mónaco; race

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| una pequeña tregua

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| una pequeña tregua

Cuando Isabella dio la vuelta en un pasillo, pasando el sector de los trailers de los equipos, un poco se le estrujo el corazón.

Y es que Leclerc se encontraba sentado en el piso, con la espalda apoyada en la pared y la cabeza escondida entre sus manos. El color de su cara casi se mimetizaba con el traje rojo.

Apenas empezado el día de carrera, todo se había vuelto gris. La muchacha había escuchado en primera persona los lamentos del piloto cuando, en las vueltas de calentamiento, el auto no respondió. Estaba en el área de los pits, junto con los mecánicos, esperando que Charles vuelva para hacer unas ultimas fotos para redes, cuando Ferrari comunicó el DNS y el piloto simplemente, se desvaneció. 

Fue Isabella quien lo encontró después de un par de horas perdido en algún lugar del circuito. 

-No quiero cortar el mood depresión, pero hay gente en redes que literalmente dice que ama tu 'energía caótica' por clasificar primero y ni correr la carrera- la muchacha intentó mostrar todo su ánimo al hablar. Lo que decía de todas maneras, era verdad, había estado revisando las redes para llevarle al menos un buen comentario. 

Charles levantó la cabeza, pero no se inmutó. 

-No estoy de humor ahora, Isabella- respondió, mirando hacia un costado para esconder la expresión triste que el barbijo colgado en su muñeca ya no cubría.

Isabella asintió para sí misma. 

-¿Queres que busque a Francesca? Le puedo decir que estás acá...- se ofreció a duras penas. Le seguía cayendo mal pero eso no quitaba el hecho de que Charles necesitaba alguien con quien hablar.

La francesa se había hecho presente en el circuito ese domingo a primera hora de la mañana. Como lo había comunicado en reiteradas ocasiones y a los gritos, había viajado a Mónaco exclusivamente para ver a su novio ganar. Después del incidente -o la total mala suerte, Isabella pensaba que era mas indicado llamar-, Francesca había desaparecido. Por un largo rato pensó que estaba junto a Charles, solo para darse cuenta que la francesa andaba haciendo sociales por cuanta persona se cruce en el paddock. 

Leclerc, sin embargo, se resumió a negar con la cabeza. Fijó la vista en un punto más allá del horizonte. El área donde se encontraban estaba vacía, lejos de toda la acción que en momentos se iba a disputar. La muchacha vaciló unos momentos antes de acercarse y sentarse delante de él. Se quitó el barbijo con la intención de parecer mas sincera. 

-Realmente lo siento mucho, Charles. Es un bajón que haya pasado una cosa así. 

-Da igual- respondió sin devolverle la mirada -Supongo que el destino es así. 

-Fue simplemente mala suerte, Charles, para la próxima va a pasar. 

Leclerc se mordió el labio interior. Isabella podía ver que estaba luchando para no dejarse llevar por la bronca. Y por el llanto quizás. 

Se quedaron en silencio. Charles observando un punto más allá e Isabella con la mirada perdida en el verde de los ojos del monegasco. Porque el sol de Mónaco los hacia brillar mas de lo normal y porque podía ver suceder tanto a través de ellos que simplemente no podía dejarlos de mirar. Eran una ventana al interior de Charles, a una faceta que hasta ahora no había podido acceder. 

-¿Ya tenés preparado qué publicar?- la pregunta la sacó del transe. Isabella se erigió en su asiento.

-Eh, no...creo que podemos omitir totalmente esta publicación, es más, creo que no hace falta que estés en la carrer...

-No- la miró- Voy a estar presente. Y quiero que haya algo en redes, una explicación, algo- el tono era contundente pero no autoritario. Había un dejo de suplica, un "por favor" tácito. 

Ambos se miraron a los ojos. Isabella asintió, asimilando la información y dejando que las ideas vuelen en su cabeza.

-¿Puedo hacerlo yo?- preguntó él.

-¿Qq-qué?

-Ya sé que postear, tengo la imagen, el pie de foto y todo eso que siempre haces vos ¿lo puedo publicar yo?

Isabella volvió a asentir. Esta vez más despacio, sosteniendo la mirada.

-Gracias- forjó un intento de media sonrisa- Creo que me tendría que ir a cambiar- exclamó, antes de ponerse de pie.

Isabella se inclinó hacia un lado para dejarlo pasar, cuando delante de ella apareció su mano. 

Sorprendida por el gesto, la tomó y dejó que el monegasco haga fuerza para ayudarla a pararse.

Se quedaron unos segundos aferrándose, con alguna otra sensación de piel de gallina en el cuerpo y con las inminentes ganas de acariciarle la cara perfecta pero hinchada por la decepción del día.

Y que, para ser sincera, Isabella quizás lo hubiese hecho, si los gritos por el comienzo de la carrera no se hubiesen hecho presentes. Se separaron sin decir una palabra, ambos interpelados por ese extraño clima que se había creado.

Isabella dejó que él se adelante y lo vio caminar peinándose el cabello con una mano. 

Horas después, terminaría la jornada tomando champagne por el podio de Carlos. Y mientras que Ferrari festejaba el primer visto bueno de la temporada, Isabella solo podía pensar en festejar la primera charla civilizada con Charles. 

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Holaa!

bueno para ser sinceras, me gustó mucho escribir este capitulo y espero que a ustedes les guste♥

no se olviden de votar y comentar, un beso enorme! 

red || charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora