sochi; qualy

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| trapitos al sol

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| trapitos al sol

-Ok, no voy a mentirte, lo de Max me molestó un poco...bastante.

Afuera el cielo se estaba cayendo.

El agua caía a baldazos, una tormenta a puro rayos y centellas, o como los británicos decían, llovían perros y gatos.

Y la situación podría haber sido acogedora, hasta aesthetic, si no fuera porque Isabella había estando las ultimas horas intentando sobrellevar el verdadero terror. 

Si muero, al menos muero cómoda, había pensado.

Y era obvio que iba a ser cómodo porque en ese momento solo estaban Charles e Isabella, el piloto y un asistente de vuelo. La muchacha hubiese seguido sorprendida por el lujo de un avión privado, con un amplio espacio para estirar las piernas y una penumbra exacta para dormir plácidamente si no fuera porque su cuerpo ya no podía soportar el pánico.

En algún momento, después de una hora de vuelo, el monegasco había visto su cara aterrada iluminada a media por las luces de sueño y sin mediar palabra, había pedido que traigan dos vasos y una botella de algo para cruzar el pasillo y entregarle un trago de lo que parecía el vodka más duro que alguna vez había probado.

Pero así es como, después de un par de tragos mas, se encontraba en esa situación: con la cabeza liviana de preocupaciones y con un Charles dispuesto a sacar un par de trapitos al sol.

-¿Que saliera con él o que te haya acusado a vos?- preguntó teniendo en mente no enredar las palabras.

Habían empezado hablando del miedo a volar. Charles le había dicho que con el tiempo se había acostumbrado y ella había respondido que muchas veces se tenía que calmar un poco con clonazepam. Un par de tragos más y la muchacha terminó contando la vez que después de una noche llena de rechazos, terminó sentada -y borracha- en el patio de un hotel llorando en el lomo del perro de Lewis Hamilton. Y algo más de vodka después, Charles se había sentido en suficiente confianza para traer a mención al piloto holandés.

-Todo- contestó intentando ser serio- pero sobre todo que me hayas tratado de buchón. Puedo ser muchas cosas pero que pienses eso de mi...dolió- la mano dramática en el corazón la hizo sonreír, pero la respuesta salió más severa de lo que quería.

-Digamos que vos no hiciste los méritos para que piense lo contrario, Charles.

Charles giró la cabeza hacia su costado y levantó las cejas. Pero no de forma interrogante. El monegasco sabía muy bien a qué se refería. Isabella lo interpretó como una invitación a seguir.

-Realmente esperaba trabajar con vos, Charles. Tenía expectativa, estaba motivada, sentía que podíamos hacer mil cosas- comenzó, de repente mas sobria- No me mal entiendas, amaba trabajar con Seb, pero vos...era pensar mil cosas para hacer todas al mismo tiempo, sabiendo que re iban a funcionar porque sos carismático, se te da tan bien estar en redes, estar frente a una cámara, hablar...-Isabella se quedó callada al ver que la lengua se le había relajado por demás. Continuo sin mirarlo- Y no sé en qué momento vos me empezaste a odiar, pero un poco siempre quise que me des una oportunidad.

red || charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora