Capítulo 3

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Twist and shout

Well, shake it up, baby, now...

Noviembre de 1963

Los fines de semana desde que tenemos 12 años solemos escapar del colegio, a pesar de que somos muy jóvenes hemos tratado de no hacer tantas locuras y cuando salimos casi siempre usamos nuestro sentido común y somos cuidadosos, pues aún somos menores de edad. A nuestros 17 años creo que hemos visitado todos los pubs de moda, restaurantes, cafeterías, parques, ferias, zoológicos y museos, nos consideramos eternos turistas aquí en Londres.

Hoy será la gran noche de la sorpresa para Candy, sólo le di la primicia de que se vistiera de gala y que tomaríamos un taxi afuera del colegio a las 7:00 p.m.

Son las 6:55 y la estoy esperando afuera de los dormitorios femeninos, la veo llegar y yo me quedo mudo, a pesar de que ha bajado un poco de peso se le ve absolutamente deslumbrante, la saludo con un beso en la mejilla y como todo un caballero le ofrezco mi brazo, caminamos hacia la salida y ya afuera del colegio, tomamos un taxi.

Nuestro recorrido dura casi 25 minutos cuando me percato de que ya casi llegamos a nuestro destino, es una bendición ver de nuevo su sonrisa expectante después de que ha pasado las últimas semanas deprimida y llorando, en momentos siento su cabeza recargada en mi hombro y llega hacia mí su delicioso perfume, oigo sus suspiros y la conozco de tal forma que sé que cuando suspira cierra sus ojos.

Yo traigo un smoking negro y ella lleva un hermoso vestido negro debajo de su finísimo abrigo, supongo que ambos sean regalos de su abuela Elroy.

Bajamos del taxi antes de llegar porque hay demasiada gente, la tomo de la mano para comenzar a correr, no puedo esperar para ver la expresión de su pecosa y linda cara, y por fin, estamos enfrente del Teatro Príncipe de Gales.

—Terry...

—Sí Pecas, dime...

—Conseguiste boletos...los conseguiste...— Su cara no tiene precio: asombro y alegría, casi puedo ver lagrimitas de felicidad en sus lindos ojos verdes—¿Cómo hiciste?

—Algo bueno tendría que salir de ostentar el apellido Grandchester, ¿Qué no?

Ella me observa con esa sonrisa que ya extrañaba, sin pensarlo me abraza con mucha emoción y me planta un beso muy breve en los labios, la verdad es que no lo vi venir, me quedé estupefacto.

—La Gala del Royal Command Performance ¡Voy a ver a los Beatles! ¡A los BEATLES!!! — gritaba y brincaba.

Otro abrazo, otro beso...Dios, yo les prohíbo a las mariposas de mi estómago hacerse presentes, mi cerebro recita "Solo somos amigos, los mejores amigos" pero mi estúpido corazón quiere gritar otra cosa.

—Lo malo es que estaremos junto a la realeza y personajes de rancio abolengo, creo que, en la parte más aburrida de los asientos, y espero que muy alejados de mis hermanos y de mi padre. Pecas, vendí mi alma al Duque de Grandchester por estos boletos, y sabes que no soy muy fanático de los Beatles.

—¡Oh Terry!!! ¡Te compensaré por esto! Piensa en algo que puedas obtener de mí, lo que tú quieras —ella sonríe y yo me pierdo en sus ojos soñadores, Candy, Candy, Candy... tan inocente...por supuesto que te haré pagar...

Antes que mi corazón o cerebro reaccionaran, las méndigas hormonas traicioneras ya brincaban de júbilo gritando y agitando sus brazos, venían a mí los pensamientos más libertinos y lujuriosos que nunca, NUNCA antes tuve con nadie, "es mi amiga, es mi mejor amiga" trataba de convencerme sin mucho éxito.

Swinging LondonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora