Capitulo 13.

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— ¿Desde hace cuanto tiempo andas detrás de Beverly? —Le pregunté sin pudor a Zac quien abrió sus ojos con sorpresa, disimulandolo con una sonrisa.

— ¿Detras de ella? —Dice con ironía.— No mucho, siempre intente ser un buen amigo para ella y no presionarla a nada.

— Se ve que te quiere... Lo pregunto porque me preocupo mucho por ella. —Le digo intentando bajar el perfil de mi pregunta.

— Beverly siempre fue esquiva a la hora de mostrar emociones. —El suspira. Inhalo de mi cigarrillo y le doy el fuego para que prenda el suyo.

— Es la mejor persona del mundo, enserio... No quiero ponerme desagradable, ni que tomes esto como una amenaza pero si te atreves a lastimarla haré que te arrepientas el resto de tu vida. —Digo firme, el me mira con incredulidad. Yo estaba hablando enserio.

Para mi aun es difícil mirar a Beverly a los ojos y recordar esa noche en que casi arruino mi vida por ella. Las cosas pudieron terminar muy mal, Justin y yo en la cárcel, Beverly muerta, aunque la sangre me hervia solo de pensar en que esos hijos de puta se habían atrevido a ponerle las manos encima, golpearla, abusar de ella...
Era difícil comprender mis sentimientos, por la única persona que sentía cariño era por Justin, hasta que empezó a interesarle esa niña callada del salón, esa de la que todos rumoraban lo buena que era en la cama, lo asqueroso que era estar con ella.

Jamas pude sentir repulsión, asco, desagrado estando a su lado. Inspiraba tanta empatia, amor y además no se dejaba pasar a llevar aunque tuviera todo en contra. Beverly despertó en mi un instinto protector, el que tiempo después despertó con Vanessa.
Eran las dos mujeres por las que daría mi vida y apostaría mi libertad si alguien se atrevía a hacerles algo.
Beverly lo ha pasado tan mal, y aun así es un ejemplo de mujer.

Los dos años en los que se limitó a esquivarnos lo pude entender, supongo que para ella es aun más difícil aceptar todo lo que le ha pasado a una corta edad. Nuestras vidas eran jodidas, miserables... pero cuando estamos juntos es como si estuviera en mi hogar.

— Es una amenaza directa. —Se burla Zac fumando apacible.— Pero te doy mi palabra, el único que puede salir herido de esta relación soy yo...

No tenia nada más que hacer que confiar en el. Aunque no me fiara de su palabra, no tenia opcion. Ese sentimiento de desconfianza no era nada nuevo en mi, no es como si hubiera un problema con Zac, desde pequeño fui desconfiado con todos.

— ¿Cuanto llevas con Vanessa?

— Tres años y medio... —Suspiro, esa mujer era mi vida entera.

— Wow... Por alguna razón creí que eras ese tipo de chico que prefiere el sexo casual.

— Eso no va conmigo... —Le digo divertido, recordando por alguna razón mi vida antes de ella.

— Me alegra oír eso, tampoco conmigo.

Escucharlo me desconcierta, no se porque me lo imaginaba como un maldito niño mimado y caprichoso, su amabilidad inspiraba tranquilidad, no se veía falso si no... algo diferente a lo que acostumbro.

— ¿Eres amigo de Justin? —Me pregunta tomandome por sorpresa. Lo pienso dos veces antes de hablar.— Es decir, es obvio que lo conoces... ¿Sabes si el... ha hablado con Beverly?

— No... ¿Por que?

— Es una tontería, olvídalo.

— ¿Tienes miedo? —Le pregunto con cierta ironía en mi tono de voz. El me mira, y aunque pensé que se mostraría desafiante solo podía identificar la tristeza en sus ojos.

— Un poco, la verdad. —El suspira dándole una fumada a su cigarrillo.— Parece una estupidez pero se que ella aun siente algo por el y... no quiero darle oportunidad de que vuelvan.

— Bueno, eso deberías hablarlo con ella... Justin esta en otra etapa de su vida, que no esta relacionada a ella. —Miento.

No se que habrá pasado entre ellos dos, que hizo Justin pero parecía haberse olvidado de Beverly.
Con algo de miedo le había dado el número de teléfono de ella, lo ultimo que supe fue que el la invitaría a salir para hablar... Luego de eso las veces que lo vi nisiquiera tocamos el tema, pero se le veía mucho más feliz. Estaba llendo al gimnasio, había conseguido trabajo, estaba juntando dinero para irse a otro departamento y no se había drogado desde que acepto mi ayuda.
Justin estaba bien al fin, después de años mi amigo volvía a recuperar su luz... ¿Pero estaba bien de verdad?
¿Que hay de Beverly? Estaba ebria y nunca la había visto así, parecía irritada o tensa todo el tiempo. ¿Ella estaba bien?
¿Alguien más lo había notado o solo era mi imaginación?
Me estaba preocupando demasiado.

— Enserio me gusta, Christian. —Zac interrumpe mis pensamientos, lo vuelvo a mirar sin saber que decir.— No se que vaya a lograr diciéndote esto a ti, pero nunca me había sentido así antes por nadie... Tengo miedo de que me dejé por el, y nisiquiera lo conozco.

— No tienes que preocuparte. —Le digo sonriendo compasivamente y palmeando su espalda para darle ánimo.— Beverly no es una mala persona, si no estuviera segura de sus sentimientos nisiquiera te daría la oportunidad de estar con ella.

— Eso espero...

— No lo digo solo por ser su mejor amigo... La conozco. —Insisto.

Por mucha desconfianza que tuviera, Zac me caía bien. No se veía malo y por alguna razón que se haya abierto tan fácil sobre como se siente conmigo me hace sentir algo culpable. Yo siempre voy a abogar por Justin y Beverly. No porque los quiera de vuelta juntos, si no porque son mi familia y lo único que quiero es que sean felices. Juntos o separados.

— Gracias... y lamento haberme desahogado contigo, no volverá a pasar.

— No pasa nada... —Digo con una carcajada para aliviarlo.

Es cuando Vanessa y Beverly aparecen frente a nosotros. Hablaban como si se les hubiera pasado la borrachera pero sus expresiones las delataban, algo había pasado mientras estuvimos aquí.

— ¿Que ocurre? —Pregunto apenas Vanessa me abraza y da un corto beso.

— Nada... —Dice con una sonrisa, pero sus ojos tan expresivos me dicen todo lo contrario.

— ¿Vamos a bailar? —Escucho la voz de Beverly y la miro. Tenia los ojos llenos de lágrimas, pero una sonrisa enorme casi robotica en el rostro.

— ¿Estas bien? —Le pregunta Zac, Vanessa apreta mi mano y en un movimiento estratégico logra ponerse de puntitas.

— Esta Justin aquí. —Susurra en mi oído fugazmente y logro entender la situación.

— Si, pero bebería otro trago y luego bailaria toda la noche... —Dice Beverly, balanceándose sobre uno de sus pies sobre el cuerpo de Zac.

— Si, vamos. —Sentencia Vanessa y antes de que pudiéramos decir algo más somos arrastrados de vuelta a la fiesta.



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