Capitulo 23.

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Las puertas se abrieron y bajaron enseguida, Justin sacó las llaves y abrió la puerta frente a ellos con ansiedad.
Este era el momento en que las cosas comenzarían a ir bien para el, no tenía la menor duda.

Sin embargo Beverly estaba vulnerable y débil mentalmente. Tenía ansias por convencer a Justin de que le enseñará a hacer lo que el hacia con la intención de buscar aquello que tanto le faltó en su vida.

El paraíso.
Repetía en su mente una y otra vez, mientras pensaba formas de volver al tema pero el miedo era más grande.

— ¿Que te gustaría cenar? —Pregunta Justin quitándose la chaqueta.

Beverly miraba alrededor con curiosidad, era un departamento lujoso y minimalista con un enorme ventanal en el balcón a la ciudad.
Justin seguia sus ojos esperando el contacto visual, estaba sudando frío por la situación.

Todo siempre era tan inesperado que no sabía cómo actuar o qué hacer, solo esperaba no arruinarlo de nuevo.

— ¿Que quieres cenar tu? —Pregunta ella distraída.

Justin rueda los ojos con diversión. Suspira, se acerca a ella para tomar su mano y la jala suavemente. Beverly chocó con su cuerpo quedando inmóvil. Trago nerviosa viendo los ojos de Justin.

— Yo pregunté primero. —Dijo el moviendo el cabello de su rostro, intentando contener sus ganas de besarla.

— Oh... podríamos hacer unas pastas a la boloñesa. —Propone sintiendo que su garganta se secaba por la cercanía de sus cuerpos.

Justin se mantuvo en silencio acariciando su mejilla de forma apacible, parecía que sus ilusiones se hacían realidad. Casi podía palpar sus sentimientos estallando en su interior.

— Esta bien. —Responde luego de unos segundos viendo su rostro, se alejo de ella remojando sus labios.

No quería parecer insistente, ni mucho menos incomodarla por lo que esperaría lo suficiente para poder hacer lo que sus instintos anhelaban.

Puso música en el enorme parlante que tenía en la sala de estar, se fue a poner ropa cómoda y Beverly en silencio busco los ingredientes.

Intentaba deshacerse del deseo creciente en su interior por probar las drogas de las que Justin le habló, no era posible que quisiera caer en lo mismo pero era una idea tan tentadora que sus manos temblaban y no podía contenerlo.

¿Por que me pasa esto ahora?
Se preguntaba nerviosa, era una locura.

Justin llegó a la cocina con buzo gris y una polera blanca ancha, los ojos de ella brillaron por volver a verlo mucho más relajado que antes.

— ¿Todo bien? —Pregunta Justin acercándose a ella.

Ella asintió en respuesta sin despegar sus ojos de el, remojo sus labios cuando se apoyó en el mueble y el se paro frente a ella.
Quería abrazarla, sentirla, besarla... Se moria de ganas de dormir junto a ella y acariciar su cuerpo como un deleite del que se había privado por tanto tiempo.

— ¿En que piensas? —Le pregunta Beverly ahora al ver como su semblante se mantenía neutro.

— En besarte. —Dijo sincero y ella se sonrojó riendo nerviosa.

— Preguntaba enserio...

— Y yo respondí enserio. —Afirma escondiendo la sonrisa que quería asomarse en sus labios. Tomó su rostro y le dio un beso fugaz en la nariz para luego voltearse a preparar las cosas.

Beverly sintió su cuerpo estremecerse, también lo necesitaba bastante.
Justin comenzó a cocinar sin esperarla, ella se quedó en su lugar viendo su espalda y sus movimientos tan armoniosos.

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