Hey, Mr. Tambourine Man, play a song for me
In the jingle jangle morning I’ll come following you
Take me on a trip upon your magic swirling ship
My senses have been stripped
Última semana de mayo 1965Mi amigo Michael y yo caminamos cansados y somnolientos hacia la salida del hospital, ha sido uno de esos días intensos con clases teóricas pero la mayor parte del día han sido clases en el hospital.
Él se ha ofrecido a acompañarme a casa, aunque realmente no lo necesito, vivo cerca y papá me regaló una Vespa roja hace tres semanas en mi cumpleaños con una obvia y ruidosa protesta de Nana Pony. Casi estamos a finales de mayo y el aire de la noche, aunque es fresco, me da oportunidad de no necesitar suéter. Al seguir caminando hacia el estacionamiento, Michael vuelve a insistir en acompañarme, pero para un necio: otra más necia. Vuelvo a negarme y más al percatarme de que junto a mi Vespa está un muchacho alto con el rostro igual o más cansado que el mío que me sonríe emocionado por volver a verme.
Olvidándome completamente de mi amigo, corro para abrazar a ese galán de gesto desenfadado vestido de pantalón sastre negro y una camisa blanca sin corbata y desabrochada que me permite enterrar mi rostro en ese pequeño hueco de piel y sentirlo tibio y con el aroma de un perfume nuevo que seguramente le regaló su madre.
—¡Terry! ¿Porqué no me dijiste que hoy regresabas? —lo miré extasiada mientras nos abrazábamos
—¿Y no darte esta sorpresa? Sus ojos brillaban felices
Él desvió sus ojos hacia Michael lanzando una advertencia silenciosa—Michael…
—Terrence…
Dios… Terry no era del tipo macho controlador, pero con mi amigo Michael solo faltaba que ambos sacaran su pene y compitiera por ver quién lo tenía más grande.
—Gracias por acompañarme Michael, pero Terry me llevará a casa.
—Nos vemos mañana Candy, descansa.
—Gracias, tú también.
Ambos sólo se ignoraron, Michael se alejaba y Terry me tomaba entre sus brazos para besarme. Sus labios tibios acariciando los míos y su lengua entrando en mi boca para tomarme completa con un solo beso: largo, húmedo y sensual, hizo que mis bragas se mojaran de inmediato.
Terry rompió el beso para tomarme de la mano y montarnos en mi vespa, sólo él puede conducirla cuando no lo hago yo.
El camino fue muy corto en medio de risas y provocaciones.
— Si vuelves a intentar meter tu mano dentro de mi pantalón vas a lograr que nos estrellemos— Terry me reclamaba un poco antes de llegar a mi edificio.
— Te extrañé, no puedes culparme— yo sentada en la parte posterior me frotaba contra él tanto como mis pantalones y mi blusa me lo permitían—¿Te quedarás conmigo? — le pregunté mientras él estacionaba mi Vespa.
— Tengo tres semanas sin sentir tu cuerpo desnudo— él volvía a besarme, pero ahora con desespero y con la privacidad del estacionamiento de mi edificio, tomándome del trasero y haciéndome sentir su palpitante erección.
— Vamos a casa— lo tomé de la mano y llegamos al departamento en el menor tiempo posible.
Nuestra ropa quedó regada por todo mi cuarto. Besos, caricias y él entrando en mí desesperado, lujurioso, tan intenso como cuando dejamos de vernos por muchos días.
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Swinging London
FanfictionNo hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay FRANÇOIS DE LA ROCHEFOUCAULD Candy y Terry son los típicos adolescentes rebeldes. Él es el hijo ilegítimo de un noble inglés con una actriz americana...