Capítulo 21

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Get back, get back
Get back to where you once belonged



Abril 1970
Presente
Londres

Es el último año de universidad para mí, el sexto año de medicina y el próximo junio por fin me graduaré. Terry se graduó el año pasado y ahora trabaja como jefe de fotografía e iluminación para la BBC grabando documentales con diversos directores. Su meta es dirigir un documental él mismo pero por ahora aprende del burocrático funcionamiento del mundo corporativo de la televisión británica. Al llegar al departamento que le regaló su padre, en el que antes solía compartir con Archie y Stear pero en el que ahora vivimos juntos, Grace, que ahora es nuestra ama de llaves, me recibe consternada sosteniendo el periódico del día en sus manos y a punto del llanto extiende su mano para dármelo.

—Grace, ¿Qué sucede?— le pregunto preocupada, ella no me dice nada solo me sigue detrás, camino hacia la barra de la cocina, extiendo ese periódico leyendo el titular ”Paul McCartney anuncia disco solista y su salida definitiva de The Beatles, el grupo se separa oficialmente” mi corazón empezó a latir aceleradamente y mis mejillas se encendieron y sólo empecé a llorar. Media hora después llegó Terry, ese día había salido temprano de trabajar y me encontró acostada y llorando a las 5:00 pm

—¿Pecas? Pero, ¿Qué diablos ha pasado?

— Oh Terry, lo peor, el fin del mundo— apenas y podía hablar, en cuanto lo ví empecé a llorar con fuerza renovada.

— ¿Tu abuela? ¿La nana? Por Dios Candy, ¿qué ha sucedido?

— Se han separado los Beatles

Ni siquiera me importó ver cómo el rostro de mi novio pasaba de una profunda preocupación a un gesto de incredulidad primero y después a enfado.

— Por Dios Pecas, casi me matas del susto, ahórrate tus lágrimas para mi funeral, tú ya sabías que esos mamones ególatras llevaban un buen rato sin reunirse.

— Se separaron, es el Apocalipsis Terry— seguí gimoteando hasta que él se sentó en la cama y me abrazó, yo puse mi cabeza apoyada en su hombro mientras él acariciaba mi cabello.

— Te lo dije desde que tuve la desgracia de ser camarógrafo hace un año de su película “Let it be”.

— Pero, pero, pero pensé que se iban a arreglar, realmente lo pensé.

— Hay cosas que no tienen remedio y son impostergables, pero al menos pudiste verlos dos veces en vivo gracias a tu guapo novio— él tomó mi rostro entre sus manos para depositar un beso mientras recordaba aquella maravillosa tarde, la segunda y última vez que los ví en vivo.

~~~*~~~

Un año atrás
Enero 1969
Londres

Acababa de llegar a mi departamento , Grace preparaba la comida y yo me deshacía de mi grueso abrigo, una boina y una bufanda, el frío de Londres ese día en particular estaba calando fuerte. El teléfono sonó, lo que me pareció extraño porque apenas era medio día, y al contestar pude constatar que era Terry con tono de urgencia y además con instrucciones muy extrañas: ir a la calle Savile Row en el número 3 y preguntar por Nancy la recepcionista que me estaría esperando, un asunto de urgencia según su voz desesperada, solo le dije a Grace que regresaría después a comer,  volví  a ponerme el abrigo, la bufanda y mi boina. Abordé un taxi y en menos de diez minutos me encontraba de frente a un edificio de 5 pisos, la fachada del primer piso era blanca y a partir del segundo piso estaba cubierto de ladrillos. Subí una pequeña escalera, toqué  la puerta y una sonriente mujer rubia y elegante de mediana edad me recibió y me preguntó a qué  piso me dirigía, yo nerviosamente respondí que buscaba a Nancy y que Terry Grandchester me había llamado, ella sonrió aún más.

— Así que eres la famosa Pecas, ven cariño, yo soy Nancy—Me mostró una pequeña puerta que conducía a las escaleras de servicio y me dijo—Debes subir hasta la azotea, lo verás ahí con todos los técnicos, apúrate que el espectáculo ya casi empieza — me guiñó un ojo

— ¿Espectáculo?

— Ya lo verás.

Empecé a subir las escaleras que parecían interminables, había mucha gente apurada subiendo y bajando. Por fin llegué a la azotea un poco sofocada por subir casi corriendo, el aire helado golpeó mis mejillas haciéndome estremecer, me quedé un momento parada buscando con la mirada a Terry entre tanta gente. Habían técnicos moviendo cosas parecidas a bocinas y cables, otros revisaban unos micrófonos y por fin pude ver a Terry, hablaba con dos camarógrafos y le decía a un tercero que se moviera más lejos supongo que para otro tipo de toma. Yo agité mi mano para hacerme visible, él llevaba su cabello largo alborotado por el helado viento y usaba pantalones negros y un abrigo corto del mismo color con un suéter debajo, todo se veía como un gran caos con instrumentos musicales listos para ser usados. Dijo unas palabras más a los camarógrafos pero sin dejar de verme y por fin caminó hacia mí.
Terry llevaba un mes trabajando en un proyecto ultra-secreto del que no me podía hablar por un agresivo contrato de confidencialidad que había firmado con un director de cine estadounidense que fue quien lo contrató. Él s
era asistente del director de fotografía y estuvo auxiliándole en las diferentes tomas, así como en cuestiones técnicas del equipo de cámaras y en la coordinación con camarógrafos.
Al fin llegó hasta donde yo estaba, parecía un niño pequeño a punto de hacer la mayor travesura de su vida, su sonrisa era brillante y feliz, sus ojos estaban chispeantes, ese mes casi no nos habíamos visto, en su cumpleaños solo pudimos cenar algo en mi departamento, sin fiesta ni nada, ese trabajo era una cosa muy importante para su carrera.

—Terry, ¿que pasa? Me has asustado mucho con tu urgencia de que viniera, pensé que te había pasado algo.

—Pecas, es una sorpresa, ya lo verás — volvió a sonreír — pero necesito que brinques a la azotea del siguiente edificio, dónde está esa gente— él me señaló con su dedo el lugar. —Está bien— respondí intrigada.

—una cosa más Pecas, si ves que llega la policía, huye y después nos vemos en tu casa.

—¿Policía? Pero, ¿porqué? Él ya no me escuchó, me dejó parada ahí y siguió dando instrucciones a los camarógrafos, yo caminé hacia el lugar que me había señalado y después él mismo se acomodó en otro lugar con una cámara de cine esperando por algo o alguien. 

El viento soplaba helado, entre toda la gente que se encontraba en esa azotea primero se hizo un gran silencio y después se escuchó un gran alboroto, escuché a una de las personas que estaban junto a mí decir algo así como “Sí, llevan dos semanas grabando y ensayando en este edificio para un nuevo disco y contrataron al director de cine Michael Lindsay-Hogg para hacer una película de sus ensayos en el estudio”
¿Quiénes serán? Había empezado a picarme la curiosidad.

El primero en aparecer fue Paul McCartney observando el horizonte mientras una ráfaga de viento londinense le alborotaba el oscuro cabello. Después lo hizo Ringo Starr, con una chaqueta de vinilo rojo, inspeccionó su batería mientras sostenía un cigarro entre los labios. George Harrison con una chaqueta de piel negra y unos pantalones de color verde limón, se colgó del hombro su guitarra y entonces llegó John Lennon, observó la extraña escena tras unas gafas redondas doradas: los amplificadores y los micrófonos, las cámaras de cine y los técnicos que deambularon por el tejado del edificio de su casa productora: la Apple. Apenas me había enterado  en dónde  me encontraba gracias a la plática de las personas que se encontraban junto a mí. John se frotó las manos para calentárselas mientras un joven director de cine dio unas caladas a un puro e intercambió unas palabras con Paul. Billy Preston, un músico invitado de los Beatles, probó las teclas del órgano eléctrico y George rasgó un conocido riff de Rithm and blues. La odiosa Yoko Ono, totalmente vestida de negro, solo observaba el entorno. Había bullicio e impaciencia, sonó una claqueta y entonces todo empezó: “Un, dos, tres, cuatro…”

Yo no podía creer que Terry durante un mes completo se hubiera podido esconder este secreto de mí, mis ojos estaban tan abiertos y mi corazón latía revolucionado, me tuve que controlar para no desmayarme ahí mismo. Estuve tan cerca de ellos, los cuatro se notaron cansados, pero la música que salieron de sus instrumentos y las canciones que entonaron sus voces fueron maravillosas, yo lloraba sin control por la emoción, por toda esa energía que se estaba generando, al voltear alrededor había mucha gente que había subido a las azoteas y la calle estaba abarrotada de curiosos, solo fueron cinco canciones, algunas las tocaron dos veces, a la mitad del concierto la policía había llegado también al techo y hablaban con gente de traje, supongo que algunos ejecutivos de la productora, pero los Beatles no se amedrentaban, seguían tocando. Yo por supuesto no hice caso del consejo de Terry de huir, quería ser encarcelada con mi grupo favorito.

Cuando por fin ellos sucumbieron a la presión policial y decidieron dar por terminada su actuación, Lennon resumió el espíritu de la sesión con una frase para la posteridad que jamás podré olvidar: “Quería darles las gracias en nombre de la banda y espero que hayamos pasado la audición”. Todos los presentes estallamos en risas, el grupo dejó sus instrumentos y se retiraron para entrar de nuevo al edificio.
Los técnicos comenzaron a moverse rápido para quitar todo el equipo, los espectadores se retiraron y yo salté a los brazos de mi novio en cuanto se separó de la cámara. Lo abracé y entre sollozos logré darle las gracias para después unir nuestros labios en un profundo beso, me despedí de él, y regresé a casa caminando en una nube de emoción.

Swinging LondonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora