brasil

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| ruina sobre ruina

Isabella había pasado las últimas dos semanas dentro de la seguridad que su pequeño departamento le otorgaba. Se había resumido a regar las plantas todos los días y a, al menos, cumplir con una comida por día. Decir que hacía algo más era un milagro. 

Paulina la había visitado. Y había intentado con poco resultado que su amiga entienda que ella no era la culpable, que había quedado en medio de una cadena de eventos desafortunados.

 -Te hicieron la cama, Isa. Francesca y Dante, lo tenían todo previsto.

-Me tendría que haber dado cuenta, Paulina- había respondido ella con furia, con angustia-tendría que...no se, haber sospechado algo ¿cómo es que nunca me pareció que había algo raro?

-Sí te parecía, pero quién iba a pensar que tenían tanta energía para invertir, tanto tiempo para planificar...

-¡Pero Dante, Pau, Dante! ¿Cómo no me di cuenta... cómo no pude ver que-

-¿...que es el ahijado de Francesca? Sí, te entiendo, parece una tontera, algo que era tan obvio...y así y todo ninguno de nosotros lo pudo ver.

Isabella no se había calmado ante esas palabras. Ni ante nada en realidad.

Solo había asentido frente a los consejos de Paulina y se había aferrado un poco más de tiempo en el abrazo de despedida.

El GP de Brasil estaba a la vuelta de la esquina, lo que significaba una semana (y hasta dos más) sin el equipo, sin su amiga y sin poder ir a la fábrica a poner sobre la mesa lo que había que aclarar.

El timing había sido exquisito, lo admitía con sabor amargo, con un triple header de carreras y la gravedad extra de que eran en distintos lugares lejos, muy lejos, de Maranello.

La tristeza no la dejaba comer, el enojo no la dejaba dormir y la ansiedad no la dejaba despegarse del celular y de tener la televisión prendida 24/7.

Su mente solo esperaba que la noticias explotase, que algún noticiero medio pelo la levantase y que los tifosi explotaran en Twitter contra "la traidora de la Patria".

Ella era una total desconocida, sí. Una mujer que tenía planeado seguir pasando desapercibida. Pero ¿qué importaba? ¿Qué importaba lo que ella quisiera, cuando alrededor de Isabella había varios enemigos declarados y una prensa amarillista siempre desesperada por una bomba primicia? 

En el momento que alguien divulgase que aparentemente había estado contando secretos, que tenía un contrato firmado con Red Bull...uf, Isabella podía sentir el miedo en las entrañas.

Muchas cabezas habían rodado por mentiras mas pequeñas.

Los titulares se redactaban solos: la traidora de la casa madre, la negadora de la patria, que los toros vengan por ella, una nueva icardiada...

No era tan difícil avivar un público demandante de lealtad (en el sentido más futbolístico que se pueda) originario de la tierra original de la Vendetta. Era cuestión de tiempo que vengan por su cabeza. La que había decidido traicionar a Ferrari por los gajes de poder.

Iban a llegar esos titulares en algún momento. Isabella hacia lo posible para trabajar contra ellos. Era totalmente imposible lidiar con la ansiedad.
Pero lo que más la atacaba, que mas la tenía hecha un bollo en la cama, era la ausencia de Charles.

El monegasco no había dado señales de vida, sus redes ahora manejadas por Paulina hasta que Ferrari le designara alguien más.

Isabella desconocía si estaba con Francesca, si había reflexionado sobre la situación, si siquiera le creía.

Y su incertidumbre crecía. Con respecto a todo. Parecía ridículo que días atrás había visto tan afirmados los pilares en los que ella construía su vida cotidiana. Ahora todo se tambaleaba.

¿Había sido muy tonta en pensar que él la quería? ¿Había sido tan ciega para ignorar que esto podría llegar a pasar? ¿Se había cargado con una sobredosis de ilusión que había interferido en su visión del mundo real?¿Acaso estaba así de sesgada?


Era la voz de Francesca la que interrumpía sus pensamientos para plantear una neurosis más. Isabella recordaba la frase que le había dicho en el hospital, luego de ese GP belga fatídico que la había obligado a hacer las paces con Charles. 

"No va a ser Charles el que te defienda si no la contas..."

E Isabella quería creer que no era verdad, que ese no Leclerc había queda atrás, que había conocido otra parte de él, que él estaba dispuesto a conectar...

Pero era imposible luchar contra los datos empíricos que le daba la realidad. Y hasta el momento, lo único que tenia era el mismísimo silencio construido sobre una pared de indiferencia. 

Cuando dos golpes sonaron en su puerta e Isabella bajó el volumen de la televisión para analizar si valía la pena responder, el corazón se le empezó a acelerar. 

Porque era semana de carrera pero era martes y quizás Brasil no estaba tan lejos de Italia y al mismo tiempo necesitaba derribar esa pared y dormir una noche completa sin pensar que había pasado los últimos seis meses en una burbuja ficticia dónde Charles la quería y la defendía y dónde tenia un trabajo que le gustaba y que no quería dejar y, quizás, él de nuevo la vendría a buscar. 

Le hablaría, le explicaría, podrían volver a su estado un poco mas normal. Hacer de cuenta como que todo lo malo del mundo no los podía permear. 

Caminó con cautela, evitó mirar por el ojillo porque su intención no le podía fallar, porque él debía estar acá y porque la cuestión era poder hablar.

Fue apenas abierta la puerta que la voz le caló los huesos.

-Buenos días, mädchen.

-

FELIZ AÑO REINAAAAS♥

ojala les cope este cap que me tardé un mes en escribir pero es que ADIVINEN QUIEN METIO TODAS LAS MATERIAS, feliz de no tener que cursar nunca mas

en fin, no se olviden de comentar y votar

un besi♥

red || charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora