Capitulo 3

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Sara llegó a casa sana y salva con una sonrisa enorme en su rostro, el supuesto sueño mejoraba por momento o eso pensaba ella.

Colocó la comida y bebida comprada en los estantes y volvió a salir a la calle dispuesta a inspeccionar el lugar.

Era hermoso, pero demasiado solitario para su gusto, no se veían coches, ni niños jugando por las calles, todo era sumo y absoluto silencio. Al final de la calle podía verse un gran parque, por pura curiosidad se encaminó hacia él, a lo mejor había alguien pensaba ella.

Y efectivamente había alguien en aquel solitario parque, un chico delgado, moreno sentado en los columpios mientras jugaba a algún videojuego. El chico estaba tan absorto en el juego que ni cuenta se dio de la presencia de Sara.

-Hola -saludó llamando su atención.

El chico la miró sobresaltado, ella no tardó en reconocer esos ojos azules que tanto admiraba.

-Hola ¿Te conozco? -dijo el chico algo tímido.

Definitivamente esto es un sueño pensaba ella mirando al chico.

-Sara -le ofreció la mano para estrechársela.

-Asa -respondió estrechando su mano.

En el momento en el que Sara estrechaba la mano de Asa cayó en la cuenta, en un mismo día había conocido a tres de sus ídolos, pero ella no había aprovechado la ocasión con ellos, seguramente se despertaría de un momento a otro y sería muy estúpido no aprovecharse de esta oportunidad que le había dotado su imaginación.

-¿Te puedo proponer algo? -lo miró a los ojos, inocencia reflejada en ellos.

-Vale -dijo él encogiéndose de hombros.

-¿Te apetece...? -no podía evitar sentir vergüenza iba a hacer algo que jamás habría hecho en la vida real

-Me apetece que -insistió con curiosidad.

-Liarteconmigo -las palabras salieron de sus labios tan rápidas que parecía una sola. 

Asa la miro asombrado -¿Conmigo?

-Si.

-Pero si soy un pringado -decía mientras se señalaba, una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

-¿Y?

-Vale -sonrió aún asombrado- acepto ¿Cómo lo hacemos? Soy nuevo en estas cosas.

-Vamos a mi casa -Sara lo cogió de la mano sintiendo un pequeño cosquilleo por su tacto.

-Madre mía que surrealista es todo esto -comentó él riendo tímidamente- te he conocido hace menos de un minuto y ya nos vamos a liar, cuando le cuente esto a Mike va a flipar.

Llegaron a casa aun agarrados de la mano, no se podía contener a besarlo ni un segundo más por eso al llegar al porche de la entrada de la casa lo agarró del cuello de la camiseta bajando su rostro al de ella.

-¿Preparado?

-Emm creo... -risas tímidas salían de sus labios- creo que si, no sé... esto es muy raro. 

No esperó un segundo más, lo besó lentamente, aprovechando el momento, sintiendo cada roce de sus labios con los de ella. Se separó de él evaluando su expresión.

-¿Por qué paras? -preguntó él

-¿No quieres que pare?

-No -esta vez fue el quien la besó de una forma más autoritaria y brusca- esto es alucinante.

Deseo hecho realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora