1828
⁃ ¡¿Qué pasó?!, ¿está todo bien? ⁃ dijo Natalia preocupada al brujo barbudo frente a ella que asentaba al chico en el sofá al lado de la entrada mágica que atrajo hasta allá. Ethan no solo se veía cansado y con ojeras, parecidas a las de su padre. Sino que parecía resentido, tal vez no podía creerse que sin la guía de su abuela pudiera haberse equivocado. Fue como aquella vez que por su culpa interrogaron a su abuela durante horas cuando su pequeño nieto había transformado a un par de ciervos en conejos. Esa misma expresión.
⁃ ¡Ethan! ⁃ gritó Stephan mientras corría hacia ellos, se torció algo el pie al moverse, Stephan iba tras de ella y al notarlo la sostenía por encima de ella. Stephan recordaba como su hermana mayor lo hacía cuando él enfermaba y lo recostaba para traerle lo necesario. Su madre adoptiva murió al poco tiempo por una horda de cazadores que la asesinó; sin embargo, ambos pequeños se las arreglaron para salir adelante tras la decadencia continua. Fueron ayudados por una vieja bruja de los montes, aunque recordaban con algo de rencor como hizo distinciones claras ente Natalia y Stephan debido a uno de ellos ser una criatura, algunas brujas aún preservaban el sentimiento de desconfianza incriminatoria, haciéndolo peor pues la mayoría de esas reconocía al instante la naturaleza de los individuos, aunque dejaron al lado las protestas al ser quien les llevaba de comer hasta que consideró que deberían independizarse.
⁃ ¡¿Qué pasó?!, ¿está todo bien? ⁃ dijo Natalia preocupada al brujo barbudo frente a ella que acababa de traer desde un portal a Ethan hasta ellos. El hombre repensaba sus respuestas con sabia plenitud mientras revisaba el estado débil que se recuperaba de aquel joven.
⁃ ¡Ethan! ⁃ gritó Stephan mientras se acercaba al hombre, lo miró en búsqueda de respuestas, ambos hermanos se encontraban bondadosamente preocupados por el chico que antes le había salvado la vida a uno de ellos en un tren. No era interés, sino una lección que aprendieron firmemente de su madre, quien les enseño como un valor que siempre debían ayudar como pudieran a los demás, cosa que cada uno desarrolló de forma independiente, pues Natalia veía el logro de una noble acción, cercana a un recompensa o incluso una deuda. En cambio Stephan fue más limpio, viendo primero que nada el bien común de todas las partes. Antes de decir otra palabra fue interrumpido.
⁃ Él necesita alimentarse ya, denle algo y un lugar para descansar ⁃ Estaba por retirarse tras aclararse determinadamente de nuevo por el portal, pero entre su propia forma, un eco interrumpió su serena forma.
⁃ Espere... ¿Usted conoció a Aroha? ⁃ dijo Ethan mirándolo con sus ojos que irradiaban en un tono miel dorado, vibraban entre ámbar que se retorcía como curvas entre sí.
⁃ Aquella que viajó contigo, qué ahora está en todos lados, es mi hija. ⁃ fueron las últimas palabras del hombre que se retiró del lugar para volver de donde vino con una sombra con rumbo firme que deliraba entre lo conocido y los muchos pensamientos que pudo reservarse. Aquel hombre estuvo condenado a huir tras la captura del resto de la gran tribu y su masacre; Así es como quedó de costumbre el evitar cualquier contacto a menos que se tratara de su trabajo y no detectara alguna conducta extraña salir de sus clientes. Sin embargo era obvio que el trato de Ethan fue especialmente relacionado con la unión espiritual que cargaban. Stephan puso a Ethan en uno de los sillones tras todos admirar como se cerraba energéticamente el portal que daba vueltas alumbrado en medio de la ahora o tan cotidiana sala de los Meiwes. Natalia sacó un enorme cuchillo de los cajones y desgarró su propio brazo izquierdo al no tener otra opción, cosa que hizo de forma casi instantánea al recuperar el propio sentido de la lógica, ya no tenían carne fresca a la mano y mucho menos una jarra con sangre o cualquier residuo visceral para que al pudiera pararse. Y así, dejando el trabajo más fácil para aquel hombre débil. La nubes de afuera comenzaban a despejarse pero un aire frío entraba desde las polvosas orillas de las largas ventanas que dejaban entrar la luz natural del resto del día.
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𝙴́𝚃𝙴𝚁
FantasiaLas puertas grisáceas se abren y las sombras en las alfombras carmesí te atan a un destino que no conoces. Donde el tiempo tarda en ajustarse a lo conocido pero ordena todo lo qué pasa, dentro y fuera del paralelo. Un mundo en el que el pasado es la...