Capítulo dieciocho.

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Narra Austin.

-Hola, Tino -Escucho a Clary decir. Decido ir a darme un baño para poder soportar el calor lo que resta de viaje. A pesar de que lo único que quiero es ver a Clary y hablar con ella, me contengo. Debo mantener la cabeza fría.

Me cambio de ropa en el baño, aunque opto por quitarme la camiseta. Al llegar frente a Tino, le escucho hablar con la pelinegra.

-Déjame hablar con ella -Susurro.

Tino me mira por unos segundos, asintiendo con la cabeza levemente, haciendo un movimiento casi nulo.

-¿Qué hacen de bueno? -Pregunta Valentino, buscando algo que mirar menos a ella. Toma un sorbo de su Monster junto al portátil, mientras levanta la mirada, medio nervioso.

-Solo te fuiste hace poco, Tino -Dice Clary. Muevo las manos, impaciente, para llamar su atención. Cuando logra verme, su nerviosismo aumenta. Debo enseñarle a mentir, creo.

-Sí, eh... Espera, iré al baño -Tino se levanta rápidamente, aunque con movimientos torpes, caminando hasta llegar a mi lado.

-¿Qué fue eso? -Pregunto, regañandolo.

-Tú me conoces, Austin -Dice Tino, apuntandome con el dedo, mientras con la otra mano limpia el sudor de su frente- Mentir no es lo mío.

-Debo enseñarte, enserio...

-Sólo habla con ella -Me empuja hacia la mesa, dejandome a una corta distancia. Con los nervios a flor de piel, me deslizo en el sofá. Bajo la pantalla unos centímetros, dejándola apuntando hacia mi torso.

-¿A-Austin? -Pregunta. Levanto la pantalla, quedando con una vista perfecta de su rostro. La observo lentamente, deteniendome en lugares que siempre me han gustado. Sus ojos, igual de grandes e intesos. La misma mirada perdida, confundida. Noto lo tensa que está con mi presencia, también cómo abre y cierra la boca, intentando decir algo. Se hace una coleta, dejando más de unos mechones desordenados. Sus facciones me encantan. Y su boca... Oh Dios! Aún recuerdo lo adictivos que llegan a ser sus besos.

-Hola, Clary -La miro, mientras sonrío feliz de verla otra vez. Noto como vuelve a tensarse, conteniendo la respiración de los puros nervios. Pensar que aún tengo ese efecto en ella, solo al oír mi voz, me hace ensanchar mi sonrisa- Respira, nena.

Escucho cómo suelta el aire retenido, fulminándome con la mirada. Odio cuando lo hace, aunque más que odio es miedo. Nunca entiendo ni sé qué es lo que pasa por su mente. Según las películas que he visto, los asesinos seriales planean todo meticulosamente, sin que sus victimas ni nadie lo sepa. Jodidos psicópatas.

-No me mates, juro que lo había olvidado -Levanto las manos, reteniendo una carcajada. Y puedo lograr que su ceño se frunza más, y que sus hombros se relajen.

-A veces me sorprendes, Austin -Dice, haciendo una mueca. Busco algo con lo que entretenerme, encontrándome con un vaso de agua que poco a poco acerco a mi.

-Y tú a mi, Clary -Tomo un sorbo de agua, mientras la observo. Esto puede resultar perturbador, pero lo hacíamos seguido. Observarnos el uno al otro.

-¿Vas a dejar de mirarme y decir algo? -Espeta, cruzándose de brazos como una cría.

-Algo - La escucho gruñir, y mi sonrisa se borra al instante. Hace el amago de levantarse, pero intento detenerla, a toda costa. Si no lo hago, estará más furiosa conmigo, lo que significa no hablarse en meses. Y no puedo tenerla por más tiempo lejos ahora que la he encontrado.  -Está bien, está bien -Grito, luchando para que vuelva a sentarse.

-¿Está bien qué? -Se cruza de brazos, levantando una ceja. Saco mi labio inferior, y poniendo mi mejor cara de cachorro.

-Perdóname -Digo, evitando contacto visual. Tiene que funcionar...

The DepthsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora