Capítulo 8

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Time is on my side, yes it is
Time is on my side, yes it is
'Cause I got the real love
The kind that you need

Enero 1964

Es mediodía del primer día de 1964, voy con Albert para despedir a mi mamá al aeropuerto. Cuando mi papá me buscó hace 7 años y me llevó a vivir a Londres al internado, aunque la veía poco y tuve una infancia solitaria, nunca me permití aceptar que la extrañé y lloré por ella noches infinitas. Pero ahora pienso que si no me hubieran llevado al San Pablo nunca hubiera conocido a Candy.

Voy sentado en la parte trasera del Cadillac de Albert, mamá y él sostienen una amena conversación. Eso me lleva a pensar que mamá nunca ha tenido algún novio o pareja desde que tengo memoria, al menos no uno que yo haya conocido o del que haya hablado la prensa. Quizás nunca superó lo de mi padre, y esa relación que tuvieron los dos es por completo un absoluto misterio, el mejor secreto jamás guardado.

Llegamos al aeropuerto, mi mamá documentó su equipaje, se despidió de un beso en la mejilla de Albert, yo los miré y sin querer me puse furioso, sé que ella ha sido una mujer honorable y sin escándalos en su carrera, pero brotaron mis celos inconscientes de niño que no quiere compartir a su madre, ellos afortunadamente no se dieron cuenta, me hubiera muerto de pena. Mi madre se acercó a mí y me abrazó.

—Mi niño, fue maravilloso verte y convivir con la familia de Candy. Te amo y sabes que si necesitas de mí yo haré lo imposible por ayudarte—lágrimas escaparon de sus ojos azules tan parecidos a los míos.

—Lo sé, te quiero.

—Cuídate mucho y sé responsable—me guiñó un ojo, sé exactamente que se refiere a Candy.

Ella se fue a la sala de abordar y yo regresé con Albert en su coche en el más incómodo de los silencios.

Ese era nuestro último día en Chicago, al otro día salíamos muy temprano a Londres. Candy había estado un poco rara, no le dí importancia, quizás era la nostalgia de irse de nuevo como cada año de casa.

Al otro día muy temprano, el mismo Albert nos llevó al aeropuerto, acompañados de la Nana Pony y su abuela. Mi linda novia estaba feliz de que su padre la fuera a despedir. Traíamos demasiadas maletas, casi todas de Candy, lo cual hizo que el  registro de nuestro equipaje y nuestros permisos para viajar fuera lento y cansado. Al fin había llegado la hora de despedirse, Albert se despidió de mi dándome un apretón de manos que si hubiera sido más fuerte me hubiera fracturado con una clara amenaza en sus ojos, me puso muy nervioso, Nana Pony me abrazó y al oído me dijo: "Hazla sufrir e iré hasta Londres a machacártelos" después besó con amor mi mejilla, sólo reí nerviosamente asintiendo con la cabeza, la abuela me dio un gran abrazo y me sonrió, casi podría decir que con un poco de complicidad, estoy un poco desconcertado y aterrado, me urge subir a ese avión y huir de aquí. Mi novia llora desconsolada abrazada a su padre, sosteniendo un diálogo que ninguno de nosotros puede escuchar. Se despide igual, bañada en lágrimas, de la Nana Pony y de su abuela, al fin logra separase de ellos, y busca mi mano para tomarla y caminar a la sala de abordaje. Nos despedimos con nuestras manos mientras nos vamos alejando.

Yo como siempre, por fin vuelvo a usar uno de mis trajes obscuros y corbata, en Lakewood me pudieron haber confundido con un montañés al igual que a Candy, pero ahora mi llorosa novia trae un lindo conjunto de vestido corto color mandarina con un saco largo a juego, sus mallas blancas con sus botas de charol también blancas y un abrigo color hueso, todos regalos de su abuela.

Swinging LondonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora