Capítulo once. (Maratón 2/?)

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Narra Austin

Abro los ojos lentamente, molesto por el sol que llega a mi cara de golpe. Intento levantarme, pero un fuerte dolor de cabeza me hace tirarme nuevamente hacia el sofá. Puta resaca.

Cuando ya estoy bien, camino hacia la ducha para poder meterme bajo el agua helada.

-¡Buenos días, Austin! -Dice Aaron y los oídos me retumban con su estúpida voz.

-¡No grites, joder! -Toco mi frente y suelto un gruñido al escuchar a Phil reír. Sin importarme las burlas, troto hacia las putas duchas. Cuando ya tengo el seguro puesto, me meto bajo el agua helada. Me quedo ahí unos diez minutos, intentando recordar aunque sea algo de la noche anterior, pero nada. Ni un puto momento.

Envuelvo la toalla alrededor de mi cintura y cuando estoy por salir, noto algo rosa en una esquina. Curioso, me agacho, tomando lo que parece ser una tela de encaje. Al tenerla en mis manos, me sorprendo. ¿Qué hace un jodido brasier en nuestra ducha? Yo nunca traigo a las chicas al autobus, ninguno lo hace. Es una puta regla y alguien la ha incumplido.

Enojado, camino con el brasier hacia donde los chicos desayunan.

-Uuuh, Austin! -Dice Alan, con las manos en sus mejillas- Me sonrojas estando así.

Todos ríen, menos yo.

-Sonríe, Carlile -Me anima Tino- ¿Tuviste mala noche?

Más risas.

-¿Quién mierda ha follado en el autobus?  -Pregunto alzando el brasier y con el ceño fruncido, investigando quién miente. Alan levanta la mano y yo me sorprendo. Él junto a Aaron, son de quienes menos me lo espero -¿De quién es? -Gruño.

-Uh, es de... Clary -Susurra. La ira empieza a subirse a mi cabeza hasta nublar mi vista ¿Alan y Clary? ¿ Clary? -Pero no te asustes. No me he acostado con ella, sólo me pidió bañarse aquí por no se qué cosa que le pasó en sus duchas.

Mi cuerpo se relaja enseguida. Por un momento pensé que él y Clary... Dios! No lo habría soportado. ¿Pero que mierda? Los celos me dominan hasta hacerme pensar irracionalmente.

Sin decir nada, voy hacia mi maleta en busca de ropa. Unos vaqueros negros y mi remera favorita de Slipknot. Mis converse y listo. Guardo el brasier en mi bolso. Aunque suene psicópata, desde ahora sería mi amuleto. Clary lo es.

Voy hacia la cocina y me sirvo cereal con leche. Llevo una silla hacia fuera del autobus y me siento a mirar todo mientras como.

-A las tres tocamos en el escenario principal, Carlile -Dice Tino, asomandose por la puerta para luego volver a entrar.

Eso sería sencillo. Un par de canciones y algunas palabras para el público y listo. Tocaríamos dos veces por mes en San Diego. Treinta y nueve jodidas ciudades en tres meses. Y yo ya estaba cansado.

Por mi mente pasó Clary. ¿Cómo haría para verla estando tan lejos? Ahora que la había vuelto a encontrar, no la dejaría ir.

Vale, necesitaba relajarme. El que ella aparezca justo cuando todo se venía abajo otra vez es bueno, supongo. Pero debo calcular todo. Siempre arruino lo que quiero por estúpido y ahora no debía ocurrir.

Las horas siguientes pasaron rápido y ya estabamos caminando hacia el escenario. Los nervios comenzaban a bajarme al escucharlos corear nuestros nombres. Podía decir que era sencillo ¿Pero a quién engaño? Nunca es sencillo. El miedo al rechazo, al disgusto y en especial, al olvido. Una banda famosa siempre tiene ese miedo en su mente.

Un hombre de baja estatura, barba, remera negra y audífonos aislantes de sonido se acercó a nosotros. Era el sonidista.

-Está todo listo -Y rápidamente se fue. Kevin, nuestro manager que estuvo todo este tiempo hablando por celular, se acerca para darnos indicaciones.

The DepthsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora