| la melodía de dios
La cuestión con este fin de semana super fuera de lo normal era que aún con el atardecer de Gran Bretaña cerrando el domingo, no había terminado.
No cuando recién estaban finalizando la edición de la charla pos-carrera entre Charles y Carlos para poder subirla a las redes de Ferrari.
No cuando el monegasco, después de una maravillosa carrera y un merecido P2, se seguía negando a hacer una publicación en sus propias redes.
Soy un perdedor.
Isabella lo había escuchado lamentarse apenas cruzada la línea de llegada. Y un poco había sentido que se le rompía el corazón. Como en Mónaco. Como en Francia. Parecía que la única manera del monegasco de hablar genuinamente era insultándose a sí mismo.
Por eso, cuando ella fue a buscarlo a su habitación, ya sin el uniforme de Ferrari, y el piloto intentó contestarle con las mismas palabras que se había empeñado a repetir todo el día (dí todo de mi pero no fue suficiente, no puedo estar totalmente feliz, etc, etc), Isabella dejó que toda la montaña rusa de emociones que había atravesado ese fin de semana (la carrera sprint, el incidente de Max, los restos todavía latentes de la noche en Austria, el P4 de Leclerc en Austria y la pulsera roja que aún llevaba) guíe la charla.
-Hiciste una carrera de la puta madre, Charles, aguántaste a Hamilton ¡a Hamilton Charles! Que te saca una carrera con una tuerca, así que no, no sos un perdedor, no sos nada de eso, conseguiste un segundo puesto con un auto roto, estuviste genial y nadie puede decir lo contrario, ni siquiera vos ¿me escuchaste? Vamos a publicar una, dos o todas las fotos que sean necesarias porque te lo mereces y no estoy hace seis meses esperando un podio para que vos no quieras subir nada, hablo en serio Charles, festeja esto porque es tuyo.
Isabella había sido contundente, aún cuando las interacciones entre ellos habían sido mínimas, como si Charles fuera un nene al que había que hacerle entender las cosas. Pero no sé iba a retractar, menos cuando estaba diciendo la más pura verdad.
Leclerc merecía saberlo. Y si eso incluía tener que agarrarlo por los hombros y gritarle las verdades en la cara, con la mirada fija en sus ojos y a centímetros de sus labios, Isabella iba a hacerlo. Lo estaba haciendo, de hecho.
El monegasco asintió mordiéndose los labios, como queriendo captar todo lo que había escuchado.
-Ahora- dijo ella después de unos minutos- vení, que te quiero mostrar algo.
Charles la miró confundido, pero no tuvo siquiera la intención de quejarse. Isabella confiaba en que era la sorpresa que necesitaba para sentirse mejor.
Dejaron la habitación para caminar por entre los pasillos del hotel, cruzando un jardín interno y escapándose de miradas curiosas. Llegaron a un salón amplio, alejado del hall central. Isabella no pudo evitar sonreír al ver la alegría aparecer en la cara de Charles.
Sus ojos estaban concentrados en el único elemento del lugar: un piano.
-Para que te desconectes un poco antes de volver a casa- le señaló Isabella.
Él se adentró en la sala. La muchacha lo observó desde el umbral de la entrada.
-¿Cómo encontraste esto?- la pregunta resonó con el eco del lugar.
-Me topé con esta sala ayer a la noche y bueno...
-¿Que hacías por acá ayer a la noche?- inquirió ahora con una ceja levantaba.
Isabella rio para ella misma.
-Escapando de vos- respondió con un tono de chiste.
Charles soltó una risa. Se adelantó hacía el instrumento y contempló por un momento el piano antes de sentarse en la banqueta.
Apenas puso sus dedos sobre las teclas haciendo caso omiso del polvo que tenían, Isabella giró hacia la salida.
-Que lo disfrutes, Charles- le dijo de manera empática.
Pero el monegasco de inmediato levantó la cabeza.
-Quedate, Isa- la voz resonó en la sala. Charles pareció estar igual de sorprendido que ella al escucharse -si querés...podés quedarte- agregó, en un tono mas bajo.
Isabella asintió. Había algo de súplica -algo muy común en la voz de él- a la que simplemente no se podía resistir.
Caminó hacia la cola del piano, para poder observarlo de frente, cuando el piloto le señaló el espacio al lado de él.
La esperó a que se acomode en el asiento y empezó a tocar.
Isabella no era fanática de los instrumentales. Lo que le gustaba de la música era poder gritar las letras, identificarse con las composiciones.
Pero en ese momento sentía que la melodía la escribía a ella. El monegasco tenía toda su concentración en las notas, en la historia que estaba contando. Isabella sentía que tenía su atención puesta en ella, aunque no la estuviese mirando.
De alguna manera, Isabella pensaba, era aquella música mediante la cual Charles hablaba. Mediante la cual Charles le daba las gracias.
Quizás era por el inexistente espacio entre ellos, que les hacía rozar los hombros y los brazos y le ponía la piel de gallina, quizás era por las fugaces miradas que él le dedicaba cuando tocaba alguna nota fácil y que le provocaban un nudo en el estomago, quizás era porque el perfil del joven concentrado en no equivocarse era la más perfecta escultura hecha por los dioses e Isabella sabía que no estaba exagerando.
Quizás por todo eso (y más) es que aquella tarde no podía dejar de mirarlo.
Isabella se dejó empapar por la privacidad de la sala para alejarse de todas esas preguntas que se hacía de manera continua. Por qué la odiaba, por qué cambiaba tanto de humor, por qué a ella le afectaba tanto.
No importaba.
Importaría minutos después, quizás, cuando Dante irrumpiera en la habitación para avisar que la partida del monegasco estaba lista.
Pero en ese momento, en aquel especifico momento donde Charles finalizó la melodía y la miró con una sonrisa, Isabella sintió un rojo vivo que no era exactamente odio.
-
bueno, se que es un capitulo aburrido
pero la cuestión es que no podía dejar no mencionar el podio de esta carrera y menos la habilidad de charles para tocar el piano
y ademas estoy triste asi que este cap es como una propia caricia al alma (?
espero que ustedes lo sientan un poco así
un besi♥
pd: si bien trato de ser lo mas fiel a los resultados reales de las carreras, puede que haya ciertas cosas que cambien para el desarrollo de la trama (como ese p4 en austria jeje)
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red || charles leclerc
Fanfiction«No te soporto Leclerc, te juro que no te soporto más» Isabella, la nueva oficial de prensa de Charles Leclerc, tendrá que no solo hacele frente a un trabajo con mil cosas por aprender sino también a su piloto, que esfuerza en hacer imposible su rut...