arabia saudi

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| bien parado o en la lona, hay que ser buena persona 

Cuando Charles tenía 5 años, su karting chocó con el de alguien más. Fue algo muy rápido, un pequeño instinto de piloto en una carrera amateur, más por diversión que con vista a una liga profesional.

La curva 7 de una modesta pista le dió la posibilidad para rebasar y obtener ese primer puesto que constantemente anhelaba: acelerar al máximo y buscar la cara interna, dónde su oponente le había creado el espacio.

En un abrir y cerrar de ojos, y con la curva aún favoreciendo a su contrincante, tocaron ruedas. Algo muy chico, que ni siquiera los puso en peligro. Pero sí los dañó lo suficiente para sacarlos de la carrera.

El capricho fue lo suficientemente sólido para hacerlo correr fuera del circuito, lejos de la presencia de su papá.

Charles no quería lidiar con infortunios de tal palo. Charles era un niño que quería ganar.

Fueron los brazos de su mamá que lo encontraron camino a su propio auto familiar así como sus palabras las que lo llevaron a acercarse al ahora desconocido rival y ofrecerle una sincera disculpa por lo que había ocurrido.

Sí, hay que saber perder y hay que saber ganar, Charles. Pero también hay que saber asumir las consecuencias y no hacérselas pagar a alguien más.

Cuando murió Jules, muchos años más tarde y con una visión de la vida totalmente cambiada, la furia volvía a ser demasiado grande de controlar.

La bronca, el vacío, la soledad.

Fue su madre la que estuvo al lado, la única a quien podía soportar. Fue su madre la que, tiempo después, siguió plantando en él está idea de saber diferenciar los procesos internos, su duelo personal, de la empatía y los buenos gestos que mostraban los demás.

Guardá los abrazos para mañana, Charles, siempre ayuda tener el cariño y el amor en un recoveco de la mente. 

Cuando murió su padre, Charles finalmente tuvo que entenderlo. 

De nada le servían los consuelos, los saludos de sus allegados y los abrazos de sus amigos. Eso era una realidad. 

Pero los aprendió a aceptar. A tomarlos y a guárdalos para el momento en que se sintiera lo suficientemente fuerte para poder salir a luchar.

A los dos días, ganó su primera carrera. Y pudo festejar. Por su papá, por su mamá y por todos aquellos que lo habían acompañado, que le habían dado una mano desde el cariño, la ayuda o la palabra. Aún en la tristeza, Charles se sintió abrigado por todo el amor que lo había acompañado.

Lo bueno vuelve, Charles, es importante no volverte ciego a los demás.

Cuando Charles vio la historia de Isabella, un desinteresado Boomerang después de tantas semanas, sonrió para sí mismo, satisfecho por saber que había hecho lo correcto.

Porque se había hecho cargo de sus actos. Porque había cosas por las que Isabella no tenía que pagar.

Porque Isabella siempre le había mostrado su apoyo incondicional. Aún en sus peores momentos -cuando no hablaban, cuando sus interacciones se volvían tácticas fríamente calculados en una batalla campal- ella había sido leal. A su trabajo, a sí misma.

A él.

Y porque al igual que su madre, él también creía fervientemente que lo bueno volvía. Que lo bueno debía volver.

E Isabella se merecía todo lo bueno que él podía en ese momento proveer.

Acompañado de un gran bostezo, dejó el celular en la mesita de luz y apagó de un botoncito el velador. Había pasado el penúltimo Grand Prix y su cabeza estaba en todos lados menos en la próxima -la última- carrera.

Se durmió pensando en su mamá y su papá, algo que siempre le brindaba tranquilidad. 

E invadido, un poco de sorpresa, por una voz demasiado conocida que en muchas ocasiones le había cantado una misma canción sin cesar. 

Era una simple y pequeña casualidad dentro de la infinidad del universo, las energías y esas cosas raras que a veces se ponían a pensar, que Isabella en ese momento estuviese cantando ese mismo fragmento que Charles no podía terminar de entender (sus disculpas, en su cabeza no entraba otro idioma más) pero que tampoco podía soltar. 

Porque sin saberlo, Charles e Isabella seguían coincidiendo. 

Porque aún ignorando lo que la cabeza del otro estaba pensando, seguramente se encontrarían en algún lugar onírico, de ensueño. 

Porque ambos creían en la misma premisa. En el mismo ideal. 

Porque, después de todo, bien parado o en la lona, hay que ser buena persona.

holi, acá está finalmente el cap! Un poquito distinto a los otros, pero desde un principio siempre quise incluir en algún momento el punto de vista de Charles. 

Espero que les guste, sé que incluyo un par de temas sensibles pero siempre desde el respeto y la empatía, espero no les moleste. 

Los caps finales ya están en proceso! 

Dejenme en los comentarios que les pareció este y que piensan que va a pasar en el gp final (?) 

Que anden bien bellezas, les mando un beso grande ♥

(again, no puedo hacer funcionar los gifs)

(Y DALE QUE CHARLES GANÓ EN BAHREIN♥♥)

red || charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora