prefacio.

56K 2.2K 666
                                    

| Primeras impresiones

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

| Primeras impresiones

Cuando Charles le tomó la mano y compartieron el primer saludo de su nueva relación laboral, Isabella sabía que esto iba a ser un bardo.

No le habían quedado buenos recuerdos de aquella reunión preliminar en dónde los había presentado: el piloto había estado pegado al celular y casi ni le había hablado.

Ahora, semanas después en Baréin, Isabella se decepcionó al darse cuenta que la primer impresión no le había fallado.

Se encontraban en la sala de reuniones que Ferrari tenía en el predio donde se correría el circuito. Sentados en una pequeña mesa, el equipo de prensa del que Isabella era parte vio entrar a los pilotos de la nueva temporada, Charles Leclerc y Carlos Sainz.

Leclerc le dedicó una sonrisa y un saludo cálido a cada uno de los presentes rodeando la mesa.

A todos.
Menos a ella. Siquiera la miró cuando la saludó con un frío apretón de manos.

Una vez acomodados en sus respectivos asientos, Susana Sota, una señora bajita de pelo enrulado, explicó los itinerarios y los contactos con la prensa que se llevarían a cabo ese fin de semana. Isabella escuchó motivada, al fin podría ejercer como una creadora de contenido senior con su nuevo piloto. 

Fue al termino de la reunión que la muchacha se le acercó para poner el trabajo en marcha. 

-Charles, ¿podemos hacer unas filmaciones recorriendo el predio? Es para presentarte en las redes- le comentó, copada con la idea. Era la primera tarea que se había anotado hacer.

Sin embargo, la sonrisa se le borró de inmediato.

-Usá las fotos predeterminadas- le dijo el monegasco caminando lejos de ella-Estoy ocupado.

La muchacha se quedó petrificada. La pregunta había sido retórica. Había que hacer lo que había que hacer. Isabella lo tuvo que correr para alcanzarlo.

-Charles, lo necesito ahora, son cinco minutos, por favor- le repitió con un tono que se parecía más a un ruego.

El piloto, sin inmutarse ni volver la vista hacia ella, mantuvo su posición.

-No.

Isabella suspiró. Primera jornada de trabajo conjunto y ya estaba deseando correr al espacio de Sebastián Vettel, su buen piloto anterior que nunca le había puesto un pero.

La muchacha no decidió insistir más, básicamente porque Leclerc desconoció su existencia.

Salió de la sala y divagó por el sector Ferrari, esperando que el joven se dejara de boludeces.

El día de prácticas era una de las pocas chances de generar contenido con los pilotos, porque era una ley implícita no interferir los días de qualy y, obviamente, de carrera. Sin embargo, la jornada pasó. El almuerzo, la merienda, se acercaba el final del dia... y el piloto seguía retraído en la suya. 

No fue hasta que intervino Susana, la jefa del equipo de prensa, que Isabella pudo llevar a puerto la maldita estrategia. Fue inmediato: la mujer entró a la sala, le dijo que tenía que filmar y el piloto se puso de puntitas para caminar. 

-¿Me estás cargando?- la chica exclamó por lo bajo, al verlo terminar de modelar. 

-¿Perdón?- respondió él. Al parecer la escuchó.

-No nada, nada, es que...te pedí toda la mañana que hagamos esto y ni me haces caso, ¿y ahora escuchas a Susana y de repente haces todo perfecto?- confesó Isabella. No era la mejor charla que podías tener con tu piloto designado, pero un poco le salió del alma.

El silencio del monegasco la hizo volver a hablar.

-Solo quiero estar segura que no empezamos con el pie izquierdo, que nos vamos a poner de acuerdo...-siguió con tono empático. Teniendo en cuenta lo poco que conocía a Leclerc, confiaba demasiado en que él le iba a responder bien, que se iba a retractar e iban a poder dejar esos primeros mal días atrás.

Pero él no se afectó. Ni siquiera pareció haberla escuchado.

Tomó sus cosas, guardó su celular en el bolsillo trasero del jean y antes de pasarle por al lado, se paró junto a ella, lo bastante cerca como para hacerla dar un paso atrás.

-Vos y yo, Isabella Cafiero, nunca, pero nunca, nos vamos a llevar bien. Manéjalo como quieras.

Isabella lo vio retirarse totalmente atónita. No podía cerrar la boca de la sorpresa que le había causado.

Qué 
carajos
había
pasado.

-

acá la doble publicación! 

espero les cope, no se olviden de votar y comentar ♥

un beso!

red || charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora