monza; qualy

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| ya es tiempo de un detox

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| ya es tiempo de un detox

Isabella estaba a punto llorar desconsoladamente frente a la computadora en su pequeña oficina en la casa madre de Ferrari. 

Todo en esa semana le estaba causando estrés. 

Había empezado con un leve titileo de ojos, cuando le avisaron (o mejor dicho, le recordaron) que aquel miércoles se llevaría a cabo la fiesta de la empresa, esa donde festejan los logros de la temporada y muestran las monoplazas para la próxima contienda. 

Claro que esta vez no habría nada de eso porque aún quedaban demasiadas carreras e Isabella ni siquiera estaba segura de que Ferrari tuviera un auto digno para el 2022. 

Así que, en pocas cuentas, tuvo que dedicar dos días de la semana de carrera -caótica per sé- a buscar un outfit sobrio pero atractivo, que le hiciera mas fácil atravesar una noche de sonrisas falsas, hombres viejos de negocios sospechosos y abrazos entre Francesca y Charles frente a las cámaras.

Lo que la llevaba a su segundo síntoma de estrés general: el nudo de nervios en el estomago al tener que enfrentar a su piloto después de dos semanas plagadas de silencio. Charles e Isabella no habían hablado, ni siquiera en las entrevistas pre-Sochi y en las felicitaciones post- P5 en la carrera. La muchacha se había resumido a guiarlo tal abeja reina y el monegasco solo había atinado a seguirla tal hormiga obrera. 

En la realidad, Isabella sabía que ella era la hormiga obrera. Porque si había una abeja reina, mas que nunca, era Francesca, quien ya había avisado que vestiría un vestido amarillo para la cena. (Fue, de hecho, lo que la impulsó a conseguir el traje mas negro y mas opuesto a ese dorado patito).

Y por último, estaba el portfolio, que le estrujaba el cerebro y le hacia retumbar de dolor la cabeza. 

Ese maldito portfolio y esa maldita empresa.

Nunca esperó que Red Bull le contestara, que siquiera viera su solicitud, pero aquí estaba. Después de pasar por varios procesos de selección, una entrevista y una prueba de aptitud, la empresa austriaca le había pedido finalmente que entregara un portfolio con el bosquejo de una estrategia de comunicación para el 2022. 

Si era irónico que se encontrase en las instalaciones de Ferrari, usando sus computadoras y sus desarrollados softwares, no le importaba. Después de todo ¿qué había hecho Ferrari por ella? 

Muchas cosas, quizás. 
Pero por el momento solo parecía causarle mas dolores de cabeza.

El pensamiento pareció materializarse fuera de su mente al escuchar la puerta de la sala abrirse y a Dante entrar a través de ella. 

-Hola, Isa...no pensaba encontrarte acá- respondió nervioso, deteniéndose sorprendido- ¿Que...qúe estás haciendo?- intentó entablar una conversación casual aunque por el reflejo de la pantalla se lo veía agudizando la mirada. 

red || charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora