alzando la voz sin control.— ¿Sabes por qué sigo en esta maldita ciudad? ¡Por ti y Vanessa! ¿Que pasó con Vanessa? ¡Se folló a mi novio! ¿Crees que tengo a alguien más? ¡Collette se folló a Justin en la fiesta de la playa! ¿Y qué pasó con Zac? Que no puedo ni mirarle a la cara porque ver a Justin otra vez fue un desequilibrio emocional y rompió todo lo que construí en dos años. ¡En dos malditos años! ¿Sabes por qué? ¡Por que lo amo todavía! ¿Puedes creerlo? ¿Pero a quien carajos le importa? ¿A quien carajos siquiera le importó yo? ¡Estoy sola en esto, Christian! ¡Sola! —Estaba alienada, sin control, desconsolada y ahogada en mi llanto.— Y creí que te tenía... ¡Crei que me necesitabas tanto como yo a ti! —Finalizo sollozando tan fuerte que mi garganta duele.

Christian me escucha inmóvil, con lágrimas en los ojos.

— Beverly... —Alarga en un suspiro e intenta acercarse a mi pero le esquivó llendo a la puerta.

— ¡No te atrevas a retractarte ahora! Ya me quedó claro que no me necesitas en lo más mínimo. —Escupo las palabras limpiando mi rostro tan fuerte que me arde la piel al pasar el dorso de mi mano sobre ella.

Abro la puerta y sin esperar nada de él la cierro a mis espaldas con todas mis fuerzas. Sonó tan fuerte que la gente que caminaba por ahí volteo para verme con sorpresa pero dejaron de hacerlo al mirarme tan destruida y desconsolada.

Solo me tenia a mi. No podía permitirme caer otra vez, no podía arruinar todo en tan poco tiempo.

Siempre haz estado sola, nada ha cambiado desde que eras pequeña. Me decía a mi misma buscando la calma para poder seguir adelante.
Conduje de vuelta a la Universidad, desahogando mi tristeza en el camino. Luego del largo viaje llegue más tranquila, tomo mis pertenencias del auto y bajo dispuesta a romper otro vínculo.

Camino hasta el campus y veo a Zac secándose el sudor del rostro con una toalla, me acerco dudosa, con un dolor en el pecho pero ya no tenia nada que llorar. Estaba bien, o iba a estarlo dentro de poco.

Sus ojos azules se pocisionaron en mi y sonrió con tristeza, bebió de su botella y su semblante me dio tranquilidad dentro de todo.

Lamento nunca haber estado a la altura de tus sentimientos... Pensé mientras su sonrisa desaparecia y la mía ni signos de aparecer.

— Hola bonita... —Me saluda tomando mi cintura con una de sus manos y deposita un beso en mi mejilla. Con su mano libre acaricia mi cabello.

— ¿Como estuvo el entrenamiento? —Le pregunto bajando la mirada a su uniforme.

— Bien, como siempre... —Suspira. Nos quedamos en silencio.— Al parecer hay dos entrenadores interesados en mi.

Mi pecho se llena de orgullo. El de verdad se merecía lo mejor.

— Eso es genial, Zac. —Digo sincera y abrazo su cintura para acomodar mi rostro en su pecho.

Trago en seco cuando el me abraza por los hombros, apoya su mentón en mi cabeza y el latir tranquilo de su corazón me da mucha paz. Ojalá pudiera elegir de quien enamorarme.

— ¿Sabes porque estoy aquí verdad? —Le digo sin separarme.

— Claro que lo sé preciosa... —El bota el aire y me toma de los hombros para alejarme de su cuerpo.— Aunque quiero escucharlo de todos modos.

— No puedo seguir contigo, Zac. —Digo viendo sus ojos celestes más brillantes y claros que nunca.— Lo siento tanto... —Bajo mi vista al suelo. En verdad dolia más de lo que imagine.

— Esta bien, Bevy. —Su mano levanta mi mentón.— Esta bien... —Me sonríe, su voz llena de compresión me erizaba la piel.— Yo siempre voy a querer que tu seas feliz, ya sea conmigo o sin mi. —Suelta una triste risa nasal y se aleja por completo.

— Perdón si te hago daño...

— Voy a estar bien. —Dice seguro, suspira y comienza a caminar lejos de mi.— Cuídate, ¿si?

Se despide con un saludo de mano, lo respondo apretando mis labios para no volver a llorar. El se da la media vuelta perdiéndose en un pasillo hacia los camerinos por lo que respiro profundo y cierro mis ojos.

¿Que debía hacer ahora?

× × ×

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paralyzed [jb]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora