Ese había sido un hermoso amanecer para ambos, sus cuerpos enroscados, abrazándose uno al otro, sintiendo la brisa mañanera que entraba por la ventana de la habitación.
Y ahí estaba ella, enroscada en sus brazos, esos brazos que la afirmaban desde la cintura casi llegando a sus anchas caderas, brindándole una seguridad increíble, a pesar de desconocer el detalle, él no lo sabría, pero había subido su autoestima al pedirle que no lo dejara la noche anterior.
Como una mala ladrona, intento escabullirse en la habitación hacia la salida, pensando que el no notaría su ausencia, intentando no crearse falsas expectativas por los sucesos de la noche anterior, cuando volteo a darle la ultima mirada al hombre entre las sabanas.
- ¿Piensas huir de mí? ¿Tan poco me quieres Mujer?
-Yo..yo no quería incomodarte al despertar
-Tienes claro que no me arrepiento de nada de lo que te dije ayer, ¿Cierto? Por que yo recuerdo ese maldito beso a la perfección
Expreso con soltura, acercándose a ella, tomándola de la cintura, intentando detenerla un poco más a su lado.
-Buenos días -Dijo dejando un beso en la coronilla de su cabeza, ya que, ella media una cabeza menos que él.
-Buen día, ¿Qué tal si yo te preparo un desayuno mientras tú te duchas para empezar a trabajar? Ya se hizo tarde para tu rutina.
Ella esperaba que él le dijera que sí, para alejarse un poco de la tentación que le producía "La Bestia", era mucho para su mañana tranquila.
-Tengo una mejor idea, tú irás a tu habitación a ducharte y ponerte ropa cómoda, yo me bañare y haré la cama mientras, así hacemos el desayuno juntos
Él se sentía algo culpable al hacerla acostarse con el con su ropa puesta, de seguro había pasado la noche incomoda, duchándose ella podría botar la tensión de su espalda, ella ya no pudo negarse a esos ojos verdes que la miraban de frente.
-Esta bien, pasas por mi después para desayunar juntos
*
Ya vestido y duchado, me dirigí a la habitación de Arlet, encontrándome con una escena bastante mejor de la que me esperaba.
Estaba ella, frente al espejo, con su cabello suelto, con un hermoso conjunto de lencería blanco, tentadora como el infierno, decidiendo si colocarse un vestido o un conjunto deportivo, ya que, estaríamos en casa después de todo.
Ella aun no notaba mi presencia en el umbral de la puerta, así que decidí hablar, haciendo que ella se sobresaltará
-Te verás hermosa con cualquiera de los dos, aunque preferiría que te quedaras tal cual estas ahora
Su rostro me mostró su sonrojo, ella solo me lanzo un cojín para que yo saliera de su habitación.
-Largo, pervertido, tendrás que hacerme el desayuno hoy-
Yo te haría lo que me pidieras Mujer, solo ordena -Le grité mientras corría cobardemente hacia la cocina, esperando que ella haya escuchado mis palabras por que eran muy ciertas.
¿Quien no moriría por sus curvas?
Aun no entiendo como alguien podría hacerle daño, ella es tan linda e ingenua, que hasta miedo de romperla con cualquier movimiento temía.
*
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Viviendo con la bestia
RomanceUna huérfana, deseando encontrar libertad terminó viviendo con la bestia