Capítulo 01.

514 23 2
                                    

Abrí mis ojos somnoliento, con dolor de cabeza sintiéndome extrañamente enfermo. Bufe para sentarme en la cama y mirar mis pies apoyarse en la alfombra. Suspiré y froté mi frente, me dolía la cabeza mucho pero el suave tacto de una pequeña mano en mi hombro erizó mi piel. Tragué nervioso, y me atreví a mirar aquella mano que tanto reconocía.
Su rostro no tardó en apoyarse también y dejó un suave beso en mi mejilla.

— Buenos días, Justin... —Sonreí al escuchar su melodiosa voz tan cerca de mi casi como un eco.

— Buenos días, preciosa. —Respondí emocionado y la miré, casi como si fuera un ciego que la observa por primera vez.

Ella comenzó a reír alegremente, con naturalidad dándome una enorme satisfacción, era la risa más hermosa y tener el honor de apreciarla me hacía muy feliz.
Sentí entonces en mis oídos como su risa poco a poco se alejaba de mi, y al voltearme a verla fijamente todo su cuerpo comenzó a desvanecerse frente a mis ojos.
El terror comprimido en mi pecho era desesperante, intenté agarrarla, tomarla, detenerla, sentirla por última vez pero fue en vano.
Ella se había ido otra vez.

Abrí mis ojos desesperado y desorientado, hasta que la triste realidad me dio una cachetada casi de inmediato. El reloj marcaba las 3:46 de la madrugada en el pequeño mueble a mi lado como era costumbre.

Las lágrimas no dejaban de caer por mi rostro, mi cuerpo sudaba frío y era frustrante sentir como mis ojos se aguaban una y otra vez a cada segundo y yo no podía evitarlo.
Encendí un cigarrillo con un pulso tembloroso, me levanté de la cama y me senté en la ventana para ver la vista de lo que antes pudo ser una hermosa ciudad, la verdad ya no le encontraba lo lindo a nada. Ni siquiera podía apreciar una noche en las costas más hermosas del país, mientras los edificios a mi alrededor iluminaban la gran ciudad.

Me dolía el pecho, el estómago se me encogía cada vez que intentaba recordar todo y poder superar lo que me hacía sentir.
Su maldito nombre era una tortura, pensar en ello me hacía querer desaparecer.
¿Como pude dejar que esa chica me destruyera a este nivel? Incluso cuando intentaba recordar todo seguía siendo dudoso.

Le di una fuerte calada al cigarrillo, lo lancé por la ventana a medio fumar y me volteé para golpear la muralla que apareció frente a mi.
Grité con todas mis fuerzas para poder deshacerme de ese maldito nudo en la garganta que tenía, pero solo desató mi llanto tortuoso.

La odiaba, si tan solo pudiera gritarlo en su cara estaba seguro de que ya no estaría así. La olvidaría, no importaba a que costó.
La haría pagar por hacerme esto, por dejarme el corazón expuesto y el alma así.

Me lancé a la cama para seguir llorando, me veía patético e insignificante, pero sabía que una sola cosa me ayudaría a aliviar este pesar. Con torpeza abrí el cajón del velador, me incorporé dejando el llanto de lado, limpiando las lágrimas bruscamente y sintiéndome de pronto poderoso e indestructible, era increíble lo mucho que cambiaba mi estado de ánimo de un segundo a otro pero no me importaba.

Encontré lo que buscaba, puse aquel contenido asqueroso y adictivo en la cuchara para calentarla en un pequeño fuego improvisado con mi encendedor. Mientras se disolvía tome un cinturón y lo apreté en mi brazo para así marcar mis venas y que el trabajo resultara menos dificultoso.
Tome aquella jeringa con manos temblorosas y cuando el líquido burbujeo la llené con el.
Era una escena depresiva, destructiva para cualquier ser humano que pudiera ver mi oscura habitación con la luz de la Luna entrando por esa ventana, mientras inyectaba la heroína con la esperanza de volver a olvidar por un rato.

Al acabar pude respirar con tranquilidad, casi extasiado por como mi cuerpo comenzaba a reaccionar.
Me dejé caer en la cama, y en el techo vi su rostro, sobrio y lucido esa visualización me destruiría pero mientras mi cuerpo comenzaba a relajarse no me dio más un suave toque de nostalgia. Lo que daría por verla una vez más, cerré mis ojos con aquella imagen en mi cabeza, por un solo momento pude sentir sus manos acariciando mi rostro pero no fue triste, fue tan real que me deje llevar nuevamente por ella.

paralyzed [jb]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora