Capítulo 17.

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Apreto el cinturón en mi brazo para marcar mejor mis venas. Empuño y suelto mi mano constantemente para acelerar el proceso mientras la ansiedad comenzaba a entorpecer mis movimientos nerviosos.

Mi cuerpo sudaba frío, el nudo en mi garganta era tan grande que necesitaba saciar mi necesidad por volver a meterme heroína. Había estado unas semanas sin inyectarme, creí haberlo dejado pero las ganas de volver a hacerlo podían conmigo esta vez.

Solo una vez más, solo una mas y no volverá a ocurrir. Me decía a mi mismo mientras ponía el liquido en el interior de la jeringa.
Mi corazón se aceleraba con impaciencia.

Nadie va a saberlo, solo una vez más.
Golpee con mi dedo mi brazo, por fin enfocando la vena que comenzaba a hinchar frente a mis ojos.

Aunque se que esta mal, que debo detenerme y que arruinaría mis semanas limpio la presión, la necesidad de volver a sentirme extasiado y en paz me lograron carcomer la mente al ser víctima de los efectos secundarios.

El timbre del departamento sonó y maldije bajando la jeringa con temblor en mis manos.
Me quedé en silencio, esperando que quien fuera que estuviera ahí se marchara al no recibir respuesta.

Mis ojos vagaron por el reducido espacio, rodeado por un par de cajas con mis pertenencias. Estaba listo para volver a la ciudad, para volver a ver a mi madre y ser quien era antes pero mi dependencia estaba arruinando todo.

— Se que estas ahí... —Dice una voz femenina que me desconcierta.

Mierda. Vuelvo a maldecir quitándome el cinturón del brazo y escondiendo toda evidencia en el mueble de noche junto a mi cama. Suspiro y me doy una mirada al espejo junto a la puerta antes de abrir.

Aunque tenía intensión de echarla no pude, ver la cara de Vanessa totalmente demacrada me alarmó lo suficiente como para no enfurecerme.

— ¿Que te paso? —Le preguntó esperando lo peor.

— Christian lo sabe... —Dice levantando su mirada. Sus ojos están oscurecidos de tanto llorar, apenas tiene expresión que refleje su tristeza.

— ¿Sabe que cosa? —Preguntó entrado esperando que me siga pero se queda en el umbral de la puerta.

Me recuesto en la cama cruzando mis brazos en mi nuca para verla mejor. No estaba entendiendo nada, lo único que esperaba era que se desahogara y se fuera para seguir con lo mío.

— A Beverly también se lo he dicho... —Ella agrega bajando la vista al suelo mientras las lágrimas empapan su rostro.

— ¿De que estas hablando? —Insisto al sentir mi cuerpo tensarse por escuchar su nombre.

La vez que la vi en la fiesta junto a su novio la verdad me puse bastante celoso, sin embargo la cocaina que me había pegado me hizo actuar como un imbecil y lo cambios emocionales me habían hecho sentir orgulloso.
Me había follado a su amiga y ahora, en total sobriedad estaba arrepentido, fue un impulso idiota por efecto de la droga. En mis cinco sentidos jamás lo hubiera hecho. Recordarlo me apretaba el pecho, si bien quería venganza y superarla no podía evitar sentir culpa por dañarla.
Una semana lucido logró volverme a mi esencia y humanidad.

Tus emociones confusas son por la heroina, debes dejarla. Pensaba pero intentaba no caer en ello.

Despues de todo las cosas con Beverly nunca volverían a ser lo mismo.

— Les dije que tuvimos sexo. —Suelta de pronto y mi cuerpo se tensa.— A ambos... ya no podía con la culpa. —Sollozaba.

— ¿Acaso eres estúpida? —Suelto poniéndome de pie.— Largate de mi casa ahora, Vanessa. —Pido conteniendo mis ganas de golpear algo.

— Justin... —Dice ella negando, su rostro empapado no me causaba nada de tristeza ya.

— ¡Largo! —Grito tomando el cuello de su ropa para acercarla a mi. Sus ojos se abren con terror.— Si Christian no vuelve a hablarme por esta mierda vas a arrepentirte el resto de tu vida... ¡Largo! —Vuelvo a gritar soltandola sin ningún cuidado.

Su llanto ya es completamente descontrolado, acomoda su ropa viendome con miedo.

— Eres una hija de puta. —Es lo último que soy capaz de decir antes de cerrarle la puerta en la cara cuando sale de la habitación. Su llanto cada vez menos audible me indica que se marchó.

Froto mi cabeza realmente molesto. Se supone que sería un maldito secreto, habia sido un impulso idiota que quedaría en el pasado pero esa perra lo había jodido todo.

— ¡Joder! —Grito con fuerza tirando la pequeña mesa de mi hogar.

La furia me poseía, mis impulsos más idiotas me dominaban al perder el control sobre mi mismo.

Solo una vez más, así olvidarás esta mierda. Así podrás descansar y alejarte de todo.

Me siento en la cama y saco la heroina en la jeringa, sin siquiera esforzarme por hacerlo bien la inyecto en mi brazo con tal fuerza que la sangre escurrió por mi piel.
Antes de que pudiera limpiar mi cuerpo fue víctima de los efectos debido a la cantidad alta en la dosis que preparé.

Bote el aire temblando y lentamente me deje caer en la cama. La poca consciencia que tenía me ayudo a mantenerme de lado para no ahogarme en caso de que vomitara pero solo fui capaz de reír.

Mi cuerpo flotaba, mi mente viajaba con tranquilidad. Ese era mi lugar, mi lugar favorito.

— Por fin... —Balbucee apenas cayendo en un estado inconsciente donde nada podía afectarme.

Donde todo es perfecto y sin preocupaciones.
Donde su rostro aparecía y podía apreciarla sin tener que dar explicaciones, sin vivir la angustia de nuestra tormentosa historia.

× × × × × ×
BEVERLY POV
× × × × × × × ×

— ¡Christian! —Grito golpeando la puerta con insistencia.

Mis manos no dejaban de sudar y mi cuerpo temblaba de impotencia. Solo quería saber como estaba el, que no respondió ninguna de las más de veinte llamadas telefónicas que le hice.

— ¡Christian abre la puerta! —Pedí al borde del llanto.

Hasta que por fin se abrió, no espere un solo segundo para lanzarme a sus brazos y estrecharlo con todas mis fuerzas. Mi corazón se rompió por segunda vez en el día cuando el se apoyo en mi hombro y comenzó a sollozar tranquilamente. Acaricie su cabello mordiendo mi labio para no romperme y llorar con el.

Christian estaba enamorado de Vanessa hasta la última neurona, ella había cambiado su vida. ¡Vivían juntos desde antes que terminara la escuela! La noticia de que ella lo engaño y con su mejor amigo de toda la vida lo había destruido.

El llanto poco a poco comenzó a acrecentarse, al punto que sus quejidos desgarradores lograron hacerme llorar también pero limpiaba mis lágrimas para que no me viera mal.

— Me duele... —Logra murmurar entre sus sollozos.— Me duele demasiado...

Lo entendía tan bien que el silencio basto para que volviera a abrazarme con fuerza y desahogara su tristeza quebrandose otra vez.
Volvíamos a caer en un pozo horrible y oscuro, pero esta vez estábamos solos.

× × × × ×

Me dio mucha penita este capitulo.

Solo como recordatorio, no normalicemos ninguna situación que se haya presentado o vaya a presentarse en un futuro de esta novela.

ESTO ES FICCIÓN.
N

o se olviden de dejar su voto por favor ♡

paralyzed [jb]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora