1805
- Tranquilo... - susurró Olivia con los oídos aturdidos una vez que los gritos de Bill se paseaban por cada pasillo y ventana del palacio - Ya casi termino - era de esperarse que el joven reaccionara así, puesto que lo primero que vio al despertar fue a su madre colocando el nuevo sustituto de su brazo cuando el de madera ya había cedido su puesto a su sustituto aurífero, la bruja lo convirtió en cenizas momentos antes. Ahora solo restaban un par de ajustes, aun así, Olivia se preocupó inmediatamente cuando vio que su mirada estaba cubierta en terror, como si sus ojos estuvieran en medio de una cruda matanza, el sudor cubría los lados de sus mejillas y se veía enrojecido, estaba aterrado. En seguida sospechó - Auden, ¿Tuviste una pesadilla? ¿Es muy doloroso? - bombardeó, pero de pronto, el joven que se enrollaba entre montones de sábanas doradas palideció, casi a punto de desmayarse, sus ojos sangraban en forma de ojeras, peores de lo habitual. La cabecera que tenía un montón de figuras floreadas, modeladas y barnizadas en la madera, sostenía a su huésped con pesar. Bill le suplicó que desplazara las cortinas de las inmensas ventanas de su habitación para que entrara la mayor cantidad de luz posible, sobre todo porque deseaba calmarse con el sonido de las hojas de los árboles del páramo danzar entre sí - Ya está listo - se apresuró debido a la previa y temible reacción al dolor que el brazo ausente le causaba a su hijo, pese a todo, sabía que no se trataba de eso, reconocía que si le preguntaba que había soñado justo después de despertarse, se sentiría usado. Olivia todavía tenía la esperanza de que Bill pensara que el sueño que le sugirió fue para su bien y no para tener una visión más allá del conocimiento físico que contemplaban en aquél momento sobre su adversario sin nombre, esperaría al menos un par de días.
Una vez que él recuperó el aliento, levantó su brazo para observar con detenida admiración el trabajo del cual su madre estaba orgullosa, no podía ocultar su sonrisa debajo de la capa de lástima que siempre la apañaba cuando veía la apariencia eternamente enferma y palidecida de su hijo. Más que un brazo, parecía la armadura de un milenario caballero, hecho de oro encantado y gemas pequeñitas que se expandían diversas en algunos pares que resaltaban con el brillo cegador del metal. Cada una de las articulaciones se cortaban como huesos, dándole una increíble movilidad y fuerza infalible a su nueva compañera, misma que al hacer la presión acertada, podía desplazar cinco garras retráctiles que duplicaban el largo de sus dedos. Después de probar aquella alternativa función y regresar a la normalidad, comparó una mano con la otra, viendo que las proporciones eran exactas a las de su mano izquierda. Cualquier cazador que se le pusiera en frente le daría un trágico adiós a su cuello. Un suspiro y una risa de alivio lo tumbaron nuevamente a la cama, interrumpiendo su pequeño gusto cuando una punzada de dolor lo hacía arder, aguantó el grito, sin embargo los bordes del resto de su brazo seguían enrojecidos e inflamados
- Morgan y Wyatt están en la cocina, tal vez quieras ir a desayunar con ellos, necesitas beber algo - sugirió Olivia.
- ¿Dónde esta Elinor? - fue lo primero que dijo tras despertar minutos antes en medio de una maniobra tormentosa por la manos de Olivia. El sueño en su cabeza lo seguía reteniendo entre la seda de la cama, echó un vistazo a su alrededor y no recordaba desde cuando había tanto desorden en su habitación, las repisas de roble estaban de cabeza y sabía que la culpable fue mamá. No dejaba de verse preocupado, parece que Olivia preguntaría sobre lo que soñó mucho antes de lo pensado, de la misma manera en la que se apresuro para regresar. Aunque su plan era esperar hasta después del baile.
- Se fue a casa, yo iré por preparativos para el baile, solo faltan algunas cosas, el circo de pulgas está en camino, ¿Quieres acompañarme? - "¿Es una broma? ¡Mírame!" respondió la voz en la cabeza de Blake. En seguida se repuso y se levantó ansiolítico como de costumbre, Olivia solo quería animarlo.
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𝙴́𝚃𝙴𝚁
FantasíaLas puertas grisáceas se abren y las sombras en las alfombras carmesí te atan a un destino que no conoces. Donde el tiempo tarda en ajustarse a lo conocido pero ordena todo lo qué pasa, dentro y fuera del paralelo. Un mundo en el que el pasado es la...